Def Leppard desde adentro Miércoles, 09 de Marzo de 2016 Phil Collen, como tantos otros ingleses, cambió para siempre después de ver a David Bowie en "Top of the Pops", legendario programa musical de TV, volándole la cabeza a una generación completa de la mano de Starman . Corría 1972 y pocos meses después, durante la gira de "Machine Head", Deep Purple tocó en el Brixton Academy. Fue el primer concierto al que Collen asistió en su vida. Deslumbrado, el futuro guitarrista de Def Leppard decidió convertirse en músico esa noche, mientras Ritchie Blackmore azotaba su Fender contra el piso en el bis, Lucille . Con apenas 14 años de edad, intuyó cuál sería su destino y acertó.Aquel momento, el primer indicio de una carrera que ya supera las cuatro décadas, quedó inmmortalizado en el archifamoso "Made in Japan". La imagen usada en la contratapa del disco no corresponde a Japón, sino al show de Londres presenciado por Collen, totalmente visible en la foto. Pronto sería el turno de vivir en carne propia la experiencia Bowie, en 1973, con el repertorio de "Aladdin Sane". Aunque embelesado ante Ziggy Stardust en persona, Collen se vio más atraído por la figura del guitarrista Mick Ronson, el único de los Spiders from Mars capaz de opacar sobre el escenario al andrógino cantante.Adelantemos algunos años. Phil Collen está en pleno ascenso con Girl, su banda anterior a Def Leppard, presentándose en el mítico London Marquee, el club donde los Rolling Stones dieron su primer concierto. En el público, un tipo no deja de mirar lascivamente a su novia, Liz. Piensan increparlo, pero se dan cuenta de que es Ritchie Blackmore, así que terminan invitándolo a subirse para tocar Born to Be Wild de Steppenwolf usando la Fender negra que luego sería clave en el sonido de "Hysteria".Anécdotas de similar tenor, en las que el protagonista termina relacionándose de tú a tú con sus ídolos de juventud, componen gran parte de la biografía de Collen, "Adrenalized". Ya en Def Leppard, como parte del cartel del Freddie Mercury Tribute Concert, el guitarrista, acompañado de su compañero Joe Elliott, acaba compartiendo tarima con David Bowie y Mick Ronson en una recreación de All the Young Dudes . La forma en que el libro, coescrito por el periodista Chris Epting, aborda ese tipo de episodios no resulta jactanciosa, sino más bien ilustrativa de los frutos del trabajo duro. Desde la primera página, Collen nos recuerda su origen proletario y la austeridad que le inculcaron sus padres, afectados directamente por las privaciones de la Segunda Guerra.Sucede que "Adrenalized" es, entre otras cosas, un relato acerca del ascenso socioeconómico. Cuenta cómo alguien pasa de crecer en el Londres más humilde a convertirse en exiliado fiscal debido a los altísimos ingresos que percibe. En ese sentido, funciona casi como un texto de autoayuda, una lectura inspiradora cortesía de un tipo que ha superado numerosos obstáculos una y otra vez. No hablamos sólo de romper el círculo de la clase trabajadora, a la que estaba prácticamente destinado a pertenecer como un obrero más, igual que su padre. También nos referimos a la perseverancia, llámese ética laboral cuando se trata de abordar el oficio de la música o resiliencia a la hora de sobrellevar tragedias personales, que ha caracterizado su trayectoria. Ese es el pilar en el que se apoya un éxito que escapa de los parámetros clásicos como sonar en todas las radios, llenar estadios, vender millones de discos, forrarse en dólares y tener cientos de groupies.Phil Collen es un triunfador por el mero hecho de seguir todavía en pie, poniéndole el pecho a las balas, después de sobrevivir problemas que hubiesen demolido la moral de gente con menos temple. Sí, hablamos de una estrella de rock que ha conocido las comodidades de una vida de ultralujo, pero nunca debe ser olvidado que, dentro del gran libro del rock, la biografía de Def Leppard es una historia de superación. De hecho, así fue narrada la única vez que el grupo apareció en la portada de Rolling Stone. Es el enfoque inevitable si consideramos dramas humanos como la muerte del guitarrista Steve Clark (compinche de Collen, con el que formaba una dupla apodada Los Gemelos del Terror) o el accidente automovilístico que le costó un brazo al baterista Rick Allen (otro caso ilustre de constancia), y problemas artísticos como el desprecio de la prensa en su Inglaterra natal o el desinterés por la propuesta de la banda durante la era grunge. Prevalece la impresión de que Collen es un tipo liviano de sangre que siempre mira el vaso medio lleno. Cuando habla sobre el infortunio de Allen, busca subrayar su espíritu de lucha contra la adversidad y la suerte que tuvo al ser encontrado por un policía y una enfermera que andaban en el lugar, e incluso destaca que ambos rescatistas se conocieron en ese momento y terminaron casándose.En las últimas páginas, hay una suerte de epílogo que no guarda relación con el resto de la historia. Son las reflexiones personales del guitarrista, que explica su inclusión diciendo voy a terminar este libro con una nota sobre quién soy y con qué sintonizo como persona, al contrario de la percepción de quién soy como un músico de rock. A partir de ahí, se va por la tangente filosofando. Queda para los más fans interesarse por sus opiniones sobre lo humano y lo divino.Lo más entretenido de Adrenalized son las anécdotas; no necesariamente las más escandalosas, que Collen recomienda googlear porque advierte que no ahondará en ellas, sino las que surgen durante el largo trayecto de un rockero de oficio que ha estado en muchos lugares. Que ha compartido escenario tanto con Bruce Dickinson, que se subió a cantar Whole Lotta Love de Led Zeppelin en un concierto de Girl, como con Taylor Swift, que era fan de Def Leppard y los invitó a compartir una sesión televisiva. Que estuvo a punto de ser invitado a sumarse a Iron Maiden, considerado por su amigo Paul Di Anno para reemplazar a Dennis Stratton, un puesto que al final le arrebató Adrian Smith, quien a su vez fue uno de los nombres que Def Leppard barajó para tapar el vacío dejado por Steve Clark. Que terminó armando un grupo, Manraze, con el batero de sus adorados Sex Pistols, Paul Cook. Que alguna vez estuvo cerca de hacer lo mismo con integrantes de Duran Duran. Que recibió como consejo de Mick Jagger nunca prestarle atención a lo que dijera la prensa. Que fue sacado de un teatro dentro de un contenedor de ropa sucia empujado por nada más y nada menos que un Robert Plant usando disfraz para que nadie lo identificara. Que no dejó de sentirse un fan de Kiss ni siquiera cuando pudo salir de gira con ellos.Más que la relación de Collen con los músicos, atrae su relación con la música en sí. Aunque los hombros de Def Leppard cargan el peso de las caricaturas sobre los ochenta, como esa horrible película llamada Rock of Ages por ejemplo, y pese a que el grupo se define desde sus inicios como una cruza de Queen con AC/DC, su estilo ha mantenido un diálogo con cada época que les ha tocado vivir. Después de que Thriller de Michael Jackson, el disco más vendido de todos los tiempos, le negara el número uno a Pyromania, se propusieron, motivados por el productor Mutt Lange, lanzar la versión rockera de Thriller y así fue cómo nació Hysteria. El single que catapultó ese álbum al estatus de multiventas fue Pour Some Sugar on Me , favorita de las strippers de la época, espontáneas responsables de llamar a las radios y pedir que la tocaran hasta encumbrarla en las listas, como cuenta la leyenda, pero el detalle realmente llamativo es que la influencia número uno del tema era el rap de Run-D.M.C., Grandmaster Flash y Public Enemy. A la vez, la banda buscaba resonar con el ethos del punk con voces que parecieran gritos cantados.Su capacidad de reaccionar a fenómenos externos se vio mermada en Adrenalized de 1992, que sonaba obsoleto desde un principio dado el ambiente de la época, en el que reinaba el grunge, pero aun así algo de su sonoridad dejó huellas en Slang de 1996, donde Collen reconoce el impacto de haberle prestado atención a Soundgarden y Stone Temple Pilots. Algo que lamenta de esa década es que el sentido del espectáculo que Def Leppard (y el glam en general) tenían en sus conciertos era mirado a huevo por los cultores de la estética Seattle, desprecio que terminó aniquilando la aparatosa infraestructura con la que el grupo salía de gira, así que no es de extrañar que despidiera el siglo veinte celebrando el advenimiento de las boybands, poseedoras de una sensibilidad parecida a la hora de encarar a una audiencia.Por sus intentos, exitosos o no, de adaptarse a los tiempos y sortearlos a como dé lugar, Collen y Def Leppard merecen reconocimiento transversal de parte de cualquiera de sus colegas. Hablamos de un grupo que concebía su propuesta diciendo lo nuestro es Star Wars para las orejas para explicar la naturaleza fantasiosa de su música y la apatía política de sus letras, y que años después terminó escribiendo una canción, Paper Sun del disco Euphoria de 1999, sobre el atentado de Omagh en Irlanda del Norte. Así han ido cambiando de piel constantemente. Acomodadizos, dirán los cínicos. Dúctiles, diremos nosotros. Su gimnástica flexibilidad es para sacarse el sombrero.Adrés PanesEncuentra este contenido en nuestra revista. Tags # Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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