Fulano: La creación de un nuevo lenguaje para la música chilena A 35 años de su primer casete Miércoles, 19 de Octubre de 2022 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis229, julio de 2022) Con la aparición de su primer álbum, Fulano inscribe en la historia de la música nacional una nueva estética sonora, completamente inédita y desprejuiciada para la época. Desde una pista de completa independencia, emerge como una manifestación intelectual en respuesta a la dictadura, que a pesar de lo experimental, ruidosa y de la catarsis de sus presentaciones en vivo, pasó desapercibida por los entes de la opresión. A 35 años de su lanzamiento, revisamos el importante aporte de esta emblemática y única agrupación nacional. Por Ilse Farías Un fulano es un tipo cualquiera, una persona indeterminada, anónima, que está siempre fuera del margen y contexto. El nombre, propuesto por Jaime Vivanco, representa un perfil que define acertadamente el carácter alrededor de la estética de la banda: una música inclasificable, alejada del mainstream y lo popular en el Chile dictatorial. Musicalmente se sitúan en línea directa con el rock, por su espíritu libertario y potencia sonora, así como también con la música de vanguardia: incursionando en la experimentación y en formas musicales amplias y desprejuiciadas. En su sonido también se identifican elementos del jazz en cuanto a su improvisación, pero sale de todos los márgenes al incorporar letra, que en el caso de los primeros años, desde lo absurdo e irónico, representa una crítica a la sociedad y política de la época. Los orígenes de la banda se dan dentro de la agrupación Santiago del Nuevo Extremo –punta de lanza de lo que llamó el Canto Nuevo–, cuando en en su formación, entre los años 1983-84, se reúnen los músicos Jorge Campos, Cristián Crisosto y Willy Valenzuela, quienes después de los ensayos del grupo, se quedaban en extensas sesiones de improvisación, a las que posteriormente se sumaron Jaime Vivanco, Arlette Jequier y Jaime Vásquez, dando vida a Fulano entre finales del 84 e inicios del 85. En este período, el sexteto comenzó a cocinar lo que sería su potente impronta sonora, debutando en vivo en 1986 y grabando, bajo el alero del sello Alerce, su primer disco al año siguiente. Este casete homónimo fue registrado en los estudios Filmocentro, entre los meses de abril y mayo de 1987, de la mano del ingeniero en sonido Jaime de Aguirre, y mezclado y masterizado por Eduardo Vergara. Una vez lanzado, se convirtió inesperadamente en éxito de ventas, rompiendo todos los esquemas al destacarse por sobre la música de carácter más comercial y popular. En enero de 1988, la banda se presenta por primera vez en la televisión, en el programa Especialmente conducido por Andrea Tessa, donde tocan ‘El calcetín perseguido’, en una pulcra e intensa ejecución, completamente extraña para la conservadora TV de la época, pero que da luces del interés generado por esta nueva propuesta. La creación musical y sonora creada por Fulano significó todo un hito para una comunidad de melómanos interesados por la música de vanguardia, así, incluso antes de que la banda debutara en vivo, comenzó a ocurrir un fenómeno que explica en parte el éxito del casete. En este punto, Crisosto comenta que «como que se corrió la ola. Nosotros estuvimos como un año ensayando antes de tocar y de repente abrías la puerta de la sala de ensayo y habían como cinco gallos parados afuera, haciéndose los locos y escuchando lo que estábamos haciendo. Pero fue bien especial el recibimiento, porque una de las cosas que nosotros no hicimos nunca fue planear gustar o hacer una música que fuera comercial o que le gustara a la gente». En el mismo punto Campos agrega que «antes que tocáramos en vivo, a nuestros ensayos venía mucha gente, principalmente músicos, y se llenaba nuestra sala con gente conocida y desconocida que iba a escucharnos en el proceso, así se fue generando una especie de rumor urbano. Entonces, cuando comenzamos a tocar en salas y lugares, ya teníamos algunos seguidores, los que fueron creciendo de concierto a concierto». Sonidos subversivos Si bien en estos primeros años no existe una preocupación por desarrollar letras, la agrupación forjó una forma propia de crítica y resistencia cultural a la represión, mediante la creación de este sonido experimental y de alta intensidad. Los pocos textos que están en este primer trabajo se basan en lo irracional y la burla, esto sumado a las disonancias, ritmos irregulares, gritos, exclamaciones y más, forman una catarsis sonora, que representa un gesto de provocación y ruptura ante lo instituido. Esta línea, los llevó a desmarcarse del formato de canción protesta/poética de sus colegas contemporáneos del Canto Nuevo. Pese a lo anterior, en este disco uno de sus títulos hace alusión directa a la dictadura y a la promesa de un plebiscito y utilizando una frase de Pinochet como una forma de agitación: “1989 (O esto no es bueno ni malo, sino muy por el contrario)’. En el documental “La Farsa Continúa” (2013) de Pablo Hermanns, Arlette Jequier señala qué «Fulano es un espacio de reflexión, de poner acento en lo que no se dice, como las verdades a gritos, pero que no se hablan, decir justo lo que les molesta. Cambiar los ritmos trescientas mil veces, porque no te tienes que acomodar, una de las cosas peligrosas es quedarse dormido, y la música y el arte eso es lo que es, algo que remueve, moviliza y altera y en ese sentido nosotros siempre hemos sido profundamente molestosos». Eclecticismo antihegemónico Desde su aparición y hasta el día de hoy, Fulano llama la atención por su sonido inigualable y característico. En lo más básico, este se da primero producto de la mixtura de los timbres dados por formación instrumental, pero es la mezcla de toda la experimentación sonora y la práctica de la improvisación, nutrida de las amplias influencias musicales derivadas de las audiciones melómanas de sus integrantes, lo que dio pie al nacimiento de un sonido nuevo y particular. En cuanto a la definición del sonido del sexteto, en la tesis “Fulano y su búnker sónico: un espacio de resistencia musical en Santiago de Chile en tiempos de dictadura”, su autor, Víctor Navarro Pinto, señala que la primera etiqueta que Fulano recibió por su música fue acuñada por el escritor Fabio Salas para una nota de la revista Cauce del año 1987, usando el término “eclecticismo” para definir la mezcla de los distintos elementos musicales que el grupo plasmaba. Después, en 19 89, el musicólogo Juan Pablo González redirigió el término, derivando a “eclecticismo antihegemónico”, señalando que la creación de la banda, influenciada por lo que sería el “sentido común” impuesto por Estados Unidos, es tomado y utilizado de forma única e independiente, para devolverlo como un movimiento de crítica a lo establecido. En este punto Cristián Crisosto nos señala que «el concepto que mejor nos define es el de eclecticismo antihegemónico, porque teníamos la gracia de que éramos muy distintos unos de otros y, sin embargo, en Fulano como que cuajábamos y pasábamos a ser parte de una maquinaria que funcionaba a pesar de la diversidad de pensamientos y gustos musicales que teníamos. Cuajamos e hicimos esto que era influencia de todas partes, pero que ninguna de esas influencias primaba sobre las demás, era como la radio prendida, bien ecléctico, como dejarse llevar por lo que tu quisieras». Una voz referente Sin duda una de las características sonoras más fundamentales en Fulano tiene que ver con el uso de la voz como un instrumento más. En este punto, el rol y el desarrollo vocal de Arlette Jequier son fundamentales en el nacimiento de esta nueva estética sonora, marcando también un precedente dentro de la música chilena, tanto desde el canto, como en representación del género femenino. «El afán de todos coincidió en una cosa muy de experimentación y de búsqueda. A mí no me interesaba mucho la canción, no me interesaba mucho la letra, sino que tenía ganas de buscar algo que de algún modo fuera un terreno de nadie y con mis compañeros de Fulano nos dábamos esa oportunidad en términos de crear como un taller de improvisación, en búsqueda de eso, qué quiero yo decir a través de mi instrumento», contó Jequier en la serie Sonidos en mí: Mujeres en la música. En el contexto vocal, su figura representa una escuela en sí misma, iniciando una nueva forma de canto que salió de lo establecido, dejando de lado el formato canción y la letra, para sumergirse en la exploración vocal, utilizando múltiples recursos, entre ellos: susurros, gritos, exclamaciones y lo que es su sello más reconocido: interpretar extensas e intrincadas líneas melódicas a la par con los otros instrumentos de la banda, así como un gran dominio al momento de la improvisación. Esta escuela, ha sido influencia para un sinnúmero de cantantes posteriores y en este punto, ha sido ella quien se ha encargado de formar nuevas generaciones en su rol como profesora de canto. Sumado a lo anterior, Arlette también incorporó el clarinete a la música de la banda, abriendo aún más los márgenes, en este caso en lo que respecta al rol de la mujer en la música popular de aquel momento, desarrollándose de forma igualitaria junto con sus compañeros de grupo. En una entrevista realizada recientemente por Maitén Montenegro para la SCD, Arlette se refiere a esto: «debía tener un espacio en ese lenguaje que estábamos desarrollando que no fuera algo asociado a la mujer al centro, entonces igual tenía mucho que ver con la lucha feminista, de darle un valor pero por mi desarrollo artístico, por lo que yo estaba haciendo y además con todo ese contenido político que teníamos muy fuerte». En resumen, el debut homónimo de Fulano es innovación y una escuela en todo sentido, una pieza clave para la música chilena y el desarrollo de la música de vanguardia. Sus composiciones rupturistas, extremadamente minuciosas, virtuosas y complejas, tienen a su vez un espíritu completamente liberador y catártico. Entre ellas ‘Tango’, la única con una letra extensa, creada por medio de la técnica de cadáver exquisito; la icónica ‘Suite Recoleta’, sin duda una de las más bellas del repertorio de la agrupación; o ‘Fulano’ y ‘Maquinarias’, las que definen y marcan el camino de su sonido marca registrada. Jorge Campos sintetiza: «lo de Fulano y su primer casete fue significativo no solo para nosotros, sino que para toda una tribu que necesitaba escuchar una música diferente al Canto Nuevo y al pop. Una música liberadora, catártica, efusiva, irreverente que oxigenó la mente y el corazón de una juventud atrofiada y adolorida por las penas y sufrimiento de ellos mismos o de su familia». Tags #Fulano #Jorge Campos #Cristián Crisosto #Willy Valenzuela #Jaime Vivanco #Arlette Jequier #Jaime Vásquez Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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