Supersordo

1992. Toxic Records

El comienzo de los noventas en Chile fue extraño. Con la vuelta a la democracia en plena ejecución, las escenas del punk y el metal crecían y se separaban cada vez más de esa amalgama vanguardista de finales de los ochentas, de la cual aparecieron bandas como Electrodomésticos, Los Jorobados, Políticos Muertos, Fiskales Ad-Hok, y tantas otras, que fueron de cierta forma una antesala a lo que propuso Supersordo. Es en esa explosión cultural cuando aparece "Supersórdido", con una sonoridad que escapaba de lo normal para esa época, donde confluyen sonidos cercanos al doom metal hasta al hardcore punk y que a 30 años de su lanzamiento sigue siendo relevante.

Los viajes por Europa y Brasil de algunos de sus integrantes influyeron en encontrar el sonido de la banda, que siendo honesto es post-hardcore por donde se le escuche. Una mezcla de punk, folclore, metal, jazz y la música brasileña, hacen a Supersordo una de las bandas más interesantes de los años noventa chilenos. Y caminó paralelamente al post hardcore estadounidense, logrando así tocar con los influyentes Fugazi en 1997, mismo año que se terminó el cuarteto santiaguino.

"Supersórdido" es una obra que fluye espesamente entre emocionalidades e intenciones de los cuatro integrantes. Donde la voz de Claudio Fernández es desgarradora a ratos como también melódica; la guitarra de Rodrigo "Katafú" Rozas logra disonancias particulares que decantan en un virtuoso ruidismo, y el bajo de Miguel Ángel "Comegato" Montenegro y la batería de Jorge Cortés generan una base coherente e intensa que deja en libertad de acción al vocalista y guitarrista. Un sonido denso que vacila por la rapidez del punk y lo minimal del noise rock.

Comienza con 'Represión Espacial', una instrumental abrumante donde los instrumentos logran cohesionar mientras se escuchan aullidos y gritos. Una introducción potente y marca la pauta del disco en sí, ya que los pasajes instrumentales dentro del álbum transmiten la misma energía. Luego sigue 'Terrorismo Terrestre', en la misma línea, pero con la voz forzada de Fernández, que recuerda al hardcore de voz gruesa de Cro Mags, hablando críticamente del cambio climático, llegando a un climax que termina en un feedback de guitarra y da paso a 'Rompe el Hielo', uno de los cortes más sosegados, que tiene esta cosa bailable del post-hardcore, pero el uso de la voz sigue siendo gritado y forzado, además de que en el coro coquetea con el punk, al igual que 'El Patio, El Limón y Las Hormigas', una de las canciones más cortas y rápidas de este debut.

'Mi padre' entra con un riff más stoner y es una de las más destacadas del trabajo, no sólo por su lírica potente sobre un padre que puede ser asesino, sino porque sonoramente está mejor trabajada y cada elemento está bien puesto. Algo así también pasa con 'Inocente', pero está se acerca al emo y es más melódica, estado que es cortado por 'Las Herbosas Praderas del Tíbet Septentrional' que comienza con mucha energía, pero que en el interludio entra en un pantanoso noise rock improvisado. Esta misma idea se repite en 'Come, Trabaja, Duerme', 'Morir de Amor' e 'Ismo', que en el interludio cambia a una línea de bajo que parece un ripoff de 'Waiting Room' de Fugazi. También cuenta con cortes más pop como lo es 'Avión a Cuba', con reminiscencias a Bad Religión o 'Posición de Altura', ofreciendo un bajo más post-punk. El cierre corresponde a '6-Tan' que pone todo lo anterior en una juguera y termina siendo un corte psicodélico y ruidoso, mientras Claudio hace vocalizaciones, los instrumentistas logran generar una pared de sonido impresionante.

Supersordo demuestra en este disco que hay una libertad en la creación y una búsqueda sonora que les acomodó, además de una buena relación donde los instrumentos se adhieren de buena manera. Katafú destaca por ese ruidismo virtuoso, que tiene que ver con que cada guitarrazo es un sonido bien puesto sobre la base, lo que me imagino en vivo iba cambiando constantemente. Sin embargo, es un disco que tiene sus caídas como canciones que no pegan entre ellas o letras que son menos profundas, y se entiende por ser el primer trabajo, diferente a "TzzzzzzzT" (1995) que puede ser donde más asentaron cabeza de lo que estaban haciendo.

"Supersórdido" es un álbum que se siente vanguardista para la época, porque actualmente hay miles de referencias del post hardcore y el noise rock, pero en ese principio de los noventas chilenos rompieron lo establecido por el punk y la música alternativa, una escena que iba creciendo y aprendiendo en el momento. Y a 30 años sigue siendo relevante, en el sentido que marcó un antecedente del punk más experimental chileno y también abre puertas a otro tipo de música chilena que está escondida tanto en internet como en la calle. Sigue sonando refrescante y termina siendo una pieza clave de la música chilena.

Diego Valdés Llanos