Joe Vasconcellos

1995. EMI

"Toque" fue el término de una búsqueda creativa y personal que Joe Vasconcellos comenzó en 1980, cuando dejó de trabajar en orquestas de casino y se integró como percusionista y vocalista de Congreso, intentando desarrollar su interés por la música latinoamericana de raíz afro. Con ellos estuvo tocando por cuatro años, grabando dos álbumes y firmando una composición suya, el himno 'Hijo del Sol Luminoso'. Tras abandonar la banda en 1984, pasó el resto de la década en Brasil para seguir cultivándose del folclor de ese país. En paralelo, fungió como sesionista, compartiendo con músicos talentosos como Milton Nascimento o Maria Creuza.

Joe decidió volver a Chile en 1989, convencido de que el regreso de la Democracia motivaría una efervescencia musical importante, similar a lo que pasó en Argentina o España. Siguió adelante publicando dos discos de baja recepción, "Esta es solo una canción" (1989) y "Verde Cerca" (1992), además de realizar giras autogestionadas por todo el país junto a una banda bautizada como Favela, integrada por destacados músicos como el guitarrista Kiuge Hayashida y el percusionista Sídney Fernandes. Fue con ellos que Joe dio forma y contenido a las canciones de ''Toque'', lo que le permitió pasearse con mucha comodidad por diversas aristas de la música latinoamericana, coincidiendo en muchos aspectos con el trabajo de contemporáneos como Mano Negra y Café Tacba. Al mismo tiempo, y pese a que continúa aquí su inclinación hacia las batucadas, hay un fuerte influjo de la garra del rock chileno. Por otro lado, desde lo técnico es notable el trabajo de la dupla argentina formada por Mario Breuer en las mezclas y Guido Nisenson en producción, quienes le dieron un sonido muy orgánico, lejos del timbre artificial que imperaba en aquellos días.

Sin ser un trabajo conceptual, casi todas las canciones de "Toque" tienen como hilo conductor el deseo de Vasconcellos de volver a sus raíces, afrontándolo desde un punto de vista musical, social y étnico. Así, el álbum transita por la selva brasileña, baja por las tumultuosas avenidas de Santiago y termina en los ríos australes de nuestro país. Pocos músicos pueden decir que tienen un álbum que abra con sus hits más memorables, y eso ocurre aquí, con 'Mágico' y 'Las Seis', con gran influencia de reggae y salsa, respectivamente.

Las citas rockeras que hace Joe parten de las raíces afro del género, como ocurre en el exitoso hit 'Sólo por esta noche', que es un blues con alta presencia de congas y tumbadoras, o 'Blusa transparente' que cuenta con los riffs sincopados del funk en sus guitarras y jugados arreglos de bronces. Como 'Quieto' y 'Trastoque' son una vuelta más sensual e íntima, 'Hay que gritar' se siente como una explosión, donde los cueros y los riffs se zangolotean junto a vocalizaciones femeninas. Ahora bien, pese a su título el track más relajado del álbum es 'Bailarín', con intervenciones simples de acordeón y guitarra acústica, además de sonidos ambientales de fiordos y pájaros selváticos.

Otro clásico del repertorio de Joe es 'Huellas'. Si bien ya había aparecido en "Verde Cerca", aquí hay mayor presencia de guitarras, teniendo un solo bastante bueno de Hayashida. Entre tanta cadencia tropical, el componente chileno aparece en 'Frutillas', una fantasía de cueca donde Joe abandona su rol carnavalesco y se mete en la piel de un payador que siente nostalgia de las raíces, los parajes y tradiciones de su sureño pueblo natal, ante el progreso y el olvido de las costumbres que percibe en la ciudad.

El remate del álbum llega con 'Sed de gol', una samba que no escatima en la electricidad de las guitarras o la fuerza de los tambores. Aquí aparece como invitado Marcelo "Víbora" Larralde de Fiskales Ad Hok. La amistad que tuvieron por entonces se debió a que Nisenson estaba además trabajando en el "Traga" de los Fiskales, álbum para el que Joe también participó grabando percusiones. Sin duda "Toque" consagró a Vasconcellos como compositor e intérprete. Pese a que por lo general suena muy hiperactivo, fusiona bastante bien sus influencias en un formato comprensible, lejos del trabajo exploratorio que se notaba en sus álbumes anteriores, sintiéndose redondo y completo. Al mismo tiempo, marcó un precedente para que crecieran proyectos musicales que compartían esa raíz negra.

Giordano Antonelli Villavicencio