Strange Peace

Lunes, 11 de Diciembre de 2017

2017. Sub Pop

De todas las bandas herederas de Steve Albini, que no son pocas, METZ es una de las más notorias, pero los caminos de la eminencia en abrasión y del trío canadiense no se habían cruzado hasta ahora. Tanto su debut homónimo del 2012 como "II" (2015) fueron autoproducidos, pero los de Ottawa buscaban hacer algo distinto en su tercer disco, y nada más sensato que recurrir a uno de sus principales mentores. El encuentro quedó inmortalizado en "Strange Peace", hecho a la antigua en Electrical Audio, el estudio de Albini en Chicago, donde solamente se trabaja con cintas, entre otras prácticas asociadas al purismo del también guitarrista y cantante de Shellac. En una peculiar entrevista que el batero Hayden Menzies contestó con dibujos en vez de palabras, la experiencia de grabar ahí es graficada como un paseo de curso con un bus escolar a punto de entrar a un castillo que es como Grayskull, pero con la cara de un perro en vez de una calavera.

Enérgico y arrollador, "Strange Peace" parece haber salido de un solo gran impulso. Prácticamente así fue: registrando todos los instrumentos y voces al mismo tiempo, el grupo dejó listo el grueso del disco en apenas cuatro días para luego añadir leves retoques con su ingeniero de cabecera (Graham Walsh del grupo eléctronico Holy Fuck). La premura con la que avanzaron fue una consecuencia directa de estar con Albini, quien siempre se ha manifestado contrario a pensar en exceso las cosas en el estudio, afirmando que hay un poder destructivo detrás del tiempo y poder infinitos que la tecnología actual le garantiza a los músicos. METZ se benefician del fundamentalismo de su productor porque tenían los ganchos melódicos, que son el centro cremoso de sus canciones, muy bien definidos antes de internarse en Electrical Audio, donde se concentraron en desarrollar las capas de noise que disimulan lo accesibles que realmente son en el fondo.

Pese a que esta vez delegaron labores, los canadienses obran con más seguridad de la que mostraban antes. Si bien Mess of wires insinúa continuismo al inicio del disco, pronto van surgiendo los detalles que diferencian a "Strange Peace" de sus predecesores. Al segundo tema, Drained Lake , informan que no le hacen asco al sintetizador. Aunque su uso no es para nada protagónico, queda al menos como un antecedente de que METZ guarda ases bajo la manga. Eso sí, la banda sigue moviéndose la mayor parte del tiempo dentro de los confines de su formación básica de power trio, suficientemente clásicos como para suscitar comparaciones con The Jesus Lizard o Mclusky, cuyo "Mclusky Do Dallas" (producido por Albini) fue usado como una fuente de consulta. En su búsqueda de mayor profundidad, METZ practican el recato en Caterpillar , pero no por ablandamiento, sino para hacer aun más demoledor el golpe siguiente, Lost In The Blank City . Su arrojo embravecido es tan contagioso, que cuando le mostraron Cellophane al lapidario de Liam Gallagher, en vez de hacerla pedazos, le dio su visto bueno. "Suena como si estuviesen enojados, cosa que me gusta". Desde aquí, coincidimos.

Andrés Panes