Snares Like a Haircut

2017. Drag City

El dúo No Age salió de la escena punk de Los Angeles hace poco más de una década. De presentarse en tocatas caseras y clandestinas, Dean Allen Spunt y Randy Randall cambiaron los sótanos y las galerías de arte por una impensada exposición mediática a la que nunca aspiraron. Después de compilar las mejores canciones de sus cinco primeros epés, editados por distintos sellos, en el aplaudido "Weirdo Rippers" de 2007, ficharon por el histórico sello Sub Pop y obtuvieron aun más elogios al año siguiente con "Nouns". Cuesta recordar otro caso similar al suyo, en el que unos exponentes del noise alcanzaran semejante relevancia cultural. Como pasaría con Deafheaven un lustro después, No Age se convirtió en el grupo a citar por los fans del indie con aspiraciones de credibilidad rockera. Eran muy visibles: Colin Greenwood de Radiohead usaba una polera con su logo e incluso llegaron a Chile a dar un show caótico, explosivo y agitador en Industria Cultural.

Tras el excelso "Everything In Between", poco a poco su señal en el radar se fue debilitando. El último bip fue "An Object", publicado el 2013. Cinco años más tarde, la dupla se encuentra en una instancia distinta, tanto en lo personal como en lo relativo al lugar que ocupan en el panorama musical. El contrato con Sub Pop expiró y no fue renovado, pero ahora están en Drag City, una compañía más pequeña, pero no por eso menos prestigiosa. Otra cosa que cambió: su foco. Si en "An Object" explotaban su veta atmosférica recurriendo a la experimentación dentro del estudio, donde el dúo desarrolló todo el trabajo, exhausto de dar tantos conciertos, en el flamante "Snares Like a Haircut" se notan revitalizados y suenan más familiares para los que se prendaron con ellos por "Nouns", aunque sus canciones ahora cargan el peso de las vivencias de un período que ha sido transformador para ambos músicos. Ahora son papás y esposos, hombres de familia.

Aunque la atención hacia No Age periclitó, el dúo acaba de firmar el que fácilmente es su disco más accesible. "Snares Like a Haircut" tiene temas como Drippy y Send Me , en las que subyace una energía popera y sentimental. Claro que todo sigue envuelto de noise, pero el ruido en las manos de Allen Spunt y Randall es un recurso administrado con maestría, forma parte integral de la música y nunca es usado para hundir las canciones o hacerlas menos discernibles. De hecho, el álbum destaca dentro de su catálogo por lo directo y concreto que es, con cortes como Cruise Control o Stuck in the Changer , que acusan una mayor estructuración, pese a que no hay un solo segundo de empaquetamiento. Es un equilibrio difícil de lograr, pero ellos lo alcanzan con facilidad y sin perder de vista de dónde vienen. Ahí está el tema homónimo, un collage sonoro, como un recordatorio de sus orígenes entre estudiantes de arte, apóstoles del DIY y cultores del avant garde.

Andrés Panes

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