Wistful

2016. Season Of Mist

Cuando Kathrine Shepard vino a Chile en Septiembre de 2014, como acto de apertura de los trascendentes Alcest, aún faltaban dos meses para el lanzamiento de forma independiente de su trabajo debut “Silent Chamber, Noisy Heart”, y su propuesta en vivo era en formato acústico y solista. Hoy, dos años después, “Wistful”, el sucesor, encuentra a la de Oslo firmando un contrato con el sello franco-americano Season Of Mist y reclutando una banda de apoyo cuya finalidad es recrear en los shows (de forma comprimida, por cierto) la muralla de sonido que brota de su corazón ruidoso. El mismísimo Neige es uno de los invitados en esta nueva placa, haciéndose cargo de los golpes en tres de los siete tracks que la componen. Y es que, así como Myrkur deambula en el crepúsculo bajo el alero de Garm, en el otro borde del espectro está Sylvaine, camuflada, habitando una espesa y grisácea niebla de reverb, más cercana a la densidad de Alcest que a la erupción enigmática de Ulver.

A diferencia del debut, “Wistful” escapa de Oslo y se refugia en París. La portada, del francés Sylfvr (Maxime Simoncelli), fue diseñada especialmente para el álbum, y su hipnótica aleación al más puro estilo Vaughan Oliver (4AD) evoca a la perfección el estado anímico que encierra la placa. Mezclado para resaltar la opacidad a todo volumen, tal como el clásico “Disintegration” de The Cure, el trabajo es un espejo del torrente interno de su creadora, donde las guitarras herederas del “Treasure” de Cocteau Twins, del “Souvlaki” de Slowdive o del “Agaetis Byrjun” de Sigur Rós (todas fuentes vitales para el vaivén de sus parientes más cercanos en el reino del llamado blackgaze, Alcest) se engarzan entre sí y construyen tortuosos e incorpóreos tapices emocionales, cargados de frustración, anhelo y resignación. Registrado en la primavera 2015 del hemisferio norte, en los Estudios Drudenhaus (establecidos por la banda de black metal francesa Anorexia Nervosa), la ansiedad permanente de la artista por plasmar con extrema meticulosidad sus propios paisajes íntimos le ha impulsado nuevamente a hacerse cargo de la mayor parte de la instrumentación, con la excepción de huellas de cello, violín y violas (cortesía de Coralie Louarnika y de Thibaut Guichard), y las baterías del antes mencionado Neige y de Stephen Shepard.

Sin embargo, atravesando la marea de ruido negro, es la voz de Sylvaine la que se agita como un espectral faro neón, y el efecto expiatorio que logra mediante el alto contraste es elocuente y sublime, incluso en los instantes en que se escinde, para permitirse explorar su lado más escabroso (como en la severa ‘In The Wake Of Moments Passed By’). Dentro de la innegable coherencia de este magma llamado “Wistful”, los cortes ‘Saudade’, ‘A Ghost Trapped In Limbo’, ‘Like A Moth To A Flame’ y en particular el tema titular (donde los vocales insinúan aquél rincón ancestral que ocupaba Lisa Gerrard en Dead Can Dance), destacan como entidades mesmerizantes y extraterrestres, y son gemas indiscutibles de un álbum narcótico e inmaterial, que no debe ser pasado por alto. Pero al igual que un espectro errante en la niebla, su silueta sólo se hará evidente a quien ose atravesar el umbral de lo aparente.

Nuno Veloso

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