Missing Time

2017. Autoedición

Sonidos pop pulcramente trabajados, coros evocadores, atmósferas espaciales e ideas extraterrestres. Esos son los ingredientes de “Missing Time”, el primer disco de Abducidos, trío nacido en San Javier de Loncomilla y cultivadores del pop-rock con tintes de psicodelia, según la definición que ellos mismos se otorgan.

La agrupación, que tiene como inspiración a figuras ilustres como David Bowie, mezclada con la contemporaneidad de los australianos Tame Impala, contó con la colaboración en el bajo del experimentado músico nacional Luciano Rojas (ex Saiko, ex La ley), en una de las canciones que componen el disco de casi 30 minutos, desgranado en 7 tracks.

El concepto de ovnis pareciera ser una especie de materia seductora para el conjunto, integrado por Jaime González en guitarra y voz, Marcelo Bustos en bajo y Sebastián González en batería. La hipnotizante ‘Missing Time’ es la designada para capitanear el despegue y no podía ser otra. El término que da título a la canción fue acuñado por Budd Hopkins en el libro del mismo nombre, para referirse a la pérdida temporal en abducciones realizadas por seres de otros mundos. Con una sonoridad cercana a etapas de Soda Stereo o La Ley, el primer corte muestra trabajadas texturas de un pop maduro, aunque quizás ya lejano a lo novedoso.

Siguiendo en la sintonía de la anterior, el track ‘Sólo el aire’ llega reforzado con el bajo de Luciano Rojas. El corte alcanza puntos destacados con efectos de delay sobre la brillante sonoridad de la guitarra y una movediza figura en los teclados. La delicada voz de Nicole Gallardo, al igual que en la canción de inicio, aterriza en ‘Juego de ajedrez’ para rescatar nuevos horizontes musicales. Luego es el turno de ‘Mandy’, la que trae el recuerdo de la etapa solista de Gustavo Cerati. Sonidos alegres anteceden a un coro radial, altamente logrado por González, que busca dar con la entonación del ídolo trasandino. La despedida no podía ser con una idea distinta. El instrumental Mytilus II , tomando el nombre de la embarcación que zarpaba rumbo a la mítica isla Friendship, busca, alejándose de pretensiones virtuosistas, zambullir al auditor en las estrellas. Tras un corto silencio, un cierre cercano a los sonidos del cine de terror produce el remezón suficiente para volver a la tierra. Un adiós en el marco conceptual.

Con coros bien encajados y radiales, acompañados de música dócil y sofisticada, Abducidos recoge un puñado de experiencias pop para echarlas a andar en la inmediatez de una escena en que el género ha diversificado sus apuestas.

Juan Pablo Andrews

Tags

#