Don’t Let Up

2017. Frontiers

La legendaria banda de hard rock/AOR Night Ranger, toda una institución de San Francisco, California, no se rinde (“Don’t Let Up”), y nos presenta su disco de estudio número doce.

Siempre liderados por su trío de miembros originales y compositores, el gran Jack Blades en bajo y voz,  Kelly Keagy en batería y voz y el tremendo guitarrista Brad Gillis (Ozzy Osbourne), “Don’t Let Up” tiene las señas de identidad esperables en una banda de este calibre, aunque con una producción quizás demasiado “moderna” lo que ha generado alguna molestia entre sus seguidores de siempre, porque el grupo se acerca más al power pop, que al hard rock/AOR habitual de su dilatada trayectoria.

De todas formas canciones como ‘Jamie’, que cuenta con un duelo genial de solos de la dupla conformada por Brad Gillis y el nuevo integrante Keri Kelli, que se ha adaptado muy bien al sonido de la banda, demuestran que la riqueza musical de Night Ranger sigue ahí, sólo que con un envoltorio algo engañoso. Lo mismo ocurre con cortes como la magníficamente melódica ‘Truth’ o el gran y radial single ‘Comfort Me’ donde Gillis demuestra por qué fue el elegido por Ozzy para poder continuar con su gira después de la trágica muerte de Randy Rhoads en 1982.

Quizás lo que más le pena a este disco (y sobre todo considerando la habitual habilidad y sensibilidad de Jack Blades para componer este tipo de temas), es una gran balada a lo ‘Sister Christian’ o similar, el grupo lo intenta aquí con ‘We Can Work It Out’ pero el resultado es una de las canciones más olvidables del álbum y que además el grupo repite en versión acústica como bonus track.

Mucho mejor resulta el tema titular que cuenta con unas guitarras dobles con una melodía preciosa y una voz llena de sentimiento de Blades concretando lo que todo el mundo espera de Night Ranger: canciones fácilmente coreables y memorables, lo que se ha definido como rock de estadio, materia donde estos tipos dictan cátedra tras la edición de ese clásico instantáneo que fue su tremendo disco debut “Dawn Patrol” en 1982.

No es el mejor álbum de la banda, pero tampoco es para nada uno descartable. Sólo hay que acostumbrar el oído a esa producción forzadamente moderna y dejar que aparezca la verdadera miel, que está ahí algo oculta, pero que al fin y al cabo está.

Cristián Pavez

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