Ives Gullé y su aporte al metal chileno de raíz Entrevista con el destacado músico nacional Miércoles, 23 de Marzo de 2022 Mucho se habla del gran rescate que ha hecho Violeta Parra en el folklore chileno, desempolvado tonadas, cuecas y cantos casi perdidos en el campo de nuestro país. Su labor ha sido invaluable, como la de otros artistas como Víctor Jara, Margot Loyola o Los Jaivas, y también de otros más contemporáneos como Nano Stern, Camila Moreno, Manuel García, Gepe, Álvaro Henríquez o Pascuala Ilabaca. Sin embargo, en el metal chileno, hay un nombre que muchas veces no ha tenido el reconocimiento que se merece, un artista que ha integrado a este estilo temáticas tan propias de nuestra tierra, como la cosmovisión mapuche, la historia del nacimiento de la patria y -ahora último- el alma de un pueblo casi olvidado: los Kawésqar. Ives Gullé indudablemente se hizo nombre con su proyecto “Húsar”, pero lo cierto es que su historia con la música es mucho más que esos discos y contempla una constante exploración artística que hoy se corona con su último trabajo, quizás el más difícil de todos. Esto y mucho más nos relata Ives; una conversación amena y que también profundiza en muchos aspectos de su carrera. •Hola Ives, ¿cómo estás? En verdad es un gusto poder hablar contigo, pues considero que eres uno de los artistas chilenos que más ha aportado en la escena del metal chileno. He seguido tu carrera desde bien cerca. -Ives: Hola Rodrigo, para mí también es un gusto hablar contigo y, primero que todo, muchas gracias por tus comentarios. Con mi trabajo he tratado de aportar un granito de arena acercando al metal con la cultura, la historia de chile y nuestras raíces. •De hecho, comencemos por el principio. ¿Cómo nació tu afición por la música? ¿En qué momento decidiste que este era un camino que podías tomarte en serio? -La música siempre fue algo que me llamó la atención, desde pequeño me interesaban los instrumentos musicales. Recuerdo que una tía tenía en su casa una guitarra y me encerraba en la pieza para tratar de hacerla sonar, aunque no supiera tocarla. En la cabeza siempre tenía melodías y me las imaginaba con muchos instrumentos, aunque no supiera nada de música, pero era algo normal o parte de un juego de niño. Hacía las tareas del colegio sentado junto a la radio y escuchaba mucha música, pero como ambiente, para no estar en silencio. Un día sonó una canción y me detuve a escuchar y poner atención. No podía creer lo que escuchaba, no entendía, pero me voló la cabeza. Nunca supe que canción era, pero jamás la olvidé. Años después supe que era ‘Lust for Life’ de Gamma Ray. En esa misma época vi la película Amadeus y me fascinó el mundo de Mozart y, guardando las proporciones, me sentí identificado con lo de la creación musical en la cabeza; era la única forma de darle sentido a lo que me pasaba con las melodías que imaginaba y empecé a escuchar mucha música, sentí que era mi camino, que me encantaba, ya no quería ser doctor, ni abogado, ni astronauta, quería ser músico, quería sacar la música de mi cabeza y transportarla al mundo real. El rock y el metal me abrió la mente, ver tremendos shows de Iron Maiden, AC/DC, Skid Row o Guns and Roses, las luces, la puesta en escena, los escenarios, etc. Me alucinó. Ahí me di cuenta de que eso era lo que quería hacer, quería sentir lo que era el escenario, las luces, el público. •Una de las cosas que me ha llamado la atención de tu carrera es que siempre has tenido la intención de rescatar temáticas de nuestras tierras. Lo hiciste en “Húsar”, ahora con “Kawésqar”, pero quiero detenerme particularmente en Grial. ¿Fue tu primera experiencia de este tipo, no? ¿Cómo recuerdas la creación del disco "Huinca's Rage"? -Sí, con Grial partimos el año ’98. Queríamos hacer power metal épico sinfónico. Partimos con una canción de Claudio Morales, que hoy es baterista de Obice y de Loud Solution. En esa época yo era guitarrista y Claudio era baterista, pero yo quería cantar y él quería tocar guitarra, formamos la banda y empezamos con una canción que hablaba de dragones que volaban y caballeros. Luego empecé a hacer canciones y letras con la misma tónica, pero había algo que no cuadraba en mi cabeza, no me sentía cómodo hablando de temas medievales, así es que decidí cambiar los caballeros, las princesas y los dragones por mapuches, españoles, machis y entidades mitológicas de nuestro país. Me puse a estudiar y a investigar y cree una historia de un guerrero mapuche llamado “Lincoyán”, que era el elegido para liberar a su pueblo de la opresión española. Grabamos el demo, lo tocamos varías veces y a la vez comenzamos a hacer temas que hablaban de diferentes mitos y leyendas como el “Tue Tue” y el “Trauko”, la “Pincoya”, entre otras ideas que tenía. Finalmente, el 2004 me retiré de la banda. •Luego también tuviste algunos guiños con el hard rock con Garden Bitch, ¿qué tal esos tiempos? Locos, ¿no? -El 2004 estaba sin banda y armamos una banda de hard rock para tocar en una fonda metal, era la mitad de Grial más Ery López de Alto Voltaje y Álvaro Verdugo de Irreverencia, todos muy buenos amigos que disfrutábamos de la misma música y queríamos vivir la época dorada del glam y hard rock. Fueron tiempos de mucha locura, usábamos pseudónimos y arriba del escenario nos tomábamos en serio el personaje de cada uno. Lo pasamos increíble, fue una época muy "loca" por llamarla de alguna manera. Nos sentíamos verdaderas estrellas del rock and roll, las letras hablaban de sexo, alcohol y rock and roll. Después hubo cambios de formación y llegó Nicolás Arce, con quien grabamos el disco “Not Recommended” y además alcanzamos a grabar un par de canciones de lo que iba a ser el segundo disco. Creo que el último show fue por el año 2010. •Y bueno, también fuiste partícipe de "Jesucristo Metalstar" interpretando a Judas. ¿Sientes que este fue el puntapié para empezar a gestar “Húsar”? Te lo pregunto porque me parece que fue aquí donde se gestó el grupo base de músicos para tu ópera rock. -Durante años estuve como Judas en el JMS. Fue una escuela enorme de interpretación. Aprendí a desarrollarme como artista, ya que aparte de cantar debía actuar y eso era algo que nunca había hecho. Fueron 10 años de sacrificio, esfuerzo y por sobre todo mucho crecimiento y aprendizaje. Siempre fui un fan de la obra, desde chico y no dudé en aceptar, aunque quería ser Jesús, jajaa, pero acepté Judas y me encantó el personaje. Con respecto a “Húsar” y el “Metalstar”, creo que no tienen una relación directa. La obra de Rice y Webber me gustaba desde hace muchos años y desde el ‘98 ya tenía la idea de hacer una ópera rock o metal. A casi todos los que participaron en “Húsar” el ‘98, cuando no teníamos nada más que un demo, los conocía de tocatas con las bandas en las que participaban y por ahí empezamos. •¿Por qué decidiste dejar "Jesucristo Metalstar"? -Llevaba años haciendo a Judas, era algo que me llenaba y me encantaba, pero el trabajo en un montaje gigante como éste requería un sacrificio enorme. Los shows se daban en semana santa, lo que significaba ensayar desde noviembre hasta marzo, ensayos con la banda, con los actores, ensayos generales, ensayos con el cuerpo de baile, etc. Y son tantas personas en el elenco que tampoco te podías tomar vacaciones, porque todos éramos una pieza importante en el engranaje de la obra, partiendo por Jesús, el apostol 9, la prostituta 3, el leproso 7 o el mercader 2. Además, en el año 2010 comenzó el proceso de grabación de “Húsar” y el 2011 hicimos el lanzamiento, por lo que tuve que priorizar mi ópera, aunque significara decirle adiós al JMS y a Judas. •Quisiera adentrarme en “Húsar”... nuestro propio Avantasia. ¿Crees que es el proyecto que más éxito te ha traído? ¿Por qué crees que se ha hecho tan difícil repetir el éxito que tuvo ese primer álbum de Húsar? -De todas maneras, “Húsar” tuvo un éxito tremendo en todo sentido, venta de discos, de show, comentarios, reviews, etc. Creo que en parte se debe a lo que genera el personaje principal de la obra, Manuel Rodríguez. Guerrillero, espía, hombre del pueblo, revolucionario, una especie de “Zorro de la vida real”, una mezcla de mito, leyenda y realidad. Con respecto a lo difícil de repetir el éxito, pueden ser muchos factores, puede que me haya demorado mucho en sacar “Invasión” o que “Húsar” sea más digerible a la primera escucha, la verdad no tengo la respuesta a eso, pero estoy feliz con los 3 discos. •Mira, yo tengo mi teoría. Me parece que el primer disco de Húsar es más power metal, más fácil de digerir y hecho para un público "más masivo" (siendo conscientes que el power metal es un mundo muy pequeño igualmente). Sin embargo, viendo cómo has ido armando tu carrera como artista, eres de esos que está siempre experimentando y no se estanca en algo en particular. El ejemplo más claro es "Kawésqar", tu nuevo álbum donde haces algo muy distinto a todo lo que ya habías hecho. ¿Sientes que en verdad eres alguien que busca siempre cosas nuevas o es algo más bien circunstancial? -Si, como te comentaba antes, puede que “Húsar” sea más oreja, tres cucharadas y a la papa, es épica en su propio estilo. “Invasión” es más poético, muy emotivo y la lógica de composición es estar pegados a la tierra como el pueblo Mapuche. “Kawésqar” sale de la lógica de ópera, son cuentos que han sido traspasados de boca en boca por casi 6.000 años y fue compuesto pensando en la cadencia del mar y los canales. Creo que cada creación tiene su alma distinta y la temática te hace llegar a diferentes resultados musicales. No busco repetir fórmulas para componer, creo que cada disco tiene un enfoque distinto, se aborda de manera distinta desde la concepción de la idea y hay una mezcla en lo que propones, porque me gusta buscar cosas nuevas y también es algo circunstancial. •Adentrándonos en "Kawésqar". Este álbum vino de la mano con un cambio de residencia, te fuiste a vivir al Sur de Chile, ¿no? ¿Fue esta la inspiración principal para este nuevo proyecto? -La idea de Kawésqar nace mucho antes de radicarme en Punta Arenas, fue un proyecto que nació cuando estuve de vacaciones por primera vez en Punta Arenas y por cosas del destino conocimos a los dirigentes de la comunidad Kawésqar de Puerto Edén. Conocieron mi trabajo y accedieron a trabajar con nosotros. Luego tuvimos la oportunidad de venirnos a vivir a Punta Arenas, que sin duda ayudó mucho para inspirarse o impregnarse de una cultura que sigue recorriendo los canales de la Patagonia. •Entiendo que hubo mucho estudio del pueblo Kawésqar e incluso los hiciste partícipes de este proyecto. Por favor, cuéntame un poco más al respecto. -Todo partió con la idea de hacer un disco sobre el pueblo Selk'nam y como te comenté, conocimos fortuitamente a los dirigentes de la comunidad. Ingenuamente, les preguntamos si nos podían ayudar con información sobre el pueblo Selk'nam. Suena muy estúpido ahora que miro atrás, pero fue muy inocente. Ellos nos dijeron que, por cultura, no hablan de quienes no conocen o ya no están y que si queríamos podíamos hacer algo con los Kawésqar. Nos contaron que aún había gente 100% Kawésqar que hablan su propia lengua, que están vivos, que siguen navegando, que tienen cuentos y que abiertamente nos podían dar toda la información necesaria para llevar a cabo este proyecto. Con todo esto era imposible decir que no, se nos presentaba una tremenda oportunidad. Me regalaron libros, me invitaron a Puerto Edén para navegar, me llevaron a recorrer, a conocer y a adentrarme en su cultura. Fue un aprendizaje maravilloso y qué mejor forma de inspiración. Mi idea inicial era hacer un disco que contara su historia, sumarle un par de cuentos y contarle al mundo que están vivos, que siguen navegando y que son una cultura viva, que han sido declarados como tesoro humano vivo por la UNESCO. Leyendo sus cuentos, me di cuenta de que cada uno de ellos refleja de mejor manera su cultura, partiendo porque estos cuentos han sido contados de generación en generación, de boca en boca. Finalmente el disco terminó siendo una especie de cuenta cuentos donde además utilizamos la lengua Kawésqar en dos canciones, algo totalmente inédito hasta ahora y donde Juan Carlos Tonko, dirigente de la comunidad Kawésqar de Puerto Edén, es parte del disco hablando en su propia lengua. Logramos hacer un rescate cultural nunca visto de la mano del rock y el metal. •¿Es cierto que muchos de los sonidos en "Kawésqar" son deconstrucciones de grabaciones de la naturaleza que tú mismo hiciste en el Sur de Chile? ¿Cómo nació esa idea? -Desde el principio de la investigación, mis amigos Kawésqar me contaban que no tenían música establecida, que su música era la naturaleza, el sonido de las olas contra la arena, las rocas, el sonido del viento en distintos árboles, la lluvia y sus distintas intensidades. Eso era lo que queríamos reflejar y buscamos dichos sonidos que Nicolás Arce transformó inteligente y asertivamente en notas musicales, ambientes armónicos que trabajaran a la perfección en las canciones sin caer en la obviedad, generando atmósferas naturales que se sienten pero no se notan. La naturaleza está ahí, en cada canción. •Me parece que un factor preponderante en este álbum y bueno, en parte de tu carrera, ha sido la mancomunión que tienes con el productor Nico Arce. ¿Qué tan importante sientes que ha sido su trabajo? -Nicolás es esencial en toda mi carrera musical, ha sido un gran amigo y profesional, ha entregado todo su conocimiento y talento en post del trabajo que he propuesto. Creo que hacemos un gran equipo al momento de trabajar. Yo le muestro mis ideas y me entiende muy bien, logra sacar lo mejor de cada canción, las desarma, las rearma, sugiere cambios y hace excelentes arreglos. Por sobre todo, tiene muy clara la película para llegar al resultado final. •Del mismo modo, siempre te has sabido acompañar de grandes músicos en todos tus proyectos. Hoy en "Kawésqar" estás con la gran bajista América Paz y una de las mejores voces de Chile, Jaime Salva. ¿Cómo has sentido el trabajo con ellos? Me refiero no sólo a tocar, sino también al intercambio de experiencias. -El trabajo con ellos ha sido increíble. Tenemos una excelente relación de amistad, lo pasamos bien ensayando, conversando y tocando en vivo. Hemos compartido escenario, banda, música, shows en vivo, viajes, etc. América Paz es una bajista reconocida mundialmente con un talento único, su técnica y su sonido son un lujo y su voz es de esas que no te dejan indiferente, tiene potencia y dulzura; es muy versátil. Jaime Salva es un músico completísimo, uno de los más talentosos que he conocido y con los que he compartido; multi instrumentista y dotado de una voz increíble, lo vi cantar, tocar guitarra y teclados al mismo tiempo. Por otro lado también está Felipe Cherubini, a quien conozco de años, siempre quise tocar con él y hoy se dio la oportunidad. Grabó el disco y además se sumó al show en vivo. Es un tipo que sabe manejar muy bien los lenguajes musicales en los que le toca desenvolverse, ya sea pop, funk, rock, progresivo o metal. Y no puedo dejar de hablar de Nicolás Arce, que a mi parecer es uno de los genios musicales que conozco, su talento en la guitarra es impresionante, su mente creativa es superlativa. No puedo sentirme más afortunado de poder compartir con mis amigos, amigos a quienes admiro, que he visto crecer, que siguen creciendo y nunca dejan de sorprenderme. •Hace poco tuviste -por fin- la oportunidad de lanzar "Kawésqar" en una doble jornada. ¿Cómo fue la experiencia de reencontrarse con los escenarios? ¿Es más fácil trabajar con un grupo más acotado, que cuando había que montar un show con Húsar, no? -El reencuentro fue maravilloso y extraño al mismo tiempo. Volver en pandemia, con las personas separadas y con mascarillas fue muy raro, no podía leer si estaban pasándolo bien o no, algo surrealista y casi distópico, pero fue reconfortante. Necesitaba estar ahí y disfrutar de la sinergia que se crea con el público. Lo pasamos increíble en cada show, creo que todos estábamos con abstinencia escénica y lo dejamos todo en el escenario. Con respecto a si es más fácil coordinar a 5 personas que a 16, claro que lo es, pero al mismo tiempo hay otros factores que complican al tener que simplificar lo que haces con 16 personas y reducirlo a 5. Es mayor la responsabilidad de cada uno, todos tienen doble trabajo, doble esfuerzo y la presión se siente al momento de ensayar. Ha sido una experiencia diferente, pero gratificante al mismo tiempo. •Ives, un hombre inquieto. ¿Ya estás pensando en algún nuevo proyecto? -No sé si inquieto es la palabra, pero me gusta crear y hacer cosas, la música no para y es necesario sacarla de la cabeza. Tengo varias ideas de discos que me gustaría hacer, pero hace un tiempo ya estamos planeando un nuevo disco, una nueva ópera metal histórica y espero que pueda ver la luz en un año o año y medio más. Estoy componiendo y tirando ideas para trabajar con Nico, queremos que sea un disco inolvidable y que puede tener grandes sorpresas. •Muchas gracias por tu tiempo. Espero que te vaya muy bien en todo y que veamos más álbumes grandiosos como los que nos has entregado. ¿Qué esperas de Ives Gullé en el futuro? -Espero que el tipo este sano, sin covid y vivo por hartos años. Que no pare de creer en sus ideales, que no deje de soñar y de hacer cosas. Que tenga la perseverancia para seguir adelante con lo que ama, aunque sea difícil y a veces se quiera bajar del mundo. Que pueda dejar un bonito recuerdo de lo que ha sido el crecimiento, el desarrollo y la evolución de nuestras raíces y nuestra cultura. Que siga avanzando con los cambios de los tiempos y sociedades, que no pierda el rumbo y que desde su vereda pueda aportar a una mejor sociedad, inclusiva y más equitativa. Por Rodrigo Bravo Fotos: Pablo Tournelle Tags #Ives Gullé Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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