Pancho Rojas: Con el corazón aquí «El corazón como ícono del amor es una bomba de tiempo» Jueves, 02 de Junio de 2022 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis218, agosto de 2021) El sucesor de “Glorias & Victorias de 1969” (2019), “Bomba Corazón”, es un disco que trae de vuelta al blues a Pancho Rojas, bajo la premisa de conectarse con su pasado más íntimo y musical. Más de dos décadas desde el primer boceto ven la luz en una época igual de reflexiva, pero visto con la madurez de uno de los referentes obligados del rock chileno. Por Cristofer Rodríguez “Bomba Corazón” es el nombre del cuarto disco solista de Pancho Rojas, voz inconfundible del rocanrol chileno por casi 30 años. A los 52 años y en un momento histórico «del que es imposible estar desentendido», Rojas desempolvó un álbum que lo conecta con un mundo pasado inexistente, pero que permanece en los tracks del disco, con letras sinceras y un formato de canción blusera de la mejor escuela. «Este disco, que en definitiva es mi cuarto disco solista, en realidad es el primero. Lo tenía boceteado y guardado en el cajón y en el camino me pilló la máquina y saqué otros discos porque la música me llegó. Ya tenía la composición y las maquetas hechas desde el 99, el 2018 me tiré a grabarlo en serio y lo vengo a editar ahora el 2021». Un disco nuevo, pero bastante madurado, que vio a su autor disolver Mandrácula, rearmar a La Banda del Capitán Corneta, fundar Dama Juana e iniciar una carrera solista. Todo esto solo en términos musicales pues, en relación a su vida personal, los 22 años desde su composición no han pasado en vano. Acompañado por Matías Alderete en guitarra, Juan Carlos Raglianti en batería y Nelson Arriagada en bajo, Rojas reflexiona sobre el trabajo solista y la relación con los músicos, concluyendo que, pese a asumirse como un cantautor de rock, el valor de sus acompañantes es inmensurable. Mientras Alderete lo acompaña como parte de su banda estable hace un tiempo, Raglianti ha sido baterista cercano a Rojas desde la época de Dama Juana y Arriagada fundó el mítico grupo que lo hizo debutar a inicios de los noventa, La Banda del Capitán Corneta, desarrollando una relación de amistad y confianza profesional tan íntima, que asumió el rol de co-productor del álbum. «Nadie puede trabajar 100% solo. Es bacán trabajar con colectivos o ayudistas que enriquecen lo que uno propone. A mí me carga ser el cabrón de la idea y uno puede ver en la música que siempre existe el Lennon/McCartney, el Waters/Gilmour, incluso Cerati, que uno dice que era un hueón brillante como solista, pero en su carrera no siempre estuvo solo, siempre tenía a un hueón que le aportaba, le cuestionaba o le daba un valor agregado a lo que hacía. Sin compararme, es lo que trato de hacer. Con el Nelson me pasa eso». – Falta solo un músico de Mandrácula en tu banda actual y tienes a músicos de toda tu historia en el disco. – También está la participación del Felo Foncea en ‘Remedio’ en el talkbox. Al principio lo quería hacer yo con el talkbox de guitarra, pero se me ocurrió el Felo que lo hace con teclado. Funcionó rebien. Independiente que es un disco solista, en este caso me tincó valorar y que se vean los músicos que participan. Admito que me gusta tocar con músicos que me desmarquen de mi pasado, pero también me gusta este menjunje de tocar con los miembros de otras bandas que son parte del sonido y de la historia de uno. Gente con la que uno tiene afinidad musical. Raglianti es un súper buen baterista que conocí porque era alumno de mi hermano Cristóbal, entonces, en alguna medida manejan los códigos musicales que tengo. El sonido también estuvo a cargo del Chalo González y lo grabamos en un lugar súper cómodo, por eso quedó con un espíritu súper rico el disco. Eso no es menor a la hora de parirlo. – ¿Por qué el nombre “Bomba Corazón”? – Porque el amor es un arma de doble filo. Lo tiene todo, pero cuando no lo tienes, no hay nada. El corazón como ícono del amor es una bomba de tiempo. Hay una frase que saqué de una película de Rainer Werner Fassbinder en la canción ‘Bomba corazón’ que dice «El amor es más frío que la muerte» y claro, cuando no resulta, es así. Es una forma poética de representar que el amor de pareja es una bomba de tiempo. – Es curioso, porque pensé que el disco hablaba de un momento actual. Por ejemplo, en ‘Madre María’ pareciera que hablaras de hoy cuando dices «Y hoy que vivo encerrado, el infierno». – Excelente (ríe). La letra habla de otra cosa, de la separación con la madre de mi hija menor. Muchas letras las puede interpretar cada uno según la realidad propia o, en este caso, la realidad de todos en la pandemia. – ¿Pero en esa época te sentías en una especie de claustro o encierro? ¿Fue una época triste, de introspección? En las letras se nota algo de esa soledad, de que nadie te va a ver. – Sí, en esa época me pasaron varias cosas. Me separé de mi pareja, mi hija era chica y mi hijo mayor de seis años se fue a vivir a Francia, entonces entré en una especie de claustro interior propio. Esa era plena época de Mandrácula. Me había lanzado a querer componer solo y no tener esta dependencia de una banda. O más que la dependencia, es el ritmo de trabajar en grupo. A nosotros nos mató eso con los Corneta, era un matrimonio complejo, pero trabajar solo es más fácil, porque llego con ganas de chutear la pelota nomás. – “Glorias & Victorias de 1969” es un disco bien rockero y este es más blusero, melódico e incluso con harto pasaje oreja y pop. Hay un contraste súper marcado. – Es parte del sello musical de uno. Eventualmente si me pusiera más académico, “Bomba Corazón” podría haber sido un disco de los Corneta, porque tiene ese sabor blusero, con armónica, la armonía de las guitarras, etc. Mi idea era tratar de hacer un disco más canción, a pesar de que igual hay solos de guitarras y el eterno tema jazzero y blusero con harto despliegue solista. Hoy quiero dejar un poco eso, pero está en mi ADN, mi formación en el Club de Jazz con los Corneta al final igual va a salir. – ‘En caída libre’ es una canción donde miras a la bohemia latinoamericana. ¿Te ves haciendo otro estilo o te asumes en tu domicilio rockero? – De esencia con el tiempo me defino como músico. Claro, he investigado más el blues, el jazz, el hard rock y parte del metal, así que no puedo negar esa identidad, pero no me cierro a nada, tal vez solo al reggaetón y el trap. Me gusta el hip-hop, me gusta la cumbia, el bolero, los tangos y el folclor, que me llama mucho la atención. Parte de mi manera de aprender es justamente desenmarcarme de lo que haría un blusero, un metalero y un baladista. Internamente pololeo y estudio boleros y tangos, porque ahí hay mucho aprendizaje. Si no me salgo de la súper escuela que son Los Beatles igual me pierdo. Me faltan discos por hacer y sobre todo en otra onda, pero también uno sabe dónde se mueve. Todo bien con el blues, pero siempre intento que suene de otra manera y salir del lugar común. – Eso es algo difícil de hacer en el rock actualmente – Hay muy buenas bandas de rock, que son la raja, pero se mueven en un lugar común. Pero sin embargo, escuchas a Rage Against the Machine, que es una banda noventera y todavía sigue sonando novedosa. Ahora con la distancia escuchas nu metal y entiendes altiro por qué algunas salieron del montón y tienen su propio lenguaje, pero otras no. Patton hace un súper esfuerzo por sonar siempre novedoso, incluso con bandas que son derechamente raras, cero comerciales, de nicho. Uno tiene que hacer la música que a uno le guste, le llene y le llame la atención. Podría hacer un disco de baladista medio Luis Miguel, pero no me siento en ese lugar; o hacer un disco como AC/DC, pero no quiero solo imitarlos. ¿Cómo catalogas a Draco Rosa? Un hueón brillante que viene de Menudo con Ricky Martin y el hueón tiene un disco como “Monte Sagrado” (2018), con cosas medias metaleras, medias puertorriqueñas, con mucha identidad. Uno recoge puros estilos que no son chilenos, como el blues y el rock y cuesta salir de ahí, pero hay que intentarlo. – En Argentina, Manal suena muy porteño. En Chile, tenemos a Redolés con un blues bien chileno. ¿Tú crees que lo has logrado? – Ha sido consciente e inconsciente. Uno no vive en Chicago, no es Muddy Waters, no es negro, entonces intenta ser un poco eso, pero nuestra realidad es la de acá. El caso de Redolés es distinto, porque él viene con un discurso muy potente, que es un discurso poético, que tiene que ver con las letras, lo que dice y de ahí es capaz de meterse en un estilo. Si hubiese hecho lo mismo con un tango, el tango le hubiese sonado chileno. Es al revés de lo que nos pasa a nosotros, donde más que la letra nos importa el sonido. Hoy hay varios muy buenos exponentes bluseros en Chile que son súper ortodoxos, que incluso no cantan en español. Con los Capitán Corneta, el blues siempre fue el pretexto más cercano como pa’ hacer algo. Tiene que ver con un tema de identidad. En todo orden de cosa no hay que encasillarse. Soy músico, pero también pintor, productor, si tuviera tiempo me gustaría estudiar cocina. No hay que casarse con una pura habitación. Finalmente, a uno le falta tiempo y energía. No te das ni cuenta y ya tienes 50 años y te faltaron tantas cosas por hacer. Who killed James Como gran parte de su generación, Pancho Rojas fue un joven que vio esperanzas en el proceso que se abrió tras el triunfo de la opción No en el plebiscito de 1988, pero que rápidamente se permeó por el malestar de los noventa. La alegría no llegaba y la transición pactada era acusada de hipócrita por una contracultura en resistencia, que el revisionismo mercurial ha acallado, como si la juventud chilena naciese recién en 1994. En esos primeros cuatro años democratacristianos, algunos jóvenes formaron bandas de rock y otros militaron en fuerzas de choque política, pasando algunos a la historia. Uno, en especial, hizo ambas cosas. El verdugo de la transición, Ricardo Palma Salamanca. – A propósito de La Banda del Capitán Corneta, ¿qué hay de mito y verdad sobre la relación que tuvieron con Palma Salamanca, el famoso frentista y asesino de Jaime Guzmán? ¿El Negro Palma tocó en La Banda del Capitán Corneta? – Es verdad. Existía mucha cercanía porque Ricardo era del Colegio Latinoamericano de Integración y yo era del Francisco de Miranda, que son colegios que tenían mucho parentesco porque en la época de los ochenta sirvieron mucho como colegios especiales que recibían a retornados. Soy retornado junto con mi familia. Nos fuimos el año 75 de Chile con la beca “Pinochet Ugarte” que se ganó mi papá y volvimos a principios del 85, justo pal’ terremoto. Me fui forzado a los cinco años y volví a los 15 y ahí nos integramos a Chile. Nos sirvió mucho el colegio porque nos integró a una realidad que era muy heavy en plena dictadura, todo era bastante duro, mucha represión, etc. Algo similar a lo que pasó en el estallido, pero con repercusiones más grandes porque había gente desaparecida. En el camino nos hicimos amigos en común entre el Miranda y el Latino, y entre medio salió el Negro. El Negro tenía mucha afinidad con la guitarra y terminamos tocando juntos. Yo era compañero de la Miska (Silvia Brzovic, también integrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez) que era la pareja del Negro. Así que ese mundo es parte de mi pasado y también de mi presente, digámoslo. – ¿Cuánto de ese pasado combativo o fraccionado por la dictadura está en tu presente musicalmente? – n lo musical quizás no hay muchas cosas presentes, pero en primer disco de Mandrácula hay un tema que se llama ‘Who killed James’, que evidentemente es una alusión al Negro. Yo lo puse en inglés pensando en que pasara más desapercibido. – Con 52 años y esta vida de historia y rocanrol encima, ¿te sientes un referente del rock chileno? – La verdad es que en algunas cosas siento que sí, porque varios colegas me lo dicen. Así como yo también tuve referentes, no sé po’, yo iba a ver a los Electrodomésticos y decía «¡oh, este weón del Carlos Cabezas que es bacán!». También están los UPA! y decía «¡qué la raja estos hueones!». Tal vez no fueron referentes para hacer su música, pero me impulsaron para tocar. Me acuerdo haber visto a Los Prisioneros en el Pedagógico con un sonido como el hoyo y 50 hueones mirando el show y puta, yo quería puro tener una canción pa’ subirme a tocar. El Bluesman de El Cruce me dice que empezó a tocar armónica porque me escuchó a mí, o el Felipe Toro que vio a Mandrácula y quería hacer lo mismo. Por estar antes indudablemente uno es referente para otros colegas y ahí viene la responsabilidad de sustentar esa referencia. Una cosa es la suerte de estar en el momento indicado y con los hueones indicados, como Los Beatles, pero otra tiene que ver con la consistencia del trabajo que uno haga. – ¿Cómo es hacer rock en este momento de tu vida y en este contexto de crisis? – El rock siempre va a ser un acto de rebeldía, lo que pasa es que en este momento vivimos una situación donde existen muchos estímulos, con cabros chicos que a los seis años ya están jugando PlayStation. Yo llevo como dos años haciendo clases de canto en School of Rock y te sorprendería la cantidad de niños rockeros cantando material clásico y que la regozan. Aunque suene cliché, creo que el rock jamás va a morir. Es distinto ahora porque existe toda esta hueá de la narcocultura, pero para nuestra suerte, creo que estamos en un país con una cultura rockera y musical cada vez más grande y en exposición. Hay muy buenos músicos en Chile. – Aún así, las bandas tienen un lugar marginal y lejos de la primera línea informativa – Lo que falta es que exista más apoyo a la gestión y más fraternidad entre músicos. Las radios deberían ser el lugar donde uno debe estar, pero hay muy poco espacio. El famoso 20% es insuficiente y en la Futuro sigue sonando Led Zeppelin y Ozzy Osbourne. Hace poco vi el documental de Pablo Inzunza sobre los Fiskales (“Malditos, la historia de Fiskales Ad-Hok”, 2004) y me dieron ganas de llorar. Antes era muy difícil tener un instrumento o sacar un solo, ahora tienes información por todos lados y hay muy buen material. Qué ganas de que se pudiera difundir más, incluso Rockaxis, que es un medio más grande pero no sale del nicho. – ¿Te ha afectado mucho la pandemia a nivel humano? – Echo de menos tocar en vivo. El jueves 19 de agosto vamos a lanzar el disco en el Club RBX en Vicuña Mackenna, el ex Rock & Guitarras, que tiene un aforo de 100 personas y con las nuevas medidas ya vamos a poder hacerlo. Estoy entusiasmado, ensayando pa’ desoxidar los dedos y preparando el show. Si no nos vuelven a encerrar, sería ideal hacer un circuito de lugares, porque tengo más ganas que la cresta de tocar. Este segundo año de pandemia nos pilla un poco más preparados. Uno siempre es positivo y dice esta hueá se va a acabar y vamos a volver a la vida normal, pero también con incertidumbre. Siento que en alguna medida, esto no va a ser una salida tan rápida y nos vamos a tener que acostumbrar a la mascarilla y ciertos protocolos. Es un cambio de vida mundial y eso implica adaptarse emocionalmente para subsistir y transformarse en una especie de sobreviviente de las cosas que pasan. – Y con esa historia personal y rebeldía propia del rock, ¿cómo ves el escenario político actual? – Las cosas caen por su propio peso. Yo estoy feliz que estén pasando cosas positivas para todos los chilenos, no solo para algunos. Vivimos en un sistema inventado donde venía todo afinado para algunos y creo que es un momento reimportante para Chile. Ojalá sucedan las cosas pa’ mejor y no pa’ peor. Yo viví chico la dictadura y tener que irme del país, empezar de nuevo afuera y empezar de nuevo cuando volví, y es muy duro. Ojalá exista más encuentros, pero también más justicia. En Chile cada uno se salva a sí mismo y sería bacán vivir en un país mejor. Al final, en todos lados está la escoba y están sucediendo hueás, que a ratos es medio apocalíptico lo que sucede. Saco la conclusión de que hay que mirar la vida con lo mejor que uno pueda, estar feliz y ser agradecido, pero también mirar pal lado, al prójimo y tener una actitud no tan personalista, porque si uno se acostumbra al estar bien y el resto que se joda, no po’, hay realidades muy distintas en el país. Ojalá sea una transición positiva. Estoy con sentimientos encontrados con los resultados de las primarias y ojalá Boric no sea más de lo mismo. Estoy feliz de que no haya una Concertación con los mismos viejos vinagres de siempre y estoy feliz de ver a Boric como cara nueva, pero igual es raro, porque Jadue pudo no haber salido para evitar «un comunista que nos lleve a la perdición y al infierno» (ríe). Es bueno el despertar y el descontento, pero tengo esos sentimientos encontrados por mi postura política. Estoy con incertidumbre, atento y con ganas de participar. Tags #Pancho Rojas #Bomba Corazón #Nelson Arriagada #Matías Alderete #Juan Carlos Raglianti Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. Ultimos Contenidos Chile Noticias Frank's White Canvas da el primer aviso de su próximo disco Viernes, 01 de Diciembre de 2023 Chile Noticias Imperdible: Los Tres anuncian show gratuito en Santiago Jueves, 30 de Noviembre de 2023 Chile Noticias 9 de diciembre: Surfin Caramba, Brujo y más en Clandestina Jueves, 30 de Noviembre de 2023 Chile Noticias EyMacarena lanzará ''Ausente'' en vivo Jueves, 30 de Noviembre de 2023 Chile Noticias Ilegales encabezará el Festival Sudamerican Rockers Jueves, 30 de Noviembre de 2023 Chile Noticias Horeja estrena single con miembro de Santaferia Jueves, 30 de Noviembre de 2023 Chile Articulos Los Prisioneros en el Estadio Nacional Jueves, 30 de Noviembre de 2023 Chile Noticias Jorge Cabargas comparte su banda de sonido para ''Isla Alien'' Miércoles, 29 de Noviembre de 2023