Weichafe: saboreando este infierno

Viernes 14 de enero, 2022
Teatro Coliseo

En un tiempo más quizás servirá de anecdotario, pero Weichafe estuvo a pocas semanas de cerrar dos años sin presentarse en la capital. El motivo, conocido por todos: la pandemia, el encierro y la imposibilidad de movimiento. Para el conjunto, afincado hace un tiempo en México, significó la detención de la maquinaria. Marcelo Da Venezia revelaba meses atrás que el proceso de un nuevo álbum quedó truncado (aunque se espera su lanzamiento para este 2022), pero otras cosas fueron borradas de la lista de pendientes, especialmente lo relacionado a la reedición de “Tierra oscura del sol”. Y su celebración.

Decíamos que fueron casi dos años sin ver al grupo en Santiago. Por lo tanto, el reencuentro prometía alcanzar altos ribetes de emoción y desahogo. La prueba de fuego fue superada al instante: los weichaferos se hicieron presentes, en una postal digna de enmarcar. ¿Cuántos de ellos habrán sufrido los embates del coronavirus? ¿Cuántos de ellos encontraron refugio en la música de Weichafe durante estos meses y celebraron la noticia del regreso a Chile para tocar en vivo? Las respuestas son varias y todas se exhibieron anoche: gente emocionada cantando ‘De espalda al cielo’ o ‘Viaje nocturno’, otros dejándolo todo en la cancha (‘Opción laverna’ y ‘Tres puntas’ fueron instantes de total intensidad).

“Siempre estas reuniones son largas”, comentó Ángelo Pierattini a una radioemisora local días antes del concierto. La apuesta era alta -como siempre-, mas no desmedida, Weichafe es una banda hecha a punta de sacrificio y desafíos, endureciendo la piel tras momentos al límite, convirtiéndose sobre el escenario en una maquinaria inapelable y, al mismo tiempo, sabia. El motivo principal del encuentro, “Tierra oscura del sol”, fue abordada al completo, pero el mensaje del grupo era claro: celebraremos nuestro primer disco, saludando también al resto de nuestro catálogo. Y así no más fue, con cerca de una treintena de tracks, en un orden pactado para festejar: al comienzo, la banda arranca con el trabajo a conmemorar. ‘Opción laverna’ sigue tan amenazante como desde el principio, ‘Viaje nocturno’ expele ese aire narcótico que aumenta en la callejera ‘Silencio’ y ese progreso guitarrero de Pierattini que tiene magia en sus cuerdas (en más de un instante del recital la gente asumió las labores de crear los riffs), ‘Cadáver feliz’ ofreció su tranco imparable e implacable, y ‘Tres puntas’ fue más inmensa que nunca. ¿’Come Together’? Ya parece una canción de Weichafe.

 

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El resto del setlist fue la reafrmación del lazo de la banda con su público. ‘Las cosas simples’ continúa encontrando cotas más altas de emoción, ‘Respiro la luz del sol’ fue el desahogo junto a ‘Ripio y soledad’, ‘El rock del Poncho’ y ‘El cigarrito’ (Víctor Jara) fueron homenajes sinceros en una presentación que miró al pasado, evidenciando a la vez la vigencia: Weichafe prepara un nuevo álbum y algo pudimos escuchar. Las ansias de los fanáticos terminará en marzo, cuando se estrene el adelanto inaugural.

Vale la pena dedicar unas líneas a la estupenda reedición de “Tierra oscura del sol”. Expandida y mejorada, lo publicado meses atrás es también en cierta forma un acto de justicia, reparando el patrimonio del conjunto nacional, un sacudón a la memoria y también -por qué no decirlo- la manera de, a través del debut, vislumbrar la posibilidad de llegar a oídos nuevos y cultivar la potente relación con los ya convertidos. Weichafe encabezó un festejo fenomenal y potente. Qué reencuentro.

Alberto Morales

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