Lucybell: sin odio y late

Sábado 24 de septiembre, 2022
Teatro Coliseo

“Viajar” y “Amanece”, los discos protagonistas en la segunda jornada de la tríada conmemorativa de Lucybell por sus 30 años, esta semana en Teatro Coliseo, representan dos momentos diferentes en su carrera. El primero acentuó la escalada de popularidad, merced de una constante rotación en radio y televisión de singles imbatibles (‘Mataz’, ‘Viajar’, ‘Carnaval’, ‘Si no sé abrir mis manos’), expandiendo sus fronteras sonoras y también físicas, presentándose en el extranjero, llegando a escenarios importantes como el del Festival de Viña del Mar. A la altura del segundo, la formación original ya era historia, por lo que la música también fue el catalizador para sobrevivir y continuar el proyecto, demostrando al mismo tiempo que el éxito del conjunto se basa más en el amor de seguir haciendo música. Llámenle resiliencia o porfía -o ambas-, pero la voluntad de seguir y transformarse es probablemente su más distintiva cualidad..

Descartar el orden original de los discos por uno más acorde a las emociones fue una decisión acertada. La rabiosa ‘Siglos’ abrió la velada, con un Coliseo hasta las banderas de fanáticos que jamás dejaron de corear, saltar o participar, incluso en aquellos temas que no fueron sencillos promocionales: ‘Me dejo tentar’ y ‘Amanece’ entregaron el toque de sensualidad, ‘Mi luz crece’ reveló un hálito de U2 circa “Zooropa”, ‘Tropezar al andar’ fue épica pura, ‘Transmisión’ y ‘Mi corazón’ otorgaron un momento de ternura, ‘Tu honor’ suena tan desolado como en 1996, mientras que ‘Arrepentimiento’. ¿La sorpresa? ‘Ver’, sin ser ni remotamente habitual en sus shows, fue cantada de principio a fin por los asistentes. Pese a comunicarse en pocas ocasiones, la simbiosis del trío con el público fue perfecta. No fue necesaria una exuberante puesta en escena, pues las bondades de Lucybell se cimentan mayoritariamente en las canciones, una conexión mucho más poderosa. Sólo así se comprende la comunión vivida en ‘Milagro’, con ese final “Soy tú, tú eres yo”, interpretada por los fans a todo volumen.

 

Sobre el escenario, los integrantes de Lucybell dieron cuenta de su fiato y compenetración. Claudio Valenzuela fue un sólido frontman, con una voz en plenitud y un carisma magnético, Eduardo Caces como multiinstrumentista es vital en el entramado de la agrupación, y Cote Foncea fue sencillamente descomunal. Desde la batería es un acorazado (‘Si no sé abrir mis manos’, ‘Luces no bélicas’), pero también puede tomar el bajo y hacerlo brillar, como se escuchó en ‘Mi corazón’, o tomar la guitarra acústica y encender la fogata en ‘Eléctrico cariño’. Y ya que estamos, la lista de hits en el concierto llegó a ser envidiable: sofisticación para las masas en ‘Mataz’, la implacable ‘Lunes no bélicas’, siempre conmoviendo con ‘Carnaval’ y despegando cuando suena ‘Viajar’. En el bis, lucieron ‘Ver el fin’, ‘Tu sangre’, ‘Sálvame la vida’ y ‘Mil caminos’.

Con un público totalmente entregado, Lucybell terminó su segundo viaje en esta celebración de sus tres décadas. Por discos como “Viajar” y “Amanece” es que el conjunto merece su aparición, con letras grandes, en la historia de la música chilena. Son obras propositivas, de sofisticación y crudeza con alcance masivo en el estudio y sobre el escenario. La noche del sábado en Teatro Coliseo fue otra instancia más para comprobarlo.

Jean Parraguez