Quiero ser adorado: Damon Albarn en la guerra del britpop
Fue un impulsor clave del movimiento y asumió su vocería
El sello de Blur, Food, propiedad de EMI, cambió la fecha original de salida de 'Country House' para coincidir con la de 'Roll with It', anunciada antes por la etiqueta de Oasis, Creation, perteneciente a Sony. El 14 de agosto de 1995 se verían las caras las dos bandas jóvenes más grandes de Reino Unido. El “campeonato británico de los pesos pesados”, como tituló NME en una portada de diseño boxístico, fue elevado a la categoría de tema nacional.
Los informativos de televisión cubrían la noticia. Sus ribetes sociales llamaban a que la ciudadanía tomara partido. El choque entre ambos grupos hablaba de las tensiones patrias; poseía un subtexto profundo, delicado y universal. No sólo eran jóvenes proletarios comunes y corrientes de Mánchester versus londinenses que estudiaban en una universidad artística. Era la clase obrera del norte luchando contra la clase media del sur.
Un toque de rencilla sazonaba la competencia. En su libro “Entertain Us: The Rise and Fall of Alternative Rock in the Nineties”, el periodista musical Craig Schuftan narra una decidora anécdota de la noche de mayo de 1995 en que Oasis celebraba el número uno alcanzado por 'Some Might Say', primer adelanto de su entonces venidero “(What's the Story) Morning Glory?”. Apenas llegó Damon Albarn, que iba con la intención de felicitar al grupo, Liam Gallagher se plantó en su cara a espetarle un agresivo “fucking number one!”.
Su moral contra la nuestra
No es raro que Albarn pasara a saludar: había asumido la victoria del britpop sobre el grunge como causa personal. Disfrutaba el estatus que le daba liderar el movimiento y entendía que estaba cerca de convertirse en un ícono de su generación. “Si el fin del punk era eliminar a los hippies, yo estoy aquí para deshacerme del grunge”, afirmaba en esa época. Cualquier inglés aburrido de los códigos rockeros estadounidenses podía simpatizar con esa postura. Los propios Gallagher adherían a la repulsa de los modos depresivos del grunge. En la síntesis del deslenguado Liam, “los americanos quieren ver gente roñosa apuñalándose la cabeza sobre el escenario. A tipos luminosos como nosotros, con desodorante, no nos entienden”.
Ante los medios, Damon Albarn asumió gustoso la vocería del britpop. El estreno de 'Country House' en TV fue durante un especial de BBC llamado “Britpop Now” en el que ofició de presentador. Triunfalista, dijo que “las bandas inglesas ya no se avergüenzan de contar de dónde son, han encontrado su voz”, después de un período en que “si no eras una versión dietética de Nirvana, no eras nada”. El espacio también contemplaba clips en vivo de Pulp, Elastica, Boo Radleys, PJ Harvey, Sleeper, Gene, Menswear, Marion, Powder y Echobelly.
Albarn tenía razones de sobra para estar entusiasmado. Después de darse un costalazo comercial con “Modern Life Is Rubbish”, Blur remontó en 1994 gracias a “Parklife”, número uno del UK Albums Chart veinte días después de la muerte de Kurt Cobain. El viento soplaba a favor de la música hecha en la isla en los meses previos a la batalla con Oasis. “I Should Coco”, de Supergrass, fue el debut que mayores ventas le reportó al sello Parlophone desde “Please Please Me”, de los Beatles; Elastica puso en el primer lugar su ópera prima homónima; Suede con “Dogman Star” y Pulp con “His 'n' Hers” estaban en pleno apogeo.
Háganme caso
Las circunstancias despertaron sus ganas de hablarle a todo Reino Unido y ser un auténtico ídolo masivo. 'Country House' fue seleccionada como single por las buenas reacciones que obtenía; de las canciones nuevas de Blur, era la de mejor funcionamiento en vivo, la gente siempre terminaba coreando el final. Su elección provocó roces internos. Graham Coxon quería llevar al grupo a un sonido menos comercial, finalmente plasmado en el disco homónimo de 1997 que renegaba del britpop (y en cuya gira jamás sonó 'Country House').
Damon Albarn interpretaba los deseos del guitarrista como falta de agallas. Coxon ya era un acólito de Pavement, adhería a su sensibilidad indie. No conectaba con la actitud ganadora que desembocaría en la Cool Britannia. En más de algún concierto, trató de sabotear 'Country House' mediante estridentes intervenciones. Tampoco podía soportar su video lleno de veinteañeras guapas, al que consideraba una muestra de sexismo. En ese tiempo, su pareja era parte de la feminista movida riot grrrl, Jo Johnson, una integrante del grupo Huggy Bear.
Los nervios de Coxon se crispaban por el trato mercantil que recibía su arte. Odiaba verse inmerso en una situación tan chabacana como un concurso de popularidad con Oasis. Damon Albarn estuvo dispuesto a correr el riesgo de alienarlo. Con tal de ejecutar su visión como paladín de la nueva música inglesa, también puso en peligro el prestigio de Blur dejándose encasillar bajo un término tan vago como britpop, una etiqueta que Elvis Costello definió acertadamente como “reduccionista, siempre termina insultando a los mejores y elogiando a los peores”.
Te lo dije
El paso del tiempo le ha dado razón a Albarn. Las decisiones que tomó en 1995 fueron instrumentales en hacer de Blur un tesoro nacional. Si no hubiesen alcanzado ese nivel de reconocimiento, sería imposible pensar en los hitos que definen su presente. Ni hablar de aclamados conciertos de regreso en calidad de clásicos absolutos, ni de sorprender al mundo con un disco ampliamente aplaudido como “The Magic Whip”. Menos de emocionar a sus fans con 'My Terracotta Heart', una canción acerca de la amistad de Albarn y Coxon.
Afiliarse al britpop probó ser una táctica efectiva. Aunque obviamente no fue por altruismo, Damon Albarn puso su imagen y sus canciones al servicio de otros músicos. Las bandas que venían detrás de Blur y Oasis obtuvieron exposición mainstream en la previa al 14 de agosto de 1995 porque aportaban contexto y sustancia al enfrentamiento. Concebida como una maniobra para publicitar a dos grupos, la disputa por el “campeonato británico de los pesos pesados” trajo beneficios al resto de la camada. Básicamente, la puso en el mapa.
La adopción de la cultura popular de parte de Albarn, empecinado en la era “The Great Escape” en ocultar su bagaje intelectual para camuflarse entre la multitud, era tan impostada como el talante depresivo del grunge. Un acto de abajismo, o tal vez una muestra pionera de lo que ahora suele llamarse normcore. Con todo, no queda otra alternativa que aplaudir su esfuerzo por encajar en su época, comprender la idiosincrasia de sus compatriotas y finalmente causar un impacto en el lugar donde le tocó desarrollarse como artista.
'Country House', con 274 mil copias vendidas, superó las 216 mil de 'Roll with It'. Eso sí, a la hora de los discos, “What's the Story (Morning Glory?)” le dio una paliza monumental a “The Great Escape”. Por eso tiende a decirse que Blur ganó la batalla, pero Oasis venció en la guerra. Aunque una verdadera resolución debería considerar otros factores aparte de las ventas. Si hablamos de quién tiene la discografía más consistente, variada e interesante, Damon Albarn ríe al último.
Andrés Panes
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