29 años sin Freddie Mercury y Eric Carr

Freddie Mercury: El dueño del show
Son muchos quienes sólo hemos sabido de Freddie Mercury por sus discos y videos. Nunca "estuvimos ahí", nunca pudimos verlo en vivo. Pero incluso así, lo que alcanzamos a percibir a través de sus registros audiovisuales es tan avasallador que no es mucho el espacio para discusión: ningún escenario vio subirse a un tipo tan carismático e imponente como él. El amo de los escenarios.
Su nombre original era Farrokh Bulsara. Nació el 5 de septiembre de 1946, en Zanzíbar, una isla africana que en ese momento era colonia inglesa y hoy forma parte de Tanzania. Llegó a Inglaterra a los 17. En la escuela de arte conoció a un tipo que tenía una banda llamada Smile, donde tocaban Brian May y Roger Taylor. Precisamente fue aquel tipo, llamado Tim Staffel (bajo y voz), quien en 1970 dejó el grupo, puesto que fue cubierto por Mercury al micrófono y al poco tiempo por John Deacon en las cuatro cuerdas. El resto lo conocemos todos.
¿Era tan bueno Queen en vivo? Contaban con el frontman más grande de todos los tiempos, así es que la respuesta debiese ser afirmativa. A 29 años de la muerte de Freddie Mercury, su estrella y recuerdo siguen destellando a lo lejos, y las razones están estampadas en toda la obra de la banda que comandó, pero en particular en cada una de las presentaciones que dieron.
“Mientras más grande, mejor”, dijo alguna vez Mercury respecto a la convocatoria de los actos de Queen. ¿Cuántos más tuvieron esa actitud? Los tiempos post-Mercury no conocieron de otro carácter que conectara con la audiencia en la manera en que Freddie lo hacía. Lo dijo el mismísimo Kurt Cobain, en su mítica y aún discutida carta de despedida: “Cuando estábamos en backstage y se prendían las luces, y empezaban los gritos de los fans, nunca me afectó de la manera en que lo hacía con Freddie Mercury, quien se veía amaba la adoración de la multitud, que era algo que admiro y envidio totalmente”.
No es una exageración. Está todo ahí, en los DVDs, en YouTube, e incluso en la nostalgia y hambre de gloria que aún persigue a dos de sus ex compañeros, Brian May y Roger Taylor, incapaces de superar la partida del héroe que compartieron con el mundo completo. La huella de Queen quedó por todas partes en la historia, y el conjunto llena un espacio en el corazón de muchos –como May y Taylor han podido comprobar en los últimos años. Es en el escenario donde se generó el vacío tan inmenso. Alguna vez, Mercury dijo ser “tan poderoso en el escenario que veo que he creado un monstruo. Cuando estoy en escena soy extrovertido, pese a que soy un hombre totalmente distinto”.
En 1978, tuvo la audacia de decir “ahora tengo dinero. Siempre supe que era una estrella. Sólo que ahora el resto del mundo parece estar de acuerdo conmigo”. A fines de los setentas, pocos le hacían el peso en cuanto a fama y éxito. Pero lo suyo no sólo era hacer show. Marcó también ostensibles diferencias fue en su desempeño vocal. Hay sitios de Internet dedicados a analizar su voz, cómo llegaba de un tono a otro. Una garganta monumental.
Pero para arrasar en vivo, no basta con ser un gran vocalista, ni con que el resto de la banda toque un kilo. Hay que ir más allá. Mercury lo tenía muy claro. Jugaba con el nombre de la banda incluso. Se ponía una corona, usaba una capa. “El concepto de Queen (Reina) es la realeza, lo majestuoso. El glamour es parte de nosotros. Creemos que un show tiene que ser un espectáculo. Un concierto no es una representación en vivo de un disco. Es un acto teatral. Queremos que la gente se vaya a la casa con la sensación de haberse entretenido completamente” decía al respecto.
No sólo desarrolló su carrera junto a Queen. Editó dos discos solistas (uno con la cantante de ópera Monserrat Caballé), más un par de singles. Eso ocurrió entre 1985 y 1988, lo que en su momento generó que empezaran a correr los rumores de la separación del cuarteto. En su mítico concierto de Wembley de 1986, le dijo al mundo que los miembros de Queen seguirían “juntos, hasta el día que muramos, se los aseguro”. Y así fue.
Desde fines de los ochentas que se comenzó a rumorear sobre el estado de salud de Mercury. Durante 1990, grabaron el disco "Innuendo", que salió a la venta en febrero del 91. El video promocional del single 'These are the Days of Our Lives' nos mostró a un Freddie completamente enfermo, disminuido. Era evidente que algo le ocurría. Brian May recuerda aquel disco: “hicimos Innuendo sabiendo qué era lo que pasaba. Si lo escuchas, notas que está hecho con el conocimiento de que a Freddie no le quedaba mucho tiempo más en el planeta”.
En 1990 también, Queen recibió un reconocimiento en los Brit Awards por su aporte a la música británica. Fue la última aparición de los 4 miembros del grupo en un mismo escenario, aunque no tocaron. El encargado de agradecer fue May, y el ex-todopoderoso amo de los escenarios sólo se remitió a decir “muchas gracias”. Innuendo es un buen disco, pero no es precisamente una obra que inspire felicidad.
Desde 1989 la cosa se había hecho insoportable con la prensa. Finalmente, el 23 de noviembre de 1991, se publicó hacer el siguiente comunicado de prensa, hecho con su manager el día anterior: “A partir de las enormes conjeturas de la prensa, quiero confirmar que se me ha detectado VIH positivo y que tengo SIDA. Sentí que debía guardar esta información en privado para proteger a quienes me rodean. De cualquier manera, ha llegado la hora para mis amigos y fans en todo el mundo de conocer la verdad, y espero que todos se unan a mí, mis doctores y todos alrededor del mundo en el combate de esta terrible enfermedad. Mi privacidad siempre fue especial para mí, y soy conocido por mi lejanía con las entrevistas. Por favor entiendan que esa política continuará”.
El impacto mundial fue instantáneo. Peor aún, fue lo último que se supo de su persona en vida. Tan solo un día después, el 24 de noviembre, Freddie Mercury moriría a la edad de 45 años. Hoy se cumplen 29 años de aquella fecha. Quién quiere vivir para siempre.
Eric Carr: El hijo adoptivo
La formación original, y seguramente la más amada de Kiss, tenía en batería a Peter Criss. Pero en 1980, éste dejó su puesto. Y después de audicionar a varios bateros, el escogido fue Eric Carr. Reconocido hoy como uno de los buenos bateristas de su era, y el favorito de las distintas formaciones de Kiss.
En la banda de Paul Stanley y Gene Simmons, participó de varios hitos que marcaron su carrera. Discos como "Creatures of the Night", "Lick It Up" o "Crazy Nights" forman parte de su currículo, pero tal vez el motivo por el que más se recuerdan sus años en la banda fue porque fue protagonista de los años del Kiss sin maquillaje. Algo muy superficial para algunos, pero que representó la intención de los música de concentrarse únicamente en lo que mejor sabían hacer: rock & roll, sin tanta parafernalia.
Cuando fue escogido, fue presentado oficialmente a través del Kiss Army Newsletter con las siguientes palabras: “Interminables horas de frustración pasaron buscando un reemplazo para Peter. (…). Pero apareció Eric Carr. Pareció que antes de siquiera sentarse a tocar, ya había algo especial en él. Tiene una presencia más grande que la vida misma. La sala se tornó silenciosa. (…) Tomó las baquetas, y voló el techo del edificio. Es el descubrimiento más excitante en el mundo del rock and roll desde Kiss!!”. Con esa presentación, estaba más o menos claro que la adoración por su persona tardaría poco en llegar.
Alcanzó a estar 12 años formando parte de Kiss. Vivió la época de menor impacto comercial del cuarteto, al menos en apariencia. Fue al sacrifico, por decirlo de algún modo. Aún así, logró quedar en la memoria de los fans. No había razón para que dejase al grupo. Hasta que aparecieron los problemas de salud. A comienzos de 1991, le habían sacado un tumor de un área cercana a su corazón y pulmones. “Me he dado cuenta que los doctores no saben bien qué es realmente el tumor. Han enviado muestras a todo el país para averiguarlo y nada ha sucedido” contaba tras su primera operación.
Aún así, se tomó la situación con humor. “Poco a poco, cada año nos van sacando pequeños trozos de nuestro cuerpo (en alusión a su tumor)… Y aunque no estemos enteros, nosotros (Kiss) vamos a estar para siempre aquí”. Siempre se mostró optimista. Y estaba particularmente preocupado de no detener el ritmo de trabajo de sus compañeros de banda. En sus 12 años como baterista de Kiss, tocó tambores en 8 álbumes, una marca nada despreciable.
No llevaba ni una semana fuera del hospital y ya pensaba en su recuperación para volver a grabar. “Afortunadamente, tenemos tiempo para el disco. Esto no lo va a retrasar. Si se corriera la fecha de grabación, lo que va a suceder es que podremos terminar más canciones y entrar al estudio con material aún mejor. (…) El álbum debería estar listo a comienzos del próximo año (1992)”. Ese disco, que saldría efectivamente en el 92, pero en mayo, tendría por nombre "Revenge".
"Están todos trabajando por el disco. Eso es en lo que nos concentraremos ahora. Bob Ezrin va a producirlo, salvo que algo raro pase (así finalmente ocurrió). Y me parece genial. Él produjo el que probablemente es el mejor disco de Kiss, Destroyer, y yo no trabajo con él desde Music for ‘The Elder. Así que será un gusto volver a hacerlo. El disco será bien pesado. En parte, Ezrin estará con nosotros para recapturar la magia de Destroyer". Aunque todavía no comenzaban con las sesiones de grabación, Carr no se equivocaba, pues "Revenge" es considerado el último gran disco de Kiss.
No logró aparecer en el disco, con excepción de ‘Carr Jam 81’, el único solo de batería que grabó, y se puso en la placa como homenaje póstumo. Además, grabó voces en la canción ‘God Gave Rock and Roll to You II’ En el 91, tras esa primera operación, la cual se pensó que había sido exitosa, al poco tiempo llegaron las complicaciones. Su salud comenzó a deteriorarse, y el cáncer no logró ser controlado. Pasaría sus últimos 2 meses de vida inconsciente en el hospital. Finalmente, una hemorragia cerebral acabó con su vida, el mismo día que murió Freddie Mercury.
Kiss logró seguir funcionando. En los últimos días de vida de Carr, cuando ya nada había que hacer con su salud, fue reemplazado de manera oficial por Eric Singer, quien estuvo con la banda para “Revenge”, y se mantuvo hasta el Unplugged, cuando Peter Criss volvió y los 4 miembros originales decidieron reunirse otra vez... y de regreso permanente desde 2004. Aún así, el recuerdo y el nombre de Eric Carr siguen imborrables en la memoria de los fanáticos y los miembros de Kiss.
Juan Ignacio Cornejo
Tags
Ultimos Contenidos
Excelente: Deftones lanzará una cerveza inspirada en ''Ohms''
Lunes, 25 de Enero de 2021
Monstruos legendarios: estrenan trailer de ''Godzilla vs. Kong''
Lunes, 25 de Enero de 2021
Murió Gabriel Ruiz Díaz, compositor y fundador de Catupecu Machu
Lunes, 25 de Enero de 2021