Una de las bandas fundadoras del Metal, así de simple. Los británicos no sólo son pioneros del género, sino que han sido una agrupación innovadora, atrevida y que -con altos y bajos- han sorteado cada uno de los traspiés que han tenido en sus más de cincuenta años de carrera. El respeto es infinito y ésta es sólo una forma de homenajear el arrojo de un grupo de súper humanos, que han parido una infinidad de hits presentes en la memoria de todo fanático de la música.
Debido a su discografía ecléctica, sólida trayectoria, sinigual imagen y constante resurrección, es que el Equipo de Revista Bulldozer decidió categorizar los dieciocho álbumes del menos bueno al mejor. Una tarea ardua, donde el intenso debate, discrepancias y acuerdos dejaron un testamento que queremos compartir con ustedes.
18. Nostradamus (2008)
Primer álbum conceptual de la banda, experimental, de teclados y atmósferas predominantes e -incluso- con algún acercamiento al doom. El disco basado en la vida del profeta/vidente francés del siglo XVI, debe ser de los pasos en falso más complejos en la trayectoria de Judas Priest, un disco que incluso fue doble, donde el desgaste de la agrupación los llevó a tomar tan malas decisiones, que el guitarrista K.K. Downing no pudo soportar, llevándolo a renunciar años más tarde. De hecho, las críticas no sólo vinieron de los medios especializados, sino que derechamente los fanáticos no pudieron con un disco que se alejó demasiado de sus raíces, una idea que ni siquiera vino de la banda, pues fue el mánager quién propuso la temática de este álbum. Es cierto, el disco no tuvo malas ventas, alcanzando el lugar once en los Billboard 200 en la primera semana desde su lanzamiento, pero lo cierto es que, con el pasar del tiempo, esa expectación inicial se fue transformando en decepción con las primeras escuchas. Un disco que poco a poco se va hundiendo más en el olvido.
17. Demolition (2001)
Este disco fue un cúmulo de malas decisiones. Teniendo que cumplir cláusulas con el nuevo sello, Atlantic Records, el conjunto británico se dispuso a sacar un álbum a la rápida, alejado de su reconocible sonido y agregando sonoridades “modernas” que intentarían acercarlos al mundo del nü metal (que claro, vivía su mejor momento). En un intento de reposicionarse sin la presencia de Rob Halford en las voces, ni el talento de “Ripper” Owens pudo con las críticas y pésima venta del disco, que forzosamente agregaba letras agresivas para ganarse fallidamente la atención de los más jóvenes. Ni la etiqueta “parental advisory”, ni menos sus deshonestas canciones pudieron transformar a este disco en un objeto de deseo, uno que aún está presente como de los peores fracasos de la banda. De hecho, tras este lanzamiento y una extensa gira que los llevó por lugares nunca antes visitados en el mundo, Owens tuvo que dejar la agrupación para el retorno de Halford y la alegría de todos.
16. Jugulator (1997)
Tras el abandono de Halford a las filas del conjunto británico, Judas Priest no tuvo más remedio que tomarse un descanso. De hecho, tras varios años de inactividad, anunciaron que volvían con Tim “Ripper” Owens, en un intento de resucitar una banda que había tenido un triunfo arrollador con su última producción, “Painkiller”. Sin embargo, el acercamiento al thrash y el nuevo vocalista no convencieron a prácticamente nadie, comenzando a tomar fuerza la idea si la agrupación debía continuar o retirarse. Las cosas no fueron nada de fáciles con este álbum, pues las canciones debieron adecuarse a la voz de Owens, haciendo que todo sonara “agresivo”, pero poco honesto. Las críticas llegaron por montones, dejando a Judas camino al abismo, mientras que -en paralelo- Halford continuaba fortaleciendo su carrera en solitario.
15. Rocka Rolla (1974)
Con una etapa posterior tan exitosa y alabada, hay varias otras que quedaron eclipsadas a lo largo del tiempo; el comienzo fue una de ellas. Este disco nos muestra a un Judas Priest que todavía no encontraba su norte, tanteando el blues rock y el progresivo con cortes como ‘Run of the Mill’ o la seguidilla ‘Winter/Deep Freeze/Winter Retreat/Cheater’. La desprolija calidad de sonido de este trabajo tampoco ayuda a la experiencia, siendo olvidado por los fans e incluso por la banda, rescatando solamente ‘Never Satisfied’ durante esa supuesta gira de despedida llamada “Epitaph” y en algunos shows solistas de Rob Halford previo a su regreso a la banda. Afortunadamente, lo mejor todavía estaría por venir. Para nada estamos ante lo peor del conjunto ni mucho menos, pero con tanto buen material, obviamente algo quedaría atrás.
14. Redeemer Of Souls (2008)
Tras el desastre de “Nostradamus”, los británicos debieron actuar rápidamente. Sin K.K. Downing entre sus filas, el ingreso del joven guitarrista Richie Faulkner les dio un nuevo respiro, tomándose en serio el hecho de hacer un disco como antes, con el espíritu heavy metal que les dio tanto éxito en las décadas pasadas. De hecho, la recepción de la crítica y los fanáticos fue sorprendente, la fórmula de antaño aún surgía efecto y fue el momento perfecto de resucitar una vez más. Es más, este disco los llevó a estar -por primera vez- en el Top 10 de los Billboard 200, y nada menos que en un glorioso sexto lugar. Destacada es la canción de apertura ‘Dragonaut’, ‘Metalizer’ y en verdad todo un álbum que se esmeró por recuperar el camino perdido.
13. Point Of Entry (1981)
Luego del tremendo éxito comercial en todo el mundo de “British Steel”, su sucesor buscó explotar esa vertiente más “radio-friendly”, es decir, canciones más orientadas a las masas, como lo fue el gran hit del disco, ‘Heading Out To The Highway’, una canción perfecta para escuchar en la carretera. Quizás fue el hecho de que la banda se dirigió a trabajar en el disco hasta las playas de Ibiza, en España, lo que influyó en que compusieran canciones más relajadas y menos “furiosas”, pero temas como ‘Don’t Go’, ‘Hot Rocking’ y sobre todo la épica y sensacional ‘Desert Plains’, brillan con total intensidad en una placa más orientada al Hard Rock, que al Metal puro y duro. Se puede decir entonces que este disco fue un paso en falso para la banda, pero lo cierto es que las canciones anteriormente citadas (sobre todo la aplastante versión en vivo de ‘Desert Plains’), se encuentran entre las mejores composiciones de toda la carrera de la banda, lo que indudablemente no es poco. Como curiosidad, el disco salió a la venta con dos portadas distintas, una más literal para Norteamérica y otras más “artística” para el resto del mundo, ¡pero el legendario guitarrista Glenn Tipton dice que odia las dos!
12. Angel Of Retribution (2005)
Todos lo pedían a gritos, incluso el mismísimo Tim “Ripper” Owens como fanático de la banda. El retorno de Rob Halford a Judas Priest fue la inyección que la agrupación necesitaba para volver al ruedo que habían perdido en los últimos años. Sin embargo, pese a la gran expectación que surgió este hecho y las notables ventas (muy superiores a las de muchos discos clásicos), el disco no logró entrar del todo en el fanático más clásico. Es cierto que la producción es notable, con un sonido muy bien elaborado, pero quizás falto de la magia que tenían las composiciones de antaño; muy plástico. De todas maneras, este álbum marcó el gran regreso del vocalista insigne de Judas Priest, sellando el inicio de una era que siempre estuvo flirteando con la despedida, pero que ha logrado seguir en pie hasta nuestros días.
11. Stained Class (1978)
La búsqueda de ese estilo cada vez más propio no solo seguía manifestándose en lo musical, sino que también en lo visual, adoptando aquí su característico y metálico logo por primera vez. Quizás pueda estar un poco más abajo que otros álbumes de este periodo, pero “Stained Class” logra brillar con luces propias, porque es imposible ser indiferente a ‘Exciter’, ‘White Heat, Red Hot’, 'Saints in Hell’ (rescatada en vivo allá por 2018) y, sobre todo, la monumental ‘Beyond the Realms of Death’, lejos una de las baladas más poderosas del género. El Metal estaba lejos de oxidarse, como reflejan su título y portada. Por desgracia, el álbum también se haría tristemente célebre unos años después por el supuesto mensaje subliminal de ‘Better By You, Better Than Me’, original de Spooky Tooth, que llevó a la banda a ser acusada de incitar el suicidio de un fanático.
10. Killing Machine (1978)
La característica estética llena de cuero había llegado para quedarse, y así lo estipuló este quinto trabajo. En cuanto a sonido, sin embargo, se empezó a adoptar una veta más comercial respecto a sus antecesores, buscando tomarse el mundo, como nos insistiría ese intento de Rock de estadios llamado ‘Take on the World’. Dicho cambio no derivó en el disgusto de una gran parte de los fans ni mucho menos, ya que ‘Hell Bent For Leather’ se convertiría en un esencial, no solo como parte del catálogo de hits de la banda, sino que también al ser ese momento que tanto nos hace vibrar en vivo al ver al Metal God entrando al escenario en su Harley Davidson. ‘The Green Manalishi (With the Two-Pronged Crown)’, ‘Rock Forever’ y ‘Running Wild’ son otros grandes momentos de este otro punto clave de estos cultores del estilo.
9. Firepower (2018)
¿Cuántas bandas pueden sacar un disco tan increíble con casi medio siglo de carrera a cuestas? Pues bien, los ingleses sorprendieron a todo el mundo con este álbum directo, de gran sonido y lleno de canciones muy en la onda del “Painkiller” y “Screaming For Vengeance”. Claro, quizás no sea la producción más rockera de todas, pero la escena metalera se inclinó ante un puñado de canciones que fueron coronadas con una de las mejores portadas de Judas Priest… y nada menos que creada por un chileno, Claudio Bergamín. El inicio es demoledor con la canción homónima, mientras que ‘Lightning Strike’ y ‘Evil Never Dies’ no hacen más que reafirmar el potente carácter de este álbum, que también guarda espacio para baladas de antología. Pese a todos los años que caen en las espaldas de esta banda, los ingleses siguen dando clases de Heavy Metal.
8. Ram It Down (1988)
Todos aquellos fans que se decepcionaron por el sonido más “blando” de “Turbo”, recuperaron su fe metálica cuando el sacerdote volvió con un potente nuevo álbum llamado “Aplástalo”. El Heavy Metal agresivo, veloz y punzante volvía en gloria y majestad, como quedaba patente en el desgarrador grito inicial del gran Rob Halford en el tema homónimo, el cual contiene el mejor duelo de solos de toda la carrera de dos leyendas de la guitarra, como los son los maestros Glenn Tipton y KK Downing. Lamentablemente el punto que le juega en contra a la placa es que fue grabada usando una ‘drum machine’ (batería programada), porque Dave Holland debió internarse para desintoxicarse y estar apto para la gira. De todas formas, el disco tiene cañonazos como ‘Hard As Iron’, ‘Heavy Metal’ y ‘Come And Get it’, el himno ‘I’m A Rocker’ y esa joyaza épica de nombre ‘Blood Red Skies’, que fue rescatada en las últimas giras en una versión aplastante en vivo. Muchos consideran a este disco como “el hermano chico” de “Painkiller”. ¡Si Scott Travis hubiera entrado a la banda un año antes, otro gallo cantaría y de seguro este sería un discazo!
7. Sin After Sin (1977)
“Sad Wings of Destiny” ya había fijado la ruta, y este álbum, producido por Roger Glover de Deep Purple, se encargó de seguirla de gran manera. Desde la rockanrollera empezada con ‘Sinner’ ya notamos un trabajo pesado y rápido, lleno de impecables riffs, que seguían vislumbrando la evolución de su sonido, gracias a momentos oscuros y mucho más duros como ‘Starbreaker’ y ‘Dissident Aggressor’ (posteriormente versionada por Slayer). La melancolía también se deja ver en la balada ‘Last Rose of Summer’ y también de una manera más directa en el notable cover ‘Diamonds and Rust’, original de Joan Baez. Otro punto alto del Priest de los setenta, quienes desde ese entonces han sembrado todo aquello que se mantendría hasta el día de hoy, aunque obviamente pasando por importantes cambios.
6. Sad Wings of Destiny (1976)
Tras un debut poco auspicioso, la segunda placa de los de Birmingham sería la que los pondría en el mapa, aunque todavía sin el masivo éxito que se vendría en unos pocos años más. Acá ya tenemos ese sonido que se volvería el sello de la banda, el mismo que resultó ser una influencia mayor para muchas otras. Además, estamos frente a himnos como ‘The Ripper’ y la eterna ‘Victim of Changes’, fundamentales dentro de su cancionero, sonando una infinidad de veces en sus shows. Tampoco podemos dejar de mencionar momentos como ‘Genocide’, ‘Tyrant’, ‘Island of Domination’ y la melancólica ‘Epitaph’, con un sombrío acompañamiento de piano, elemento muy poco frecuente en el grupo. El camino apuntaba cada vez más hacia lo pesado, con letras oscuras, con una actitud cada vez más agresiva y así lo demostró este punto de inflexión.
5. Turbo (1986)
Con la eclosión de bandas como Bon Jovi, Europe, Poison, Cinderella, Def Leppard y otras a mediados de los 80’s, la escena dura o pesada se llenó de colores, chicas, mucho maquillaje y canciones gancheras y radiales. El Glam y/o Hair Metal se apoderó de los charts y grupos como los antes mencionados comenzaron a vender millones de discos, por lo cual bandas legendarias que venían de antes se adaptaron a los nuevos tiempos y grupos como Scorpions, Whitesnake y hasta Ozzy sucumbieron a la nueva “moda”. Judas no fue ajeno a esta tendencia, amén de que el grupo estaba disfrutando de un gran éxito en Norteamérica y ese suceso incluso se podía incrementar aún más. Con eso en mente nació “Turbo”, pero la idea original era editar un disco doble que se llamaría “Twin Turbos”, donde en un disco irían las canciones más comerciales y “orejas” y, en el segundo, el material más pesado y clásico de Priest. Sin mebargo, la compañía no quiso asumir el riesgo y finalmente fue lanzado el álbum con el material más comercial, melódico y “americanizado” de Judas a la fecha, y que a la postre, sigue siendo el disco más suave de la banda (aunque en ese gran disco en vivo “Priest…Live!” lanzado en 1987, los temas suenan mucho más duros). La canción ‘Turbo Lover’ es el gran himno que perdura en los shows hasta el día de hoy, aunque el álbum contiene algunas gemas escondidas de gran calidad como ‘Out In The Cold’ y ‘Reckless’ (esta iba a ser el tema central de la película ‘Top Gun’ de Tom Cruise), que son temas favoritos de los fans que hace tiempo están pidiendo que sean incluidas en los futuros conciertos… ¡cuando esta maldita pandemia permita volver a salir de gira!
4. British Steel (1980)
Con el cambio de década y con su sonido e imagen ya bien perfilados y definidos, el único mercado que le faltaba conquistar al supremo sacerdote era el norteamericano y, con “Acero Británico”, eso se empezó a concretar de gran forma. La sensacional portada creada por el artista polaco Roslaw Szaybo se convirtió en una de las más icónicas en la historia del Heavy Metal, dándonos la bienvenida a un disco absolutamente sensacional, con temas inmortales como ‘Breaking The Law’ y ‘Living After Midnight’, los que se convirtieron en hits radiales, pero también con himnos graníticos e indestructibles como ‘Metal Gods’, ‘Rapid Fire’, ‘Grinder’ y ‘Steeler’. Dos caras nuevas se incorporaron al equipo de la banda: el baterista Dave Holland (más simple y directo que Les Binks) y el productor británico Tom Allom, que pulió los elementos progresivos de la banda y se concentró en el más purista y directo Heavy Metal, que situó a partir de este sexto disco a Judas Priest como una de las banda pilares y fundamentales en la historia del género pesado. ¡Un álbum clásico por donde se le mire!
3. Painkiller (1990)
Cambio de década y llega un nuevo productor y un nuevo baterista. Tom Allom da paso a Chris Tsangarides y Scott Travis, baterista norteamericano proveniente de la genial banda Racer X de Paul Gilbert, ocupa el puesto del maltrecho Dave Holland. Fue así como, mientras el panorama mundial estaba dominado por bandas como Metallica, Megadeth, Slayer, Anthrax y otros nuevos grupos como Pantera y Annihilator, los británicos (que en edad promediaban los 40 años) estaban determinados a demostrar que seguían siendo los “Metal Gods” y en ningún caso estaban acabados ni mucho menos dispuestos a pasar el testigo. Es más, con un juicio mediante por el intento de suicidio de dos jóvenes con una escopeta mientras escuchaban un disco de la banda (uno murió y el otro quedó muy mal herido, pero sobrevivió solo para morir pocos años después por una sobredosis), “el asesino del dolor” (‘Painkiller’ se les llama en USA a los remedios analgésicos), llegó con un sonido renovado y amplificado, dejando una estela de destrucción masiva a su paso, para erigirse no solo como el mejor y más devastador disco de Judas Priest de todos los tiempos, sino que probablemente también como EL mejor disco de Heavy Metal de todos los tiempos. Estamos hablando de Metal purista sin aditivos, y en ese campo este disco no tiene contendor alguno que pueda pelearle el primer lugar. Son “46 minutos de libre expresión metálica” como rezaba el sticker del álbum. Un temazo tras otro, un disparo a la yugular tras otro, donde en ningún momento decae la intensidad ni la inspiración. Incluso no se puede destacar un tema por sobre otro, porque aquí todo sabe a gloria, a majestuosidad, a epicismo, vértigo, excitación y celeridad. Además, la canción título tiene la mejor introducción en batería en toda la historia del género pesado, eso es indiscutible. Hay tantas cosas que se pueden decir y casi ninguna que se pueda rebatir. “Painkiller” ES el Heavy Metal y no existe otro disco que sea mejor para definir lo que verdaderamente ES el Metal.
2. Defenders Of The Faith (1984)
Esta vez un fabuloso león mecánico, diseñado nuevamente por el artista Doug Johnson, nos da la bienvenida al convocante y aplastante “Defensores de la Fe”. En la contraportada, aparecía la icónica sentencia que decía aquello que “sólo los que mantengan la fe, escaparán de la ira del Metallian, el maestro de todo el Metal”. Con semejante declaración de principios era imposible que el noveno disco de estudio de Priest no fuera otra cosa que un bombazo metálico. ‘Freewheel Burning’, el tema inicial y single de presentación de la placa, se convirtió en un clásico instantáneo. Aún recordamos -como si fuera ayer- cuando presentaron en 1984 esta canción en el programa “Solamente Rock” de radio Concierto y luego comenzó a sonar en los programas metaleros de radio Tiempo y radio Galaxia, además del recordado Rodolfo Roth, quien presentó el inolvidable video clip en “Magnetoscopio Musical”. El álbum no es solo uno de los mejores y más importantes discos de la carrera de Priest, sino que además se transformó en uno de los discos más relevantes e influyentes de la historia del Heavy Metal. Canciones e himnos imperecederos como ‘Love Bites’, ‘Jawbreaker’, ‘The Sentinel’, ‘Rock Hard Ride Free’, ‘Some Heads Are Gona Roll’ y ‘ Night Comes Down’ han sido versionadas en numerosas ocasiones por todo tipo de bandas de Metal, graficando la importancia angular de una placa fundamental del género. En otras palabras, ¡estamos hablando de un pedazo de discazo!
1. Screaming For Vengeance (1982)
Conscientes del bajón que supuso “Point Of Entry” (“el sello discográfico nos presionó para hacer un disco comercial y les dimos lo que pedían”, dijo K.K. Downing al respecto), Judas Priest no tardó mucho en entrar a grabar su octavo disco de estudio y esta vez se aseguraron de volver “¡clamando venganza!”, brindándonos uno de las placas más esenciales de la historia del Heavy Metal. La sensacional e influyente portada del águila mecánica (realizada por el artista Doug Johnson) se convirtió en una de las más reconocidas de la banda, mientras que el productor Tom Allom se aseguró de calibrar todos los cilindros del grupo, para lograr que el disco escupa fuego desde el inicio con esa intro titulada “The Hellion”, que se convirtió en una de las más reconocidas de la historia. La pletórica y exultante performance del ‘Metal God’ Rob Halford en la voz, las guitarras centelleantes del sensacional tándem de Glenn Tipton y K.K. Downing y la robusta base rítmica del bajista Ian Hill y el baterista Dave Holland en temazos como ‘Electric Eye’, ‘Riding On The Wing’, ‘Bloodstone’, el track homónimo y el mazazo de ‘You’ve Got Another Thing Comin’, convirtieron al álbum en un éxito internacional, llegando al doble platino en Estados Unidos al poco tiempo de ser editado. Todo lo anterior le permitió a la banda hacer una gira de casi un año solo por ese país, llevando de teloneros a grupos de alcurnia internacional como Iron Maiden, Krokus y Uriah Heep; registrando un show del tour en el sensacional home video “Live Vengeance 82” y además participar en el mítico “US Festival 83”, actuando delante de 350.000 fans en el día del Heavy Metal, donde Judas se presentó junto a Quiet Riot, Mötley Crüe, Triumph, Ozzy Osbourne, Scorpions y Van Halen, en una celebración sin precedentes del triunfo masivo del Heavy Metal en el gran país del norte. ¡Un clásico absolutamente inmortal!
Rodrigo Bravo, Cristián Pavez y Luciano González
Tags