Justicia Divina: Ratt - un detonador en tiempos difíciles
Análisis a "Detonator"

Ratt es una banda netamente de los 80, donde alcanzó su peak y plasmó un sonido característico, rudo, de un Hard Rock mas pesado de lo habitual, con tintes bluseros, con una guitarra líder de la escuela Van Halen y Jake E. Lee, y una voz lasciva, que afirmó su postura tremendamente sexualizada. Se les considera unos de las bandas iniciadoras e insignes de la movida rockera del Sunset Strip hollywoodense, que tanto idealismo y fantasía generó en las mentes juveniles de la época.
Sus primeros 3 discos, “Out Of The Cellar”, “Invasion Of Your Privacy” y “Dancing Undercover”, lanzados entre los años 1984 y 1986 fueron multiplatino y alabados por la crítica. Su cuarto trabajo, “Reach For The Sky”, de 1988, si bien también alcanzó el platino, no fué bien recibido por los especialistas, aduciendo a inconsistencias en su estilo, lo que les costó acortar su gira promocional y arrastrar material de este disco para ser utilizado en lanzamientos del trabajo posterior (una forma de inducir a los oyentes a retomarlo), todos ellos producidos por el gran Beau Hill.
Para su quinto disco, el sello decidió cambiar la mano de su producción, llamando a sus filas a Sir Arthur Pyson y al renombrado Desmond Child. Este último considerado una fábrica de hits, que no solo trabajó en la producción ejecutiva, sino también se hizo parte en la composición, dada su vasta experiencia y éxito (conocemos su trayectoria junto a Bon Jovi, Alice Cooper, Aerosmith y Kiss, entre los más célebres). ¿El resultado? Un álbum muy pulido, que recurre a un Hard Rock más clásico que cercano al Heavy Metal, encendiendo más la guitarra y atenuando un tanto la presencia del bajo. Utiliza además colaboraciones muy desatacadas para la época, como a Jon Bon Jovi apoyando en un coro y a Michael Schenker apoyando al guitarrista Warren DeMartini (dicen las malas lenguas que más de lo que aparece en los créditos).

El disco inicia con una conmovedora intro en plan Pink Floyd, que se vuelve potente para dar paso a uno de los temas más destacados, ‘Shame Shame Shame’, dando la nota alta junto a ‘Loving You’s A Dirty Job’ y la increíble power ballad ‘Givin’ Yourself Away’ (tema que obliga a Stephen Pearcy a cantar pasajes más claros e incorporando un sutil teclado; y con apoyo en la composición de la notable Diane Warren, otra gran compositora de música popular). ¡Pero, hey!, el resto del disco es igualmente bueno, con pasajes entretenidos y melodiosos, que aseguran un gran momento al oírlo; mis favoritos, ‘Scratch That Ich’ (de un estilo bastante valiente) y ‘One Step Away’ (semi balada, bien pop, pero memorable).
Cabe mencionar que se trata del último trabajo de Ratt con su alineación original, pues tras él la banda comienza a desarticularse, comenzando por la expulsión del guitarrista Robbin Crosby, debido a su fuerte adicción a la heroína, que hizo decaer su rendimiento musical y que lo obligó a ser internado para su rehabilitación (y que fallece en el 2002 a causa de VIH). Más tarde partiría su vocalista Stephen Pearcy por desavenencias con el resto de la banda. Así, el futuro de la banda fue de movimientos de personal, idas y venidas, para reformarse y volver recién a fines de los 90’s, para grabar y girar, y volver a separarse hasta hoy.
La pulida producción (no nueva, sino ya probada desde su tercer disco), tuvo la clara misión de obtener el éxito comercial de los discos anteriores, procurando mantener el sonido particular acuñado por la banda, algo suavizado, pero consiguiendo un producto muy íntegro. En términos comerciales, alcanzó un preciado oro (con más de medio millón de copias vendidas), y una gira por USA y Japón en 1991. ¿Su pecado?: no haber sido lanzado en 1987 (convengamos que un álbum de las características mencionadas ya no satisfacía las necesidades musicales de la época), y aplicar mucho recurso “ganchero” propio de Desmond Child. M´s allá de ello, da cierre a una era de gloria rockera de la banda, de forma sólida y fresca, variada de pista a pista.
Dicen que la Justicia Divina no tiene prisa, y bajo esos términos, el legado del “Ratt and Roll”, como lo llaman los fans, no muere y se mantiene eternamente vigente.
Catalina Soto
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