This Is Spinal Tap: Subiendo el volumen hasta 11
La sátira que revolucionó el cine y el rock
Estrenada en marzo de 1984, la cinta cuenta la historia de una decadente banda de rock. Spinal Tap, cuyas raíces se remontan a los años 60 bajo el nombre de The Thamesmen, experimentó una suerte de metamorfosis musical a lo largo de su existencia, moldeando su estilo musical acorde a las tendencias contemporáneas. Rotando desde los acordes del rock and roll tipo Beatle hasta los viajes psicodélicos durante la era del flower power, fue que Spinal Tap finalmente encontró su reconversión definitiva en el heavy metal. Formada y fundada por los amigos de infancia, David St. Hubbins (Michael McKean) y Nigel Tufnel (Christopher Guest) en las voces y guitarras, y acompañados por Derek Smalls en el bajo (Harry Shearer), el tecladista Viv Savage (David Kaff), y el baterista Mick Shrimpton (R.J. Parnell), seguimos sus andanzas mientras están de gira por Estados Unidos promocionando su nuevo -y nada exitoso- material, "Smell the Glove". A pesar de haber pasado ya su apogeo, los músicos se aferran a la idea de revivir sus días de gloria, ignorando que estos cinco minutos de fama ya habían quedado atrás, y hace rato. En medio de todo esto aparece el salvavidas definitivo: el director Martin DiBergi (Rob Reiner) los contacta para grabar un documental sobre la gira para lucrar con este de alguna forma.
A través de entrevistas y gags, se va desarrollando la historia de los ingleses. A partir de ese punto, nos adentramos en una serie de peripecias que develan que de glamurosas deidades de rock tenían bien poco: varios conciertos del tour son cancelados y reprogramados por la baja venta de entradas, las tiendas de música se niegan a vender su disco por su portada sexista, y las tensiones constantes entre el grupo y su mánager se comienzan a hacer más evidentes. Así también se enseña la cara más fea del quinteto, y nos encontramos con la pretensión, la hipersexualidad, el doble sentido, los terceros en discordia, los celos profesionales, la constante rotación de músicos y la muerte, así como los disparatados caprichos, la innecesaria pomposidad y los excéntricos shows que rozan el ridículo. Y así, suma y sigue condensando en 1 hora y 22 minutos una brillante parodia bien contada sobre el rock and roll lifestyle.
Situaciones que a simple vista parecen oscuras y desafortunadas se terminan transformando en absurdamente cómicas, lo que las hacen ser simplemente brillantes y certeras. Un ejemplo es el trágico destino de cada baterista que pasa por el conjunto, desde la extraña implosión de uno de ellos en el escenario hasta la muerte de otro en un accidente en su jardín, son los que le añaden esa pizca justa de humor negro. Pero sin duda, el caso más icónico es el sketch de Nigel Tufnel, el guitarrista principal, con su amplificador Marshall que tiene un control de volumen que llega hasta 11 en lugar de los habituales 10, dando otra muestra de la exageración y ostentación irrisoria.
Como toda gran comedia, muchas de estas líneas resultaron ser fruto del notable despliegue de los actores, ya que casi la totalidad de los diálogos fueron improvisados, y las canciones, que escalaron pronto a la categoría de hitazos, cuentan con la autoría cien por ciento del reparto, lo que les concede los méritos y las reverencias de sobra.
Cuando la realidad supera a la ficción
Lo que comenzó como un simple sketch del programa "The TV Show" en 1978 evolucionó en un fenómeno mucho más grande del que nadie podría haber anticipado, especialmente tratándose de una producción independiente. Así, la ópera prima de Rob Reiner -posteriormente conocido por cintas como "Cuando Harry Conoció a Sally" (1989) y "Misery" (1990)- poco a poco se fue ganando el reconocimiento de los entendidos del rock por su capacidad para revelar de manera cruda los aspectos extramusicales del género. No obstante, fue gracias al poder del VHS que "This Is Spinal Tap" logró cruzar fronteras y concretar la verdadera popularidad, puesto que en el momento de su estreno alcanzó solo a un público de nicho. Esta masificación le permitió acumular elogios de los expertos y, por supuesto, el cariño de fanáticos. Para reseñarla en una palabra, fue el mismo director quien la bautizó como "mockumentary" -neologismo de los términos mock ("burla") y documentary ("documental")-, situándola en el punto medio entre ambas.
Lo que era retratado en el film resonaba directamente con lo que se veía en la escena, por lo mismo es que la elección de hacer la película sobre una banda de rock no fue azarosa. La corriente estaba intrínsecamente asociada a los excesos y los comportamientos extremos. Por eso, es que a la hora de los brutales paralelismos con la realidad, uno pensaría que los músicos de entonces tendrían como reacción primaria molestarse por los actos en donde se les ve parodiados, sin embargo, la respuesta terminó siendo lo contraria. Por su sorprendente cercanía, hizo que muchos de ellos no solo la disfrutaran y se rieran con ella, sino que también se identificaran. Esto llevó a que frases como "Muy Spinal Tap" se acuñaran rápidamente entre la jerga musical para describir presentaciones en las que las cosas no salían como lo planeado.
Por una parte, tenemos a músicos como Robert Plant, Dee Snider, Ozzy Osbourne y Sebastian Bach que han señalado en distintas entrevistas que, al igual que Spinal Tap, en algún momento se han perdido en los pasillos tras bambalinas tratando de llegar al escenario tipo "Hello Cleveland!". Por otra, Tom Waits ha contado que lloró de risa al verla; asimismo, Eddie Van Halen admitió que cuando vio la cinta por primera vez sintió que "Todo me había pasado". George Lynch contó que se sintió tan identificado que dijo: "¿Cómo hicieron una película sobre Dokken?". Glenn Danzig tuvo una reacción similar al comparar a Spinal Tap con Misfits. Lars Ulrich fue otro quien calificó a la gira de Metallica y Guns N' Roses en 1992 como "Muy Spinal Tap", de igual modo, Eddie Vedder la valoró como una de sus películas favoritas. Y así continúa la interminable lista.
De la pantalla al escenario actual
Fue tal el fenómeno, que en 1992, realizaron una aparición especial en el concierto Tributo a Freddie Mercury, así como también lanzaron una poco conocida secuela, "The Return of Spinal Tap" el mismo año. Más tarde, en 2007, fueron uno de los números estelares en el festival benéfico Live Earth, compartiendo escenario con Metallica, Foo Fighters, Beastie Boys, Red Hot Chili Peppers y Duran Duran. En 2009, lanzaron un segundo álbum titulado "Back from the Dead" y se presentaron en Glastonbury con Jarvis Cocker acompañándolos en el bajo. Y por supuesto, sin olvidar su aparición especial en el capítulo de Los Simpson, "The Otto Show". Todo esto amplió el impacto del largometraje más allá de la pantalla grande, convirtiéndola en un verdadero fenómeno cultural único en su tipo.
Lo que nos remonta a la actualidad, a 40 años después. La cinta, no ajena al reciente auge de las biopics, promete una secuela en producción que se dice, contará con el mismo equipo creativo del reparto original, cameos de artistas de la talla de Paul McCartney, Elton John, Garth Brooks y más sorpresas, lo que presagia una producción mucho más ambiciosa que la de 1984, según palabras de su mismo director, Rob Reiner. Lo cierto es que la saga de “Spinal Tap” está lista para extender su curso y seguir elevando hasta el 11 el reinado de una de las bandas más duraderas e influyentes de la historia del rock, sea ficticia o no.
Bárbara Henríquez
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