El marcapáginas de los Beatles
Algunos aspectos a considerar sobre "Sgt. Pepper's"
II. Antes de grabar "Sgt. Pepper's", los Beatles ya tenían claro el potencial del estudio de grabación como laboratorio. Tanto "Rubber soul" (1965) como "Revolver" (1966) delatan el crecimiento de sus ambiciones y la búsqueda de una obra definitiva y revolucionaria. Cada uno representa un significativo avance para los Fab Four, que comienzan a sentirse incomprendidos porque la prensa insiste en retratarlos como un fenómeno juvenil, pese a que se han vuelto cada vez más serios artísticamente. En Estados Unidos, la genialidad de "Revolver" fue prácticamente ignorada luego de la polémica frase de John Lennon sobre ser más populares que Jesús. A pocas semanas de lanzarlo, de gira por ese país, toman la decisión de no tocar más en vivo. Dedicarían su concentración, entonces, al trabajo de estudio como nunca antes. "Sgt. Pepper's" se benefició directamente de la experiencia ganada haciendo experimentos: si en "Revolver" se atrevieron a sumergir un micrófono bajo el agua envuelto en un condón, ahora usarían incluso el papel higiénico de Abbey Road para sacarle sonido e incluirlo en un tema ('Lovely Rita'). La precariedad técnica de la época los obligó a ser ingeniosos, con el productor George Martin y el ingeniero Geoff Emerick como principales secuaces en la artesanal aventura de traducir a resultados concretos las abstractas ideas de la banda. Eso sí, gozaban de un presupuesto inédito y de facilidades que nadie más tenía. Fueron 700 las horas de grabación invertidas en "Sgt. Pepper's". Ante la supuesta demora, los numerosos detractores de los Beatles echaron a correr el rumor de que el grupo estaba sufriendo una sequía creativa. No sabían nada.
III. La realización del disco trajo soluciones y problemas. Después de "Revolver", los Beatles estaban aburridos de ser los Beatles. Se consideraban artistas integrales y ya no deseaban cumplir el rol de meros entretenedores en el que se sentían encasillados. Tras oxigenarse en un viaje por África, a finales de 1966, Paul McCartney tuvo la visión de lo que luego sería "Sgt. Pepper's". Su propuesta para liberarse de las ataduras consistía en adoptar alter egos, dejar de ser ellos mismos para lograr una aproximación nueva, fresca. La idea funcionó, claramente, pero a un alto costo para las relaciones dentro del grupo. El álbum marcó el ascenso de McCartney como líder creativo, una suerte de director musical encargado de señalar el camino a seguir. Hasta ese entonces, un rol ocupado por John Lennon, que no había dejado del todo de sentir aprisionamiento, aunque ahora lo que resentía era el control sobre el proyecto que tenía Paul. Por su parte, George Harrison notó una falta de camaradería en las sesiones en Abbey Road, en las que a veces cada uno grababa por separado, acentuando su sensación de estar metido en un proceso de ensamblaje. Ringo Starr, con todas las horas que pasó sin hacer nada, dice que se perfeccionó como ajedrecista y jugador de cartas. A esa altura, ya era fácil apreciar algunos de los conflictos que llevarían al grupo a su fin.
IV. "Mach schau" fue una de las principales lecciones aprendidas por los Beatles durante su estadía en Hamburgo. Y que no dieran más conciertos no significaba, necesariamente, que dejarían de hacer show. En "Sgt. Pepper's", el disco es el espectáculo. De ahí su esquema, que imita una presentación en vivo, con una intro y una despedida que amarran todo. Tampoco había pausas entre canciones; muchos interpretaron como un hilo conductor la atmósfera que ellas compartían, pero lo cierto es que en ningún caso se trata de un álbum conceptual, sino de uno cohesivo, presentado como una obra superior, grandilocuente, incluso conectada a la alta cultura a través de los lazos extramusicales que tiende su célebre tapa. Sólo esa foto, que denotaba la inédita preocupación del grupo en cada detalle, bastaba para convertir en un artefacto deseable la cuidada edición original en elepé, que incluía innovaciones como recortables y las letras completas de los temas.
V. "Sgt. Pepper's" proveyó a la música popular de un nuevo marco teórico en el que sustentar sus próximos movimientos. Para el rock, fue un marcapáginas, separando el antes del después e indicando el momento en el que dejó de ser visto como entretenimiento juvenil y se transformó, ante los ojos del mundo, en una expresión cultural madura y tan válida como cualquier otra manifestación artística. En el 2017, con una oferta musical tan amplia que llega a ser abrumadora, cuesta explicar lo predominantes que eran los Beatles hace medio siglo, pero la cobertura de las radios de aquel tiempo ayuda a hacerse una impresión: "Sgt. Pepper's" sonaba en las emisoras de principio a fin, como una gran pieza maestra, pero también como una suerte de informativo. Puso al mundo al día respecto a la psicodelia, le dio una banda sonora al Verano del Amor y encapsuló varios de los principios que regían a la nueva generación, entre ellos, la creencia en la música como una energía unificadora. ¿Quién mejor que los Beatles para capturar el espíritu de esa época?
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