Muy frecuentemente olvidamos que los músicos son también seres humanos y los ubicamos en un sitial inalcanzable cuando sus discos nos revientan el cerebro. Algunos tienen la valentía de crear sonidos celestiales o de manufacturar imágenes en movimiento de los lugares en los que quisiéramos estar. Como si esto fuera poco, se desvanecen repentinamente, dejándonos una inmensa sensación de vacío. Así, la veneración es casi inevitable. Eso es lo que hizo My Bloody Valentine luego de lanzar “Loveless” a comienzos de los 90’. Se transformaron en ese humo sicodélico que emanaba de sus instrumentos y desaparecieron luego de sucumbir ante la presión de superar lo insuperable. Tuvieron miedo de ese monstruo que crearon y que pisó bastante fuerte a la banda y a los que le pusieron atención a su sonido.
A pesar de lo anterior, a través de este álbum, lograron posesionarse de un lugar dentro de la lista de los grandes discos de la historia de la música. Más importante aun: consiguieron ganar un espacio dentro de nuestros corazones. Llámenlo como quieran: “noise pop”, “dream pop”, “alternative rock”, no importa, “Loveless” no debe encasillarse dentro de un género, ya que al hacerlo, le estaríamos robando parte de su esencia.
Como Sonic Youth y The Velvet Underground antes que ellos, My Bloody Valentine no tuvo miedo de explorar cuán lejos podía llegar su música. Extendieron sus guitarras, las que se alejaron del riff clásico para crear un sonido continuo y con espacios para la improvisación. 'Touched' es un ejemplo de lo último. Algo así como la banda sonora de una película de suspenso de 55 segundos.
Los instrumentos, junto a la voz exhalante y casi imperceptible de Bilinda Butcher, crean una atmósfera etérea presente en temas como 'Loomer', 'To Here Knows When' y 'Blown A Wish'. Canciones que desafían al que las quiera escuchar y que pueden generar amor u odio hacia ellas rápidamente. No importa. No dejan a nadie indiferente. El contenido sexual junto a la experimentación con drogas alucinógenas presentes en las letras del álbum, se ve reflejado en 'Sometimes', un tema que perfectamente pudo haber sido la inspiración que necesitaba Smashing Pumpkins para encontrar lo que estaban buscando. Kevin Shields, creador casi absoluto del disco canta: “Cierro mis ojos, siento la altura. No lo sé, pero no podrías amarme ahora”.
Si hablamos de esparcir su sonido e influenciar a otras bandas, en “Loveless” encontramos los códigos perfectos. 'When You Sleep' suena a lo que Garbage haría algunos años más tarde. Por otro lado, en 'Come in Alone', somos testigos del nacimiento de un grupo como Lucybell. Este álbum muestra la elasticidad natural que posee el rock. Nos invita a conocer otra de sus formas, siendo el fondo lo único que se mantiene estable. La música presente en “Loveless” es suficiente para abrir nuestras mentes. Sin duda un regalo invaluable.
Jaime Meneses J.
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