Faith No More
Angel Dust

Una de las bandas más definitivas e influyentes de los 90 sin duda fueron los californianos Faith No More, que apelando a las bases de un sonido ecléctico –a base de metal y funk- donde todos los estilos tenían cabida, lograron crear una marca registrada que muchas bandas han intentado imitar, pero nadie igualar.
Si bien Faith No More era, a principios de la pasada década, una agrupación con harto carrete en los escenarios underground, sus dos primeros discos “We Care A Lot” e “Introduce Yourself” no lograron un reconocimiento –en gran medida por las limitaciones del vocalista Chuck Mosely- como el que consiguieron con ese bombazo de 1989 titulado “The Real Thing”, debut en las voces de un entonces desconocido veinteañero que rompió con todos los moldes: Mike Patton. Ese disco, con sus hits “Epic”, “Falling To Pieces”, “From Out Of Nowhere” y “Surprise! Your Dead!” llevó a los cinco lunáticos de San Francisco al primer plano del rock alternativo y la escena metalera internacional, tras su tremenda recepción en el público y la crítica especializada.
Para 1992 (luego del ‘freakeadísimo’ paso de Patton y compañía por el Festival de Viña del Mar, en 1991) la banda volvió en gloria y majestad con su cuarto trabajo, el más oscuro, denso, pesado y quizás incomprendido: “Angel Dust”, con sus 60 minutos de duración, es un viraje hacia un estilo más potente y menos digerible, dejando al auditor con una extraña sensación de perplejidad frente a las sombrías y bizarras atmósferas que la placa le ofrece. Esta oscuridad se nota en temas como la apertura “Land Of Sunshine”, el primer single “Midlife Crisis” (que pese a todo cuenta con unos coros muy gancheros) y la agresión peso pesado de “Malpractice” (hay ciertos fragmentos en este corte que con mucha imaginación te pueden hacer recordar al black metal). En estos cortes se advierte una notoria evolución creativa respecto a “The Real Thing”, un buen álbum que destacó principalmente por el alto potencial comercial de sus singles y las notables letras de Mike Patton.
Por supuesto, los certeros guitarrazos de la más pura estirpe metálica de Jim Martin no están ausentes, y se hacen notar en las poderosas pistas que son “Caffeine”, “Smaller And Smaller” y la pesadísima “Jizzlobber”. A lo largo de todo el disco, la base rítmica de Billy Gould (bajista y líder de la banda) y Mike Bordin (batería) se luce por su firmeza para cimentar las atmósferas del tecladista Roddy Bottum y los dentados riffs de Martin, todo esto la antesala ideal para que Patton agregue su demencial toque y con ello el pastel se complete generando un maravilloso cóctel sonoro de alto tonelaje. En esto también cabe nombrar al productor Matt Wallace, artífice del excelente sonido que caracteriza a la placa.
Los resabios del más comercial “The Real Thing” aparecen en “Kindergarten”, “Everything’s Ruined” y el tercer single “A Small Victory”, mientras que el lado lúdico y bizarro, más cercano a Mr. Bungle y nunca antes explorado en FNM (el llamado “factor Patton”), emerge en “RV”, la notable “Be Aggressive” (relato de un encuentro amatorio homosexual) y “Crack Hitler”, un pegajoso funk metálico donde los slaps de Billy Gould son inusitadamente interrumpidos por una marcha nazi. Por último, y como ejercicio freak, quedan los dos covers relacionados con este disco: la instrumental “Midnight Cowboy” (de John Barry) y el single “Easy” (original de la banda soul y R&B The Commodors), por lejos el corte de esta placa que más difusión radial consiguió.
Después de este trabajo, que como decíamos en un comienzo, no alcanzó los altos niveles de venta de “The Real Thing”, los FNM se embarcaron en una gira, luego de la cual, el guitarrista Jim Martin fue despedido, aduciendo falta de compromiso con la banda y poco interés en los nuevos caminos musicales que ésta comenzaba a emprender. En 1995 aparecería “King For A Day, Fool For A Lifetime”, vuelta de tuerca en el sonido FNM, esta vez mucho más ecléctico y abierto a variaciones extremas (gracias a los aportes de la guitarra de Mr. Bungle, Trey Spruance), y en 1997 el elegante, sólido y sobrio “Album Of The Year”, pondría el punto final para una de las agrupaciones más inolvidables e imitadas del rock de los 90. En el siglo siguiente volverían, pero esa es otra historia.
“Angel Dust” es un trabajo de escucha obligatoria para quienes desean aventurarse en las sombras más oscuras del espectro Faith No More, un disco redondo que a varios años de su aparición no ha perdido ni un ápice de su vigencia original.
Pedro Ogrodnik C.
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