Black Sabbath
Paranoid
Cuando se habla de un disco tan grandioso e influyente como "Paranoid", no sólo hay que referirse a la calidad instrumental o al éxito que haya tenido en su momento, sino que más importante aún es describir e inmortalizar -echando una mirada treinta años atrás- el significativo rol que tuvo este trabajo en el desarrollo del rock a nivel mundial. Tanto en la composición como en las letras, Black Sabbath nos sorprende con elementos muy poco explotados hasta ese entonces y que sin lugar a dudas sirvieron para redefinir el estilo y sentar las bases para lo que vendría después.
Por ello, los afilados riffs de Tony Iommi, la sólida base de Geezer Butler y Bill Ward, más el característico tono vocal del gran Ozzy Osbourne, siempre serán sindicados como los precursores de un estilo que luego seguiría derivando y redefiniéndose continuamente, pero si queremos encontrar el punto de partida, de todas maneras que Black Sabbath y "Paranoid" deben estar en él.
Este álbum fue editado el 18 de septiembre de 1970 y es el sucesor del disco debut homónimo que la banda lanzó en febrero de ese mismo año. Paralelamente, otras importantes agrupaciones también presentaban sus respectivos trabajos, por ejemplo, Led Zeppelin nos entregaba su tercera placa y Deep Purple editaba "In Rock". Mientras tanto, The Beatles se despedía con "Abbey Road" y "Let It Be"; The Doors lanzaba su quinto álbum "Morrison Hotel" y The Rolling Stones -con varios años de carrera- ya estaba consolidado con la placa en vivo "Get Yer Ya-Ya's Out". Ante todo esto aparecía "Paranoid", de una joven banda formada sólo dos años antes en 1968.
La placa comienza con la introducción llamada 'Luke's Wall', que de inmediato nos sorprende con riffs y sirenas que nos señalan la entrada a 'War Pigs'. Aquí, encontramos a Ozzy explotando en gran forma sus recursos y además con una extraordinaria labor de Bill Ward -como en todo el largaduración-, quien toca la batería con un feeling endemoniado y hacia el final del tema, nos deleitamos con la guitarra de Iommi, que combina potencia y melodía en un perfecto solo. Recordemos que en los 90, esta canción fue interpretada magistralmente por Faith No More en una versión más acelerada y que demuestra toda la influencia que tuvo esta agrupación en los grupos que se formaron en décadas posteriores.
A continuación, uno de los clásicos y emblemáticos temas del grupo... 'Paranoid', la canción que le da el nombre a la placa y que en sólo 2 minutos 47 segundos, confirma que el track anterior no fue una simple experimentación y que de este disco podemos esperarlo todo en cuanto a fuerza, poder y también sutileza. El siguiente corte es la sicodélica y calmada 'Planet Caravan', con Ward en los bongoes y Ozzy cantando con un efecto que da la sensación que lo estuviera haciendo bajo el agua. Aquí bajamos un poco los decibeles y nos tomamos un respiro, pero la calidad sigue intacta y Tony Iommi se encarga de confirmarlo con una hermosa y delicada guitarra limpia, repleta de sentimiento y angustia.
Primero escuchamos la batería, luego una guitarra que se afina en el camino y después una voz distorsionada que dice: "Iron Man". Es la entrada para otro de los clásicos de la agrupación, que nos atrapa con sus cambios de ritmo y con un Ward que nuevamente se luce en los tambores. Mientras tanto, Ozzy interpreta sus célebres versos: "Nadie lo quiere / Él apenas mira fijamente al mundo / Planeando su venganza / Que él pronto desplegará / Ahora el momento llegó / Para que el hombre de hierro separe el miedo / Venganza desde la tumba / Mata a la gente que él una vez salvó".
El quinto track del álbum es 'Electric Funeral', que trae un ritmo más cadencioso y lento que los anteriores, pero con una sorprendente guitarra distorsionada que sigue la voz de Ozzy. Luego, el tema va aumentando su intensidad y se acelera y lo mejor de todo es que los instrumentos siguen un mismo patrón, al momento que Osbourne canta: "Electric Funeral, Electric Funeral...", hasta que nos devolvemos al mismo ritmo demencial del principio... Qué gran corte y a estas alturas uno se pregunta ¿Qué más puede venir?
Aún queda mucho más por escuchar y eso se demuestra en 'Hand Of Doom', una canción de poco más de siete minutos que mantiene esa tónica de combinar intensidades y ritmos, que son fusionados por secciones de bajo, que sirven como puente entre una parte y otra. La introducción del tema esta dada por las cuerdas de Geezer Butler y el genial desempeño de Ward; estos logran una perfecta comunicación entre sí y con la guitarra de Iommi, que se luce una vez más.
La instrumental 'Rat Salad' es la penúltima canción del álbum. Rockera desde un principio, es casi un tema para el lucimiento de Ward, quien se despacha rápidos solos de batería a lo largo de toda la canción. Para finalizar este gran álbum, está 'Fairies Wear Boots', que tiene una onda indescriptible, pero que te atrapa de entrada y no te suelta hasta el final de la canción. Aquí hay lugar para el lucimiento de todos los instrumentos... la voz de Ozzy, la guitarra de Iommi, el bajo de Butler y nuevamente la batería de Ward, le dan la energía y el toque preciso para convertir a este track -cuyo final tiene nombre propio: 'Jack The Stripper'- en otro temazo dentro de una producción sin puntos débiles.
Qué más se puede agregar luego de escuchar estos ocho cortes al borde de la perfección y a un grupo que supo combinar la sutileza con el poder de los riffs. Sin lugar a dudas que el legado que nos dejó esta banda y específicamente esta placa, seguirá acrecentándose con el paso de los años, pues ya han pasado más de treinta y seguimos mirando hacia atrás para sorprendernos con estos pioneros del heavy. Y asimismo, podrán pasar treinta o cincuenta años más, pero la herencia que nos heredó Black Sabbath, Ozzy, Iommi, Ward y Butler, seguirá por siempre en nuestras mentes y en la de los que vendrán.
Rodrigo Carvajal U.
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