Elvis Presley
Elvis Presley

1956. RCA
Para ser sinceros, es complicado poner un disco de Elvis como un “clásico”, si en el fondo ninguno de sus LP realmente lo es. Por una razón muy simple: El Rey es de la época de los singles, que tenían 2 caras y eran aquellos los que le daban la fama. En la década del cincuenta, un LP no era más que un producto más para ofrecer, y no tenía porqué reunir el mejor material disponible del artista en cuestión. Es por eso, que este comentario más que recordar el debut “en grande” de Elvis, es un homenaje a la época en el mismo que surgió.
Los primeros años de Presley fueron los mejores de su carrera, de eso no hay dudas. Asociado al bajista Bill Black y a uno de los grandes héroes de la guitarra, el señor Scotty Moore (además de la mortal batería de DJ Fontana), entre el 54 y el 58, Elvis editó clásicos para regalar. Primero en su corto paso por Sun Records (con los que editó sus primeros temas, partiendo por las elementales ‘That’s All Right Mama’ y ‘Mystery Train’) y luego en RCA, su fórmula se vendió como pan caliente, transformándose como todos sabemos en un ícono. Ya para fines del 55, cuando firmó con RCA, apuntaba a convertirse en un fenómeno. Ahí, de la mano de una compañía grande, a principios del 56, ‘Heartbreak Hotel’ fue lanzado al mercado y vendió más de un millón de copias. Tan solo un par de meses después de la salida de aquel imperdible single es que “Elvis Presley”, el álbum, vio la luz.
En “Elvis Presley” detectamos todo lo que hizo grande a Elvis en ese tiempo. La gran guitarra de Moore, una fenomenal interpretación del mismo Presley, y una colección de canciones que se paseaban por el country, el rockabilly y el famoso rhythm & blues. En el fondo, comenzaba a explotarse a “Elvis el producto”, digámoslo, no fue una mala idea ni un mal negocio.
El álbum es representativo del primer periodo de Elvis porque además está armado con canciones tomadas de otros artistas. ‘I got a Woman’ de Ray Charles por ejemplo, es un momento notable, porque demuestra que Presley es capaz de domar un tema con un ritmo tan diabólico como este siendo de raza blanca, lo cual para los tiempos que se vivían, era todo un tema. Claro, el plan de “blanqueo” tiene sus buenos y malos momentos. Personalmente, la versión que aquí aparece de ‘Tutti Frutti’ de Little Richard está lejísimos de la original, pero estamos comparando ya a 2 monstruos de la historia del rock & roll, así es que démosle cierto crédito a Ricardito.
‘One-Sided Love Affaire’, ‘Just Because’, ‘I’m Gonna Sit Right Down and Cry’ y especialmente ‘Money Honey’ sientan las bases sonoras y rítmicas para todos los grandes clásicos bailables que El Rey editaría en cosa de años. De la misma manera, ‘I’m Counting on You’, ‘I Love you Because’ o la excelente ‘Blue Moon’ te muestran el camino que Elvis recorrería en términos de baladas, con una voz más delicada, matizando esta entrega. ‘Trying to get to you’ merece una mención especial por la mezcla de estilo que confluyen a un blues deliciosamente conducido por la guitarra de Scotty. Digamos, de todos modos, que cuando apunto que estas canciones iluminaron el futuro camino de Elvis, son todas composiciones “prestadas”. El mérito fue juntarlas, adaptarlas y sacar los elementos más interesantes para construir la carrera del héroe de Memphis. ‘Money Honey’, por ejemplo, y acá aclaremos el punto anterior, es un clásico de los cincuentas por su propia cuenta, previo a que Presley la tomara por las astas.
“¿Dónde está la gracia?” pensará alguno. Dejé para el final la canción que mejor puede responder aquello: la incontenible ‘Blue Suede Shoes’, un exitazo de Carl Perkins tan solo meses antes de que fuera escogida como track 1 en “Elvis Presley”. Sea por el motivo que sea, uno compara versiones y percibe, mas no logra entender, el valor agregado que sale de la grabación de Elvis. Eso, que uno no puede pasar a palabras, es lo que lo elevó a la categoría de dios y lo diferenció de tantos otros. Después de transpirar con ‘Blue Suede Shoes’, no hay dudas de que Elvis era un elegido, y que tenía un don especial. Eso es… ¿Cómo explicarlo, si es música? Hay que sentir ese efecto.
Otra vez, tuvieron que pasar algo así como dos meses, para que El Rey adaptara una versión de ‘Hound Dog’ y terminara por cambiar la historia de manera definitiva, con su “escandaloso” baile en el show de Milton Berle. A las semanas, grabaría un single con la canción, y la Elvismanía se desataba. Las cosas no solo cambiaban en cuanto a su popularidad. El tema era obra de la pareja de compositores Jerry Leiber y Mike Stoller, quienes a partir de aquel momento siguieron alimentando de manera más constante a Presley, destacando otro monstruo de la historia del rock, ‘Jailhouse Rock’.
De seguro, nadie podría decir que Elvis Presley se convirtió en la leyenda que es solamente por su cuenta: Leiber y Stoller, Otis Blackwell (otro gran compositor que colaboró con Elvis), Sam Phillips (quien lo descubrió en Sun Records), “Colonel” Tom Parker (el manager) y, como olvidarlo, Scotty Moore, genio de las 6 cuerdas. Pero basta de ser majaderos. Presley es el Rey, cambió el curso de la música popular, abrió las puertas a todo un estilo que estaba surgiendo, el rock & roll, y lo llevó a dimensiones que nadie hubiera sospechado (alguien tenía que hacerlo… y no es casual que haya sido él). Ni el mismísimo Bill Haley, a quién no se puede dejar de lado, y bien vale un recuerdo a él. Pero ni Little Richard, ni Haley, ni el otro amo y aspirante a “Rey”, Chuck Berry, nos hubieran podido traer hasta el mundo en el que vivimos hoy. Bendito seas Elvis.
Juan Ignacio Cornejo K.
Para ser sinceros, es complicado poner un disco de Elvis como un “clásico”, si en el fondo ninguno de sus LP realmente lo es. Por una razón muy simple: El Rey es de la época de los singles, que tenían 2 caras y eran aquellos los que le daban la fama. En la década del cincuenta, un LP no era más que un producto más para ofrecer, y no tenía porqué reunir el mejor material disponible del artista en cuestión. Es por eso, que este comentario más que recordar el debut “en grande” de Elvis, es un homenaje a la época en el mismo que surgió.
Los primeros años de Presley fueron los mejores de su carrera, de eso no hay dudas. Asociado al bajista Bill Black y a uno de los grandes héroes de la guitarra, el señor Scotty Moore (además de la mortal batería de DJ Fontana), entre el 54 y el 58, Elvis editó clásicos para regalar. Primero en su corto paso por Sun Records (con los que editó sus primeros temas, partiendo por las elementales ‘That’s All Right Mama’ y ‘Mystery Train’) y luego en RCA, su fórmula se vendió como pan caliente, transformándose como todos sabemos en un ícono. Ya para fines del 55, cuando firmó con RCA, apuntaba a convertirse en un fenómeno. Ahí, de la mano de una compañía grande, a principios del 56, ‘Heartbreak Hotel’ fue lanzado al mercado y vendió más de un millón de copias. Tan solo un par de meses después de la salida de aquel imperdible single es que “Elvis Presley”, el álbum, vio la luz.
En “Elvis Presley” detectamos todo lo que hizo grande a Elvis en ese tiempo. La gran guitarra de Moore, una fenomenal interpretación del mismo Presley, y una colección de canciones que se paseaban por el country, el rockabilly y el famoso rhythm & blues. En el fondo, comenzaba a explotarse a “Elvis el producto”, digámoslo, no fue una mala idea ni un mal negocio.
El álbum es representativo del primer periodo de Elvis porque además está armado con canciones tomadas de otros artistas. ‘I got a Woman’ de Ray Charles por ejemplo, es un momento notable, porque demuestra que Presley es capaz de domar un tema con un ritmo tan diabólico como este siendo de raza blanca, lo cual para los tiempos que se vivían, era todo un tema. Claro, el plan de “blanqueo” tiene sus buenos y malos momentos. Personalmente, la versión que aquí aparece de ‘Tutti Frutti’ de Little Richard está lejísimos de la original, pero estamos comparando ya a 2 monstruos de la historia del rock & roll, así es que démosle cierto crédito a Ricardito.
‘One-Sided Love Affaire’, ‘Just Because’, ‘I’m Gonna Sit Right Down and Cry’ y especialmente ‘Money Honey’ sientan las bases sonoras y rítmicas para todos los grandes clásicos bailables que El Rey editaría en cosa de años. De la misma manera, ‘I’m Counting on You’, ‘I Love you Because’ o la excelente ‘Blue Moon’ te muestran el camino que Elvis recorrería en términos de baladas, con una voz más delicada, matizando esta entrega. ‘Trying to get to you’ merece una mención especial por la mezcla de estilo que confluyen a un blues deliciosamente conducido por la guitarra de Scotty. Digamos, de todos modos, que cuando apunto que estas canciones iluminaron el futuro camino de Elvis, son todas composiciones “prestadas”. El mérito fue juntarlas, adaptarlas y sacar los elementos más interesantes para construir la carrera del héroe de Memphis. ‘Money Honey’, por ejemplo, y acá aclaremos el punto anterior, es un clásico de los cincuentas por su propia cuenta, previo a que Presley la tomara por las astas.
“¿Dónde está la gracia?” pensará alguno. Dejé para el final la canción que mejor puede responder aquello: la incontenible ‘Blue Suede Shoes’, un exitazo de Carl Perkins tan solo meses antes de que fuera escogida como track 1 en “Elvis Presley”. Sea por el motivo que sea, uno compara versiones y percibe, mas no logra entender, el valor agregado que sale de la grabación de Elvis. Eso, que uno no puede pasar a palabras, es lo que lo elevó a la categoría de dios y lo diferenció de tantos otros. Después de transpirar con ‘Blue Suede Shoes’, no hay dudas de que Elvis era un elegido, y que tenía un don especial. Eso es… ¿Cómo explicarlo, si es música? Hay que sentir ese efecto.
Otra vez, tuvieron que pasar algo así como dos meses, para que El Rey adaptara una versión de ‘Hound Dog’ y terminara por cambiar la historia de manera definitiva, con su “escandaloso” baile en el show de Milton Berle. A las semanas, grabaría un single con la canción, y la Elvismanía se desataba. Las cosas no solo cambiaban en cuanto a su popularidad. El tema era obra de la pareja de compositores Jerry Leiber y Mike Stoller, quienes a partir de aquel momento siguieron alimentando de manera más constante a Presley, destacando otro monstruo de la historia del rock, ‘Jailhouse Rock’.
De seguro, nadie podría decir que Elvis Presley se convirtió en la leyenda que es solamente por su cuenta: Leiber y Stoller, Otis Blackwell (otro gran compositor que colaboró con Elvis), Sam Phillips (quien lo descubrió en Sun Records), “Colonel” Tom Parker (el manager) y, como olvidarlo, Scotty Moore, genio de las 6 cuerdas. Pero basta de ser majaderos. Presley es el Rey, cambió el curso de la música popular, abrió las puertas a todo un estilo que estaba surgiendo, el rock & roll, y lo llevó a dimensiones que nadie hubiera sospechado (alguien tenía que hacerlo… y no es casual que haya sido él). Ni el mismísimo Bill Haley, a quién no se puede dejar de lado, y bien vale un recuerdo a él. Pero ni Little Richard, ni Haley, ni el otro amo y aspirante a “Rey”, Chuck Berry, nos hubieran podido traer hasta el mundo en el que vivimos hoy. Bendito seas Elvis.
Juan Ignacio Cornejo K.
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