Journey
Frontiers
Cuando la historia de una banda se ha escrito con una serie de discos que han ido, permanentemente, subiendo su nivel de aceptación; cuando cada grabación realizada ha cumplido el objetivo de aumentar la popularidad y ganarse el respecto y la admiración de miles de fans, todo nuevo desafío se ubica en un peldaño bastante más alto en la conquista del mercado musical. Y esto es especialmente válido para aquellos conjuntos que no ponen límites en cuanto a la clasificación de sus seguidores y que en la base de su propuesta se mezclan varios estilos y corrientes. Es el caso de Journey y su trabajo titulado "Frontiers". Antes de éste, el quinteto nos había regalado dos placas tan magistrales como diferentes. El colosal álbum doble, en vivo, "Captured" (que bien vale la pena poder revisar), y la genial fábrica de éxitos (Open Arms y Don’t Stop Believin’, entre otros) llamada "Escape". Sin duda que la vara autoimpuesta por estos músicos era muy alta, pero las ambiciones de Schon (guitarra), Perry (voces), Valory (bajo), Smith (batería) y Cain (teclados) eran aun más grandes, y poseían las herramientas para seguir cimentando el nombre de Journey entre los grandes del rock.
"Frontiers", el segundo trabajo de Journey durante la década de los 80, comenzó bien... mejor dicho, comenzó excelente. 'Separate Ways' es, por sí sola, una muestra impecable de la categoría del grupo; un despliegue de intenciones y un alarde justificado de las cualidades de sus integrantes. Nadie podía a esa altura, y desde mucho tiempo antes, dudar de la magia vocal de Steve Perry; tampoco era posible desconocer la energía ni la destreza de Schon con las seis cuerdas, la que pone magistralmente al servicio del tema. Lo mismo sucede con el resto de los músicos, en particular con Cain, quien anuncia con cada acorde de sus teclados una nueva atmósfera sonora para Journey. 'Send Her My Love', la primera balada de la placa, simplemente dejaba con la boca abierta, mejor dicho, con los oídos abiertos. Ya con este corte, las fronteras de una nueva dimensión han sido abiertas. Se corren velos que fueron emblemáticos hasta Escape. Se deja oír un sonido más pesado, una combinación más rockera de los instrumentos, una mezcla más agresiva, la que se confirma plenamente con 'Chain Reaction', que si bien mantiene una línea melódica característica, con un coro simple pero efectivo, se sumerge en un campo que le era ajeno a Journey. Ha quedado claro que el quinteto está dispuesto a hacer de las suyas y sembrar una nueva especie en el umbral del rock.
'After The Fall' sigue la misma senda de sus antecesores, demostrando somos testigos del surgimiento de una versión diferente del ya famoso estilo Journey. Lo que sigue, es simplemente una joya. Cuando escuché por primera vez 'Open Arms', del fuera de serie Escape, creí que era imposible repetir una pieza magistral como esa; y no debo ser el único que lo pensó, pero la misma formación abofeteo la lógica. 'Faithfully' se presentó al final del primer lado de Frontiers y hacía imposible pasar al segundo. Una canción para oírla una y otra vez... para bailarla otras tantas y para evocar, hoy en día, una marejada de recuerdos entre los carretes ochenteros. Una balada tan poderosa, que se podría contar en el arsenal de las “Power ballads” del heavy, sin tener nada que envidiarle a ninguna, y desplazando a muchas de sus sitiales.
Una vez que se había escuchado varias veces esta gema, y al comenzar el lado b del disco (así era en el vinilo), irrumpía 'Edge Of The Blade', con la energía latente del rock más pesado, pero con la fuerza manifiesta de la estructura melódica y más del tipo fusión entre estilos, tan propia del quinteto. Luego vienen 'Troubled Child' y 'Back Talk', los que remarcan la intencionalidad rockera de Journey; con un sonido que se extrañaría en sus trabajos posteriores. La entrega en estos temas es completa y cada nota transmite una absoluta química entre los integrantes de la banda, haciendo un derroche de ductilidad que muchos deberían envidiar. Cada acorde impresionaba, cada compás se marcaba certeramente en el registro auditivo de aquellos años. Ambos temas sorprendían con la energía escondida en sus arreglos, pero, faltaban dos piezas más en el rompecabezas.
'Frontiers' primero, y 'Rubicon' después, son el cierre cadencioso y armónico del disco. La fórmula propuesta por el grupo ha resultado, ha sido expuesta al mundo y éste la ha recibido con beneplácito. Ahora, hay que plasmar en un cierre tan poderoso como la obertura, todas las cualidades que se le han reconocido a lo largo de una exitosa carrera a este conjunto marcado con el sello de la calidad. Así finaliza el cruce de las fronteras planteadas por Journey. Un cruce que nos lleva a un viaje plagado de cambios y de experimentos con resultados que agregarían nuevas medallas a la gran lista de reconocimientos que la banda ha cosechado en su transitar por las vías del éxito. Un trabajo notable, una estructura perfecta, una prueba de que, cuando la calidad es el instrumento favorito de un músico, no hay desafíos grandes, no hay triunfos que no se puedan repetir y no existen fronteras que no se puedan cruzar una y otra vez. Algo que Journey demostró hasta la saciedad con algunos de los trabajos que siguieron a este colosal "Frontiers".
Aldo Loyola
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