Soda Stereo
Dynamo
Lanzado en 1992, “Dynamo” se convirtió en una apuesta musical de Soda Stereo a sus 6 años de trayectoria. El sexto álbum del trío argentino fue grabado y mezclado en el Estudio Supersónico, en Buenos Aires, y dio pie a la experimentación por parte de la banda, muy interesada en el shoegaze, dream pop y noise. Influenciados por bandas como Sonic Youth, Lush, Ride, My Bloody Valentine y Slowdive, la nueva exploración de sonidos llegó para salvar a la banda de la sensación de descontento que los atormentaba aquellos días, y es que el mismo Cerati confirmó que estaba aburrido del camino por el que estaban explorando.
Saliendo del salto explosivo que había significado “Canción Animal” y gestado pocas semanas después del lanzamiento del primer álbum de Cerati junto a Daniel Melero, “Colores Santos”, Soda Stereo se da a la libertad de mezclar sonidos por primera vez en un rango que abarca desde instrumentos de bronce como trompetas hasta variados samples y sonidos electrónicos, dejando un poco atrás el ya característico sonido del grupo trasandino. De las 20 canciones que se compusieron, donde incluso en algún momento se consideró gestar un extenso disco doble, solo 12 fueron las que sobrevivieron el corte para formar parte del álbum que en algún minuto tuvo el nombre de “Gol”.
‘Secuencia Inicial’ da inicio a este elepé, haciendo gala del nuevo sonido, distinto del que todos estaban acostumbrados al escuchar a Soda, Cerati decide dejar en un segundo plano su voz dándole protagonismo al maestral manejo de los instrumentos de cada integrante. Sigue ‘Toma La Ruta’, una composición algo más sucia, más llena, que nos trae un arreglo vocal similar al de sus ya conocidos clásicos anteriores, inmersos esta vez en una jungla de sonoridades que se mezclan al nivel justo sin llegar a competir, dejando como resultado una pieza llena de energía de principio a fin.
‘En Remolinos’ recoge ese sonido más rockero de Soda y lo renueva en una mezcla de sintetizadores y guitarras saturadas, bañadas en distorsión, logrando un resultado oscuro, sombrío, que se ve apoyado por la impecable interpretación de Cerati y el ya reconocido swing de Alberti. Es quizás la canción que mejor sintetiza el sonido que el trío buscaba lograr en este trabajo. ‘Primavera 0’ fue el primer tema en lograr su cien por ciento, llevándolo así a convertirse en el primer sencillo del álbum, ostentando un sonido poderosamente afilado y rockero. Continuando la experimentación musical de Soda, llegamos a ‘Camaleón’, canción donde Gustavo y Zeta intercambiaron sus instrumentos, demostrando el versátil manejo de ambos músicos, un gesto que como el nombre de la canción lo dice, llega a ser camaleónico. En ‘Luna Roja’ bajamos un poco las revoluciones en una pieza de un ritmo más pausado y una guitarra que a ratos se toma el protagonismo. Cerati advierte de las consecuencias del sexo fácil y las noches de fiesta, haciendo una especie de homenaje a un amigo suyo que contrajo SIDA. ‘Sweet Sahumerio’ llega manteniendo la línea de su antecesora, manteniéndose baja en intensidades pero no en talento. Se presenta con una cara poco conocida del trío, una cara llena de sonidos más tribales, pinceladas de electrónica, arreglos ambientales de toques místicos y los clásicos arpegios en guitarra que no pueden faltar en un disco de Soda.
‘Ameba’, ‘Nuestra Fe’ y ‘Claroscuro’ vuelven en picada al territorio de las guitarras sucias en tres memorables composiciones, donde las melodías serpenteantes e hipnotizantes presentes en las líneas de voz de Cerati nos van arrastrando de manera incesante a un final inminente, pero antes, una última parada. La melancolía se toma parte de los últimos minutos del disco con ‘Fue’, logrando una atmósfera de preparación perfecta para lo que viene, un desenfreno total en ‘Texturas’, última pista del sexto disco de Soda. Sin dejar de lado ese sonido tan característico del trío argentino, se logra un equilibrio perfecto entre todo lo aprendido en su trayectoria y lo experimental de este elepé, un compilado de un antes, un ahora y, sin saberlo, un después.
Si bien el disco no obtuvo grandes ventas ni una promoción que le hiciera justicia debido a que la banda se encontraba en plena migración a una nueva firma discográfica, “Dynamo” se mantiene en un lugar especial entre los seguidores de Soda por su característico y diferente sonido. Marcando pauta hasta el día de hoy, este trabajo discográfico fue y sigue siendo un referente para muchos, y es que su experimentación no solo fue vanguardista para la época, sino que mantiene una atmósfera de culto que lo hace aún más especial. Incluso para algunos es considerado como uno de los mejores trabajos de shoegazing junto a “Nowhere” (1990) de Ride y “Souvlaki” (1993) de Slowdive. Sin duda una obra que hace más que justicia a su nombre, transformando toda la energía de sus integrantes en una pieza que probablemente seguirá vigente cuando muchos de nosotros ya no estemos presentes.
Fernanda Hein
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