Toto
Toto IV

1982. Columbia
Toto siempre tuvo esa extraña condición de que ya parecían una banda adulta al momento de formarse. Es cosa de poner play a su explosivo debut homónimo (1978) y escuchar clásicos instantáneos como 'Hold the Line' o 'I'll Supply the Love'. La mayoría de sus integrantes superaban por poco los 25 años y ya ostentaban más de 2 millones de copias vendidas y un par de singles en los rankings del Billboard. Sin embargo, como todo lo que sube tiene que bajar, la caída fue igual de rápida y los álbumes posteriores “Hydra” (1979) y “Turn Back” (1981) significaron dos fracasos comerciales consecutivos. Lo progresivo y experimental de sus canciones no convencieron y con el agua hasta el cuello se vieron presionados a volver a componer hits o hasta ahí llegaba su contrato con Columbia. “Toto IV” (1982) fue la gran apuesta que no defraudó y no solo los volvió a poner en el mapa de la industria, sino que los transformó en verdaderos clásicos de la música, con ventas multiplatino y seis premios Grammy.
El éxito de la cuarta placa de Toto radica, a grandes rasgos, en 3 pilares fundamentales: el gran trabajo de producción, la excelencia de sus músicos y dos clásicos incombustibles: 'Rossana' y 'África'. A pesar de los fracasos anteriores, la banda obtuvo un gran presupuesto y no escatimaron en arreglos o músicos de refuerzo para elaborar la placa. Desde el segundo 1 se escucha el salto de calidad con respecto a sus otros álbumes. Además, era imposible sonar mal con el arsenal de sesionistas que conformaban la alineación oficial de Toto en ese entonces: el histórico Steve Lukather en guitarra, David Paich en teclado, los hermanos Jeff, Steve y Mike Porcaro en batería, teclados y violonchelo respectivamente; David Hungate en bajo y el frontman por excelencia Bobby Kimball. Quienes, por separado, también colaboraron con grandes nombres como Michael Jackson, Lionel Richie, Luis Miguel, Pink Floyd, entre otros.
La apertura viene con la clásica 'Rossana', una de las mejores entregas del sexteto de Los Ángeles. La batería de Porcaro resulta innovadora, ya que aquí inaugura su técnica de hi-hat “Shuffle” (posteriormente llamado “Rossana Shuffle”) y lo convierte en uno de los bateristas de sesión más cotizados de la industria. Por su parte, Kimball con gran registro brilla cuando se le requiere y deja su imborrable marca en este clásico. Aunque es una canción en clave pop/rock, no dejan de lado su faceta más experimental y progresiva, la complejidad de sus arreglos en conjunto con los solos de guitarra y teclado nos dejan en claro la maestría detrás de Toto.
Toto siempre tuvo esa extraña condición de que ya parecían una banda adulta al momento de formarse. Es cosa de poner play a su explosivo debut homónimo (1978) y escuchar clásicos instantáneos como 'Hold the Line' o 'I'll Supply the Love'. La mayoría de sus integrantes superaban por poco los 25 años y ya ostentaban más de 2 millones de copias vendidas y un par de singles en los rankings del Billboard. Sin embargo, como todo lo que sube tiene que bajar, la caída fue igual de rápida y los álbumes posteriores “Hydra” (1979) y “Turn Back” (1981) significaron dos fracasos comerciales consecutivos. Lo progresivo y experimental de sus canciones no convencieron y con el agua hasta el cuello se vieron presionados a volver a componer hits o hasta ahí llegaba su contrato con Columbia. “Toto IV” (1982) fue la gran apuesta que no defraudó y no solo los volvió a poner en el mapa de la industria, sino que los transformó en verdaderos clásicos de la música, con ventas multiplatino y seis premios Grammy.
El éxito de la cuarta placa de Toto radica, a grandes rasgos, en 3 pilares fundamentales: el gran trabajo de producción, la excelencia de sus músicos y dos clásicos incombustibles: 'Rossana' y 'África'. A pesar de los fracasos anteriores, la banda obtuvo un gran presupuesto y no escatimaron en arreglos o músicos de refuerzo para elaborar la placa. Desde el segundo 1 se escucha el salto de calidad con respecto a sus otros álbumes. Además, era imposible sonar mal con el arsenal de sesionistas que conformaban la alineación oficial de Toto en ese entonces: el histórico Steve Lukather en guitarra, David Paich en teclado, los hermanos Jeff, Steve y Mike Porcaro en batería, teclados y violonchelo respectivamente; David Hungate en bajo y el frontman por excelencia Bobby Kimball. Quienes, por separado, también colaboraron con grandes nombres como Michael Jackson, Lionel Richie, Luis Miguel, Pink Floyd, entre otros.
La apertura viene con la clásica 'Rossana', una de las mejores entregas del sexteto de Los Ángeles. La batería de Porcaro resulta innovadora, ya que aquí inaugura su técnica de hi-hat “Shuffle” (posteriormente llamado “Rossana Shuffle”) y lo convierte en uno de los bateristas de sesión más cotizados de la industria. Por su parte, Kimball con gran registro brilla cuando se le requiere y deja su imborrable marca en este clásico. Aunque es una canción en clave pop/rock, no dejan de lado su faceta más experimental y progresiva, la complejidad de sus arreglos en conjunto con los solos de guitarra y teclado nos dejan en claro la maestría detrás de Toto.
A continuación, le sigue 'Make Believe', elegido como segundo single promocional del disco. Nos muestra una faceta menos pretenciosa del grupo, pero igual de consistente. Con otro gran trabajo vocal de Kimball y un destacado desempeño del grupo en general, se convierten en un punto alto de la placa. Por su parte, 'I Won't Hold You Back', otro de los cortes promocionales, llega a detener la maquinaria de Toto y nos envuelve en el aura de la infaltable balada del disco. Esta vez Steve Lukather toma el liderazgo y realiza un sólido trabajo en la voz principal, además de un épico solo donde literalmente hace llorar su guitarra. Los cambios de vocalista son una tónica recurrente en toda la producción, en algunos pasajes del disco se torna una decisión acertada, pero en otros pareciera que no suena a Toto. La característica voz de Bobby Kimball es tan arrolladora que su ausencia en canciones como 'It's a Feeling' o 'Lovers in the Night', donde Steve Porcaro y David Paich se hacen cargo de las voces respectivamente, hace que se pierda la identidad y calidad interpretativa de la banda. Los más fanáticos podrían discrepar, pero la época más exitosa y reconocida del Toto es con Kimball al frente.
Si bien el disco contiene grandes canciones, hay algunas que pasan un poco desapercibidas, como las ya nombradas 'It's a Feeling' o 'Lovers in the Night'. A estas se les suman otros tracks como 'Good for You' o 'We Made It', donde no logran el gancho de las más fuertes. En contraposición, encontramos un par de temas para nada desapercibidos, como la rockera 'Afraid of Love', donde nuevamente Lukather hace gala de su calidad tanto en voces como en guitarra; y en la bailable 'Waiting for Your Love', donde la experimentación se fue al lado más "disco", influencias como Bee Gees o Stevie Wonder se pueden desprender de este corte.
La guinda de la torta llega con 'Africa', último tema del disco y el mayor éxito de la carrera de Toto. Su coro de estadio lo convirtió en un verdadero himno que puede hacer cantar a cualquiera que ni siquiera le sigue la pista a la banda. 'Africa' los puso en el mapa del mainstream y posicionó al sexteto como un clásico de la música popular. La decisión acertada de cambiar de voz principal toma sentido en este tema, el templado verso del tecladista Paich se adhiere de gran manera al estridente coro de Kimball. Junto con 'Rossana' son los puntos más altos del álbum.
En definitiva, el disco es una gran producción: el sonido, los arreglos y la interpretación de sus músicos son impecables. Incluso hasta hoy, Toto mantiene un desempeño bestial en vivo. Sin embargo, causa una sensación de que los hits 'Rossana' y 'Africa' sostienen gran parte del éxito de esta cuarta entrega. Sin ánimos de caer en reduccionismos, resulta difícil enganchar con casi la mitad del largaduración. Muchas canciones parecen planas y algunas sin la voz de Kimball carecen de alma, elemento de gran importancia para un grupo de virtuosos sesionistas. Puede que en eso haya radicado el moderado éxito de sus producciones posteriores, el despido del vocalista luego de este álbum dejó a la maquinaria de Toto sin una cara y voz reconocible.
De esta forma “Toto IV” se convierte en la obra culmine de su carrera. La insuperable placa nos dejó grandes clásicos y una marca imborrable en la historia de la música. Independiente de los altos y bajos es un imperdible de la discografía de la banda. A estas alturas es una pieza de culto para escuchar, disfrutar y coleccionar.
Oliver Arriola Riquelme
La guinda de la torta llega con 'Africa', último tema del disco y el mayor éxito de la carrera de Toto. Su coro de estadio lo convirtió en un verdadero himno que puede hacer cantar a cualquiera que ni siquiera le sigue la pista a la banda. 'Africa' los puso en el mapa del mainstream y posicionó al sexteto como un clásico de la música popular. La decisión acertada de cambiar de voz principal toma sentido en este tema, el templado verso del tecladista Paich se adhiere de gran manera al estridente coro de Kimball. Junto con 'Rossana' son los puntos más altos del álbum.
En definitiva, el disco es una gran producción: el sonido, los arreglos y la interpretación de sus músicos son impecables. Incluso hasta hoy, Toto mantiene un desempeño bestial en vivo. Sin embargo, causa una sensación de que los hits 'Rossana' y 'Africa' sostienen gran parte del éxito de esta cuarta entrega. Sin ánimos de caer en reduccionismos, resulta difícil enganchar con casi la mitad del largaduración. Muchas canciones parecen planas y algunas sin la voz de Kimball carecen de alma, elemento de gran importancia para un grupo de virtuosos sesionistas. Puede que en eso haya radicado el moderado éxito de sus producciones posteriores, el despido del vocalista luego de este álbum dejó a la maquinaria de Toto sin una cara y voz reconocible.
De esta forma “Toto IV” se convierte en la obra culmine de su carrera. La insuperable placa nos dejó grandes clásicos y una marca imborrable en la historia de la música. Independiente de los altos y bajos es un imperdible de la discografía de la banda. A estas alturas es una pieza de culto para escuchar, disfrutar y coleccionar.
Oliver Arriola Riquelme
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