Tom Waits
Rain Dogs
La gran Manzana, la ciudad que nunca duerme, "a town so nice they named it twice" ("una ciudad tan bonita que la nombraron dos veces") y el lugar donde todos los sueños se vuelven realidad. Por décadas, Nueva York ha capturado la imaginación de poetas, artistas y músicos con su aura efímera, sus rascacielos y las luces que iluminan la ciudad desde la noche hasta el amanecer. Esto se ha dicho un millón de veces, pero fueron sus paisajes plagados por almas perdidas que inspiraron el noveno disco del poeta y cantautor californiano, Tom Waits y su magnum opus "Rain Dogs".
Waits emigró a la "Capital del mundo" en 1984, un año después del lanzamiento de "Swordfishtrombones", obra que marcó un giro radical en la música del poeta. Aunque sus letras sardónicas, inspiradas en las prosas de Jack Kerouac y Charles Bukowski seguían intactas, donde una vez existían baladas estilo pianoman. Estas habían sido remplazadas por música que sonaba como una tropa de degenerados e inadaptados, marchando a lo largo de las calles de Los Angeles. Armados con vientos oxidados, bombos maltratados, y guitarras agudas y chillonas, acompañaban a los rugidos monstruosos que retratan a mundos subterráneos, pervertidos y prostitutas, en ese estilo narrativo que siempre ha caracterizado el estilo del californiano.
Incluso antes de comenzar, la imagen del disco marca pauta. La portada es una pieza de una colección de fotografías tomadas por el sueco Anders Petersen en el Café Lehmitz de Hamburgo (Alemania), que muestra a un hombre parecido a Tom Waits, acostado sobre el busto de una mujer sonriente. El local es frecuentado por prostitutas, taxistas y marineros en espera del zarpe de sus barcos, justo los personajes que el músico describe a lo largo de los 19 temas que conforman esta obra, personas que el músico describe como rain dogs, (hot dogs sin la vienesa). Estos desadaptados no solo son las musas que inspiraron las canciones del disco, sino que también son sus personificaciones que relatan sus propias historias. Con cada canción, Waits adopta una forma particular de cantar, enunciar palabras y cadencias, aportando una identidad particular a cada pieza musical.
El álbum abre con la esquelética marimba que, junto con una percusión pulsante y una línea de guitarra angular, proporcionado por Marc Ribot, crea la base musical de 'Singapore'. En una grave voz ronca, que casi llega al punto de ser susurrada, Waits canta sobre una tropa de marineros que han tomado las calles neoyorkinas en busca de diversión, mientras esperan viajar hacia el ya mencionado país asiático.
La variedad de estilos presentes a lo largo de la reproducción también es un elemento singular del proyecto. 'Tango Till There Sore', es un número embriagado y disonante, donde un piano desafinado toma protagonismo, mientras una solemne trompeta ayuda a crear un ambiente realmente melancólico. Esta viene seguida por 'Big Black Mariah', pista notable por una colaboración con el guitarrista de los Rolling Stones, Keith Richards. Un blues a la New Orleans, la pieza describe una escena que se puede interpretar como un funeral. También hay momentos poperos. Con 'Downtown Train', Waits contrapone uno de los instrumentales más dulces de la obra, con la historia de un hombre que emerge de su departamento en una noche de luna llena en busca de amor, solo para terminar quejándose de las 'Brooklyn Girls' que se escapan de él al verlo. Sintiéndose solo, se consuela, sabiendo que ellas "no tienen nada que podría capturar su corazón".
'Downtown' es notable por ser una de las pocas canciones de "Rain Dogs" apoyada de una percusión tradicional. Steven Hodges, baterista que apareció en aproximadamente la mitad de las canciones del LP, explicó que estuvo bajo instrucciones de evitar tocar platillos lo más posible, y centrarse en ritmos tribales en los toms y congas. La canción homónima del disco, 'Jockey Full of Bourbon' y 'Gun Street Girls' son ejemplo de esto. Aparte, elementos percusivos inusuales fueron un punto focal de la obra. Se pueden escuchar los platillos rotos, partes de autos y ollas de Michael Blair en casi todos los temas.
Es raro que después de más de una década publicando música, un artista siga produciendo obras igual de vitales que en sus inicios. Sin embargo, Tom Waits logró romper con esta expectativa en la trilogía de discos que lanzó durante los ochenta con "Swordfishtrombones", "Rain Dogs" y "Franks Wild Years", una selección que incluso dentro de su proprio canon rompió barreras. Aunque no fue un éxito comercial, solo alcanzando el lugar 29 en la lista de éxitos del Reino Unido y 188 de los Billboards. En retrospectiva, "Rain Dogs" ha sido mencionado como uno de los mejores discos de los 80 con sus viñetas melancólicas y sórdidas del mundo neoyorkino de los "rain dogs" que Waits detalla.
Caleb Heaphy Escobar
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