Queensrÿche
The verdict

2019, CENTURY MEDIA
La legendaria banda de Seattle y uno de los padres del metal progresivo, nos presenta su ya tercer álbum (quinceavo de estudio), con su cantante Todd La Torre quien cada vez asume mayor protagonismo para conducir de nuevo a Queensrÿche al estatus que se merece. Llevando las cosas un peldaño más arriba que “Condition Hüman (2015), se puede elucubrar con total propiedad que estas 10 nuevas canciones son el mejor trabajo global de la banda desde aquel lejano “Promised Land” (1994), cuando el grupo todavía mantenía férreamente unida a su formación original con los hoy ausentes Chris DeGarmo y Geoff Tate. Mucha agua ha corrido bajo el puente, pero el renacimiento del grupo de la mano de La Torre ha sido fenomenal y hoy nos presentan un disco moderno de metal progresivo, pero con indelebles señas de identidad que pueden retrotraer al oyente a los días de “The Warning” (1983) y “Rage For Order” (1986), dos discos monumentales de la formación.
Nuevamente producido por Chris “Zeuss” Harris, se agradece que el masterizado esté hecho en unos rangos normales y que si el auditor quiere que suene “más fuerte”, sólo deber subir el volumen, levantando de esta forma también los brillos y agudos. Por otro lado, se trata del primer disco en la historia del grupo donde no toca el extraordinario baterista Scott Rockenfield, ausentado de la banda desde hace un año y medio por el nacimiento de su primer hijo, pero que sigue siendo un miembro oficial. Para los shows en vivo cuentan con Casey Grillo, gran baterista ex Kamelot, y en la grabación del disco toca la batería el propio La Torre, que quizás mucha gente no lo sepa, era baterista antes de convertirse en el cantante de Crimson Glory y de ahí pasar a Queensrÿche. La Torre cumple a la perfección, aunque siempre se echarán de menos esos detalles de deliciosa complejidad técnica propias del gran Rockenfield. En un proceso creativo colaborativo, La Torre, el gran bajista Eddie Jackson y la tremenda dupla de guitarras de Michael Wilton y Parker Lundgren, dan vida a un disco que realmente se pasa volando, que atrapa y absorbe al oyente, con canciones dinámicas y cambiantes, llenas de una gran interpretación, redondeando esas placas que crecen con cada nueva escucha, siempre con el sello oscuro y fuertemente político y social de la lírica de la banda y es que Queensrÿche nunca ha hecho un disco “festivo” o “feliz”. La “Reina del Reich” nunca nos ha hablado de irse de fiesta, ni de mujeres, sexo ni alcohol en sus letras, por lo que no comenzarán a hacerlo ahora. Lo suyo siempre ha tenido una profundidad y emocionalidad que escapa a los clichés y a los lugares comunes y eso se agradece.
El inicio con ‘Blood Of The Levant’ es simplemente aplastante, la guerra en Siria (reflejada en un impactante video clip), nos muestra a una banda engrasada, calibrada y sonando con toda la gloria del pasado. Un La Torre impresionante con su voz y una banda en un pletórico estado de forma, mientras en el canon central una cajas de batería militar, le dan el toque marcial sobre el cual se desarrolla el estupendo solo del gran Michael Wilton. ‘Man The Machine’ suena con toda la fuerza y potencia que la compresión de Youtube le quitaba cuando fue presentada como primer adelanto del disco. Un gran tema con todos los trademarks y ganchos reconocibles de la banda. ‘Light-Years’ en una poderosísima canción dueña de un notable groove de bajo, lo que no es de extrañar porque fue compuesta por Eddie Jackson. Curiosamente recuerda un poco al material más reciente de Fates Warning, otros dioses del progresivo norteamericano, lo que obviamente nunca será malo. Gran tema decorado con unas fantásticas líneas de guitarras gemelas, en la fiel tradición de Priest y Maiden, dos de los maestros que tuvo Queensrÿche en sus inicios. El conflicto bélico en el oriente medio remarca su influencia sonora en el disco en el inicio de la notable ‘Inside Out’, otro medio tiempo que acelera su paso sobre la marcha para explotar en un gran interludio de guitarra del tremendo Michael Wilton. ‘Propaganda Fashion’ funciona como un tema rápido con una letra curiosa y llamativa que conecta con la enorme y poderosa balada ‘Dark Reverie’ compuesta por Parker Lundgren y donde La Torre está particularmente extraordinario con su voz, llegando a notas altísimas redondeando uno de los mejores temas de la placa.
‘Bent’ tiene unos cambios en el pre coro que pueden recordar al maestro del horror King Diamond, quien siempre ha dotado a su música de pasajes progresivos, pero también a ese Rÿche gótico, oscuro y furioso de “Rage For Order” una de las obras cumbres de la banda. ‘Inner Unrest’ tiene un enfoque más melódico que puede recordar a esos grandes temas de la cara B de “Empire” (1990), la que da paso a una impactante ‘Launder The Conscience’ que es puro “Rage For Order”, furiosa, galopante, tremenda, con las voces dobladas y pasadas por un secuenciador para lograr ese efecto que sonaba tan apocalíptico en “Rage” y que lo sigue siendo. El cambio del final hacia una sección instrumental orquestada es muy original y llamativo pavimentando la entrada de la final ‘Portrait’ un tremendo y reflexivo baladón que cierra el disco de gran forma.
Nada más que agregar. ¿El Veredicto? (“The Verdict”): dos pulgares arriba, si duda se trata de un gran disco de Queensrÿche y que se va directo al Top 10 de lo mejor al final del año.
Cristián Pavez
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