Chelsea Wolfe
Birth of Violence
2019. Sargent House
Hace diez años nadie hablaba del cambio climático; hoy, el mundo ha cambiado y nadie puede discutirlo. Dentro del mundo de la música, una década atrás Chelsea Wolfe daba sus primeros pasos, un destello en el cielo que no lograba eclipsar hasta ese entonces. El tiempo ha pasado y también la suerte de Chelsea Wolfe hoy es distinta, una cantante que es uno de los grandes referentes de la música oscura. Muchos la comparan como la PJ Harvey gótica, pero ese rótulo está lejos de la realidad porque la estadounidense es un modelo en sí mismo, capaz de construir negras atmósferas con un toque único y sutil.
Sus últimos trabajos venían cimentando una tónica más espesa y electrónica, pesada y pensada, pero ahora con "Birth of Violence", la cantante y compositora nos vuelve a reencantar con su lado más acústico, sencillo y personal, casi pintando un cuadro en una cabaña de madera, perdida en el bosque más siniestro que se pueda uno imaginar. Es que la música, sin ser conceptual, crea una historia en todo el disco, con un hilo conductor que se traduce en la psicodélica vocalización de carácter sensual y oscura emotividad, con una instrumentación que parece muy minimalista, pero que posee tremendos arreglos que le dan esa cautivadora simpleza que llena de hipnotismo el cuadro final.
Este trabajo recuerda mucho lo que hizo en el 2012 con "Unknown Rooms" por esa impronta acústica. Sin embargo, ahora existe una labor superlativa en cuanto a producción. Más aún, se siente una maduración natural que la encasilla en un pedestal de consagración. De verdad estamos frente a una de las voces más importantes de la música dark alternativa, que al final no se puede clasificar ya que apela a muchas vertientes que se diluyen en su especial propuesta, que en esta ocasión no es casualidad porque el proceso compositivo de este disco resultó ser un retorno a sus raíces más naturales y de soledad propias de su hogar localizado en el norte de California.
Desde un comienzo con uno de sus singles -'The Mother Road'-, Wolfe describe la negra belleza natural de lo que es Estados Unidos y su tradición de carreteras con la mítica Ruta 66. Es el deseo de aquel cansancio por retornar a casa. 'American Darkness' vuela la imaginación con esa base más triphop, enigmática y sobrecogedora, mientras que 'Deranged for Rock & Roll" evoca esos espíritus propios de la cultura americana. Estamos claros que este trabajo posee una identidad muy marcada. Otro corte muy emotivo es 'Be All Things', el cual permite sentir esa candidez vulnerable bajo una suave atmósfera rodeada del mar, un acantilado y la naturaleza. Sin estar ahí, se siente el rugido de las olas contra las rocas. En 'When Anger Turns to Honey' se despiertan los fantasmas de sabana blanca para construir escenarios encantados que se alejan de lo natural, relacionado al lamento minimalista de 'Little Grave', para casi culminar este viaje con 'Highway' que retorna a esa senda de transito hacia un sitio mejor.
"Birth of Violence" lejos de ser extrema o aplastante, es una placa orgánica, llena de vida y muerte que te hace viajar por diferentes estados sutilmente escritos y dibujados. Es un disco que te permite imaginar de comienzo a fin, que está dentro de lo mejor de este 2019.
Claudio Torres
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