Queensrÿche
Operation: Mindcrime II

2006. Rhino
Tras 18 años de larga espera, finalmente la conclusión del mejor disco conceptual en la historia del metal progresivo ya está en nuestras manos. No esperen que les diga aquí quién fue el verdadero asesino de la Hermana Mary, para eso tienen que escuchar el disco y leer las letras, pero lo que sí les puedo decir, que tal como ocurrió con la primera parte, estamos ante un trabajo seductor, complejo, intrigante, fascinante y ante todo, muy inspirado.
Así es, “Operation: Mindcrime II” es sin lugar a dudas, un gran disco, el mejor trabajo de la banda de Seattle desde aquel fenomenal “Promised Land” (’94), aunque el último “Tribe” (’03) también me había gustado una enormidad. Sé que hay una expectativa y ansiedad enormes alrededor de este disco, así que partiendo primero por lo general, es apropiado decir que este es un disco derechemente de heavy metal estilísticamente, aunque siempre con la experimentación tan característica durante toda la carrera de Queensrÿche. Los que esperaban una copia con calco de la primera parte, se podrán sentir decepcionados, porque como sabemos, Geoff Tate y compañía jamás han hecho dos veces el mismo disco.
Esta es la continuación de la historia narrativa, lo que no quiere decir que es la continuación musical, ¿se entiende? Claro, igual hay algún par de temas que están en la onda musical del Mindcrime I, pero la mayoría de los 17 tracks presentan universos sonoros completamente nuevos para la banda, los que representan todo un desafío para el oyente, el que debe ir descubriendo todas las piezas del puzzle de este trabjo, repito, realmente fascinante. Con la primera audición, con seguridad 3 ó 4 canciones te golpearán positivamente de inmediato, y con las sucesivas escuchadas siguientes, la música se te irá metiendo bajo la piel como un virus. Un disco tan complejo y con tanta información lírica y sonora, amerita un tiempo de degustación tranquilo, esto no es cosa de ir por un combo de fast food a un restaurante de chatarra culinaria; asi que la mejor forma de involucrarse a fondo en el universo de Mindcrime es escuchándolo con audífonos, de eso no hay duda.
La introducción con arreglos orquestales de ‘Freiheit ouvertüre’ ya te deja con las pulsaciones arriba porque resulta brillantemente inquietante, la que desencadena en una poderosa y eminentemente metálica ‘Im american’ primer single y video. Sin rodeos, este es un TEMAZO por donde se le mire, suena como el mejor Queensrÿche de todos los tiempos, con la voz de Tate bien arriba, y las guitarras gemelas de Michael Wilton y Mike Stone sacando chispas de sus cuerdas. Mención aparte merece la estupenda sección rítmica de Eddie Jackson al bajo y Scott Rockenfield a la batería, una de las mejores de la historia del metal; el ritmo grindcore en la caja de la batería, justo en la sección central del tema cuando entran los solos doblados a dos guitarras, es maravilloso, logrando un efecto cautivador. Con semejante tema de entrada, es imposible no pensar que estamos delante de un gran disco. ‘One foot in hell’ y ‘Hostage’ lo confirman. Las clásicas estructuras complejas y de ritmo marcial de las guitarras de Queenrÿche están aquí muy presentes, cobrando nueva vida y con unos solos espeluznantes de la dupla Wilton/Stone y que demuestra que en la figura de Mike Stone, la banda encontró un gran guitarrista, que puede llenar los zapatos del añorado Chris DeGarmo al menos en la parte interpretativa.
‘The hands’ es un medio tiempo de sumo gusto, con un Tate realmente inspirado como en toda la placa, la que da paso a las contundentes ‘Signs say go’ y ‘Re-arrenge’, las que suenan completamente nuevas en estilo y forma; ¡cómo se las ingenian estos tipos para sonar siempre frescos y espontáneos! Y seguramente con ‘The chase’ la mandíbula se te vendrá al suelo al escuchar que la voz del maquiavélico Doctor X es nada menos que la de Ronnie James Dio, quien hace un dueto fenomenal junto a Tate. ¡Dos de las mejores voces en toda la historia del metal! Esta canción realmente es un highlight del disco y que cuenta nuevamente con unas twins guitars lisa y llanamente fabulosas. El mismo maravilloso efecto lo encontrarás en ‘A murderer?’, donde el grupo revisiona esos elementos tecnológicos de esa obra maestra que lleva por título “Rage for order” (’86), qué temazo y qué notable Rockenfield en la batería, un músico siempre diferente e innovador.
‘A junkie’s blues’ es de lo más pesado y oscuro que le he escuchado a Queenrÿche en toda su carrera, el que muta con una facilidad pasmosa en una potente balada donde Tate dice “aquí estoy y sigo siendo uno de los mejores”; ¡cómo te conmueve el tipo con su voz! Casi al final llega ‘Fear city slide’ otra de las más pesadas del disco y donde el buen gusto y la elegancia característica de la banda está muy presente para enlazar con el opus magnum final de ‘All the promises’ otro dueto vocal de un Tate inspiradísmo, esta vez con la Hermana Mary, interpretada por la voz de Pamela Moore quien ya estuvo en la primera parte, y que al finalizar la canción indudablemente te hace quedar con la sensación de que acabas de escuchar un gran disco y que de seguro con el paso de los años se convertirá en otro clásico de la banda, tal como pasó con Mindcrime I.
Quizás lo único que me hubiera gustado es verlos trabajando nuevamente con alguno de esos tremendos productores del pasado, como Neil Kernon (“Rage for order”) y Peter Collins (“Operation: Mindcrime”, “Empire”), pero el grupo siempre se ha caracterizado por correr riesgos, y de la producción se hizo cargo un desconocido Jason Slater que logró sacarles un sonido, afinaciones y matices similares a Mindcrime I, lo que permite unir naturalmente los dos trabajos y escucharlos como un solo y extenso disco de dos horas.
Resumiendo y sin duda alguna, ¡uno de los discos del año!
Cristián Pavez
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