Marilyn Manson
We Are Chaos

2020. Loma Vista
Cada vez que Marilyn Manson saca un nuevo disco, más suena a un trabajo solista de Brian Hugh Warner, que de hecho lo es, porque la banda propiamente tal, dejó de existir una vez concluida la gira mundial de ese enorme y demoledor “The Golden Age of Grotesque” (2003), la verdadera última obra maestra del Reverendo, una pieza conceptual donde la música, la lírica y el arte visual te volaban la cabeza.
Hoy, fuertemente aquejado por el síndrome LSD (Lead Singer Disease), expresión que en el mundo del rock se utiliza para hablar de aquellos cantantes a los cuales se le fueron los humos a la cabeza en desmedro de los integrantes de su banda, fenómeno que ya hemos visto antes con Alice Cooper (el único caso donde el cantante logró tener más éxito que la banda), o lo mismo que pasó con Glenn Danzig que desde que despidió a los músicos de la banda original solo ha sacado discos mediocres; Manson aún no ha caído tan bajo y logra compaginar discos interesantes y disfrutables, pero muy lejos del nivel de calidad de sus cinco primeras entregas.
Utilizando para la grabación a diferentes músicos de sesión, donde destaca el gran bajista Juan Alderete (Racer X, The Mars Volta), con Manson y el productor Shooter Jennings (un productor de música country), haciéndose cargo de todo lo demás, incluyendo el autorretrato de la portada pintada por el propio Warner, la gama cromática del disco incorpora sonidos y texturas que pueden recordar a David Bowie, Elton John o a Depeche Mode, todo pasado por el ecléctico filtro del vocalista. ‘Red, Black And Blue’ es un buen arranque, donde por momentos recordamos al Manson del pasado, con riffs afilados y de corte industrialoso, pero donde pena el no contar con un guitarrista de auténtico nivel como lo era el gran John 5 (hoy en la banda de Rob Zombie). Luego aparece la primera balada del disco, ‘We Are Chaos’ que ya había sido adelantada hace algunas semanas, con el clásico sello oscuro, melancólico y desgarrador en la voz de Manson, que dicho sea de paso, se escucha en buena forma. ‘Don’t Chase The Dead’ probablemente sea la mejor canción de toda la placa, con el espíritu del “Duque Blanco” rondando cada surco y recordándonos al Manson del gran “Mechanical Animals” (1998).
Más adelante en el disco encontramos otros temas interesantes como ‘Infinite Darkness’, de retorcidos aires electrónicos; ‘Perfume’ que también es continuista del “Mechanical...” salvando las distancias, y la consistente ‘Keep My Head Together’ poseedora de una línea de bajo adictiva y llana de fuzz cortesía del gran Alderete, que en estos momentos se encuentra recuperándose de un grave accidente de mountain bike que tuvo hace algunos meses, cuando ya había grabado sus partes. ‘Solve Coagula’ es otro de los temas destacados, en un tema power-pop símil de lo que podría hacer Ghost musicalmente hablando, pero con el sello inconfundible de la voz del Reverendo. Finalmente el telón cae con otra balada, esta vez de corte acústico de nombre ‘Broken Needle’, completando un 40% del disco en ese estilo, lo que puede resultar excesivo para un álbum de corta duración, con sólo 39 minutos de música. Pese a lo anterior, que no se mal entienda, el disco se deja escuchar, se disfruta e incluso podía representar un repunte en la inspiración compositiva de Manson para situarlo al nivel de “The Pale Emperor” (2015), pero lo ciertos es que con sólo 51 años de edad, Brian Warner es demasiado joven para estar tan aburguesado y comedido, ¿dónde quedó la verborragia incendiaria y esa rabia/furia incontenible que lo hizo ser el enemigo público número de 1 Estados Unidos y muchos otros países y a la vez un artista único y excepcional? Me gustaría saber la respuesta.
Cristián Pavez
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