Gary Numan
Savage (Songs from a Broken World)

2017. BMG
2017. Suena como el presente, pero para un hombre como Gary Numan, cuya mente siempre ha estado en el futuro, este es sólo el comienzo. Su nuevo álbum, “Savage (Songs From A Broken World)” es, precisamente, un trabajo conceptual, ambientado en un mundo que ha sucumbido al calentamiento global, con un oriente y occidente fusionados tras la hecatombe. Tras una portada que recuerda la desolación apocalíptica de Mad Max, en éste, el primer álbum de Numan en cuatro años -sucesor de “Splinter (Songs From A Broken Mind)” de 2013, y el primero bajo el sello BMG- la música suena absorbente y densa, con las texturas sintéticas e industriales empapadas en influencias del medio oriente, altamente cinemáticas.
Esta es una obra seria, un soundtrack sobre un futuro cada vez más peligrosamente amenazante y real, hacia el cual Donald Trump y Kim Jong-un parecen empecinados a llevarnos a todos, a rastras, como rehenes. “¿Has visto la muerte con tus propios ojos?”, pregunta, en la árida ‘Ghost Nation’, dando el arranque a 56 minutos hostiles y desolados. Deudor del Bowie de Berlín y la mecánica de Kraftwerk, además de ser considerado uno de los pioneros del sonido industrial por eminencias del género como Trent Reznor o Marilyn Manson, Numan aprovecha su talento innegable para delinear panoramas ásperos, que comunican a la perfección la desesperación reinante en un mundo indiferente y acabado. “Te mostraré el amor, la tristeza y la oscuridad. Te mostraré la ruina, te mostraré la maldad”, canta con su voz marciana, junto a su hija Persia, en el abrasivo single ‘My name is Ruin’. Todo un acierto, pues en treinta y siete años -desde “Telekon” (1980)- que el amigo eléctrico no llegaba nuevamente a una posición tan alta en el chart de UK, debutando en el puesto número 2.
La ciencia ficción distópica y el nihilismo, marcas de Newman desde “Replicas” (1979, junto a Tubeway Army), están aquí, por doquier, confiriendo severidad en la envolvente ‘The End Of Things’, la subterránea ‘Bed Of Thorns’, la maquinal ‘Mercy’, la corrosiva ‘What God Intended’ o el arrastre épico de ‘Pray For The Pain You Serve’. En ‘Broken’, la clausura de la edición standard, los augurios negros son escalofriantes, casi proféticos: “si hubieras visto las cosas que he visto, gritarías como yo lo hago. Si hubieses visto, te sentirías como yo me siento. Vacío y destrozado, lo sé. He visto el cielo en llamas, los océanos secarse, las montañas caer, el mundo morir”. De atmósfera rigurosa, este álbum es el vehículo de visiones salvajes y agrestes, como los tiempos ameritan. Cuando las máquinas rockean, no sueñan con ovejas eléctricas. Tienen pesadillas.
Nuno Veloso
2017. Suena como el presente, pero para un hombre como Gary Numan, cuya mente siempre ha estado en el futuro, este es sólo el comienzo. Su nuevo álbum, “Savage (Songs From A Broken World)” es, precisamente, un trabajo conceptual, ambientado en un mundo que ha sucumbido al calentamiento global, con un oriente y occidente fusionados tras la hecatombe. Tras una portada que recuerda la desolación apocalíptica de Mad Max, en éste, el primer álbum de Numan en cuatro años -sucesor de “Splinter (Songs From A Broken Mind)” de 2013, y el primero bajo el sello BMG- la música suena absorbente y densa, con las texturas sintéticas e industriales empapadas en influencias del medio oriente, altamente cinemáticas.
Esta es una obra seria, un soundtrack sobre un futuro cada vez más peligrosamente amenazante y real, hacia el cual Donald Trump y Kim Jong-un parecen empecinados a llevarnos a todos, a rastras, como rehenes. “¿Has visto la muerte con tus propios ojos?”, pregunta, en la árida ‘Ghost Nation’, dando el arranque a 56 minutos hostiles y desolados. Deudor del Bowie de Berlín y la mecánica de Kraftwerk, además de ser considerado uno de los pioneros del sonido industrial por eminencias del género como Trent Reznor o Marilyn Manson, Numan aprovecha su talento innegable para delinear panoramas ásperos, que comunican a la perfección la desesperación reinante en un mundo indiferente y acabado. “Te mostraré el amor, la tristeza y la oscuridad. Te mostraré la ruina, te mostraré la maldad”, canta con su voz marciana, junto a su hija Persia, en el abrasivo single ‘My name is Ruin’. Todo un acierto, pues en treinta y siete años -desde “Telekon” (1980)- que el amigo eléctrico no llegaba nuevamente a una posición tan alta en el chart de UK, debutando en el puesto número 2.
La ciencia ficción distópica y el nihilismo, marcas de Newman desde “Replicas” (1979, junto a Tubeway Army), están aquí, por doquier, confiriendo severidad en la envolvente ‘The End Of Things’, la subterránea ‘Bed Of Thorns’, la maquinal ‘Mercy’, la corrosiva ‘What God Intended’ o el arrastre épico de ‘Pray For The Pain You Serve’. En ‘Broken’, la clausura de la edición standard, los augurios negros son escalofriantes, casi proféticos: “si hubieras visto las cosas que he visto, gritarías como yo lo hago. Si hubieses visto, te sentirías como yo me siento. Vacío y destrozado, lo sé. He visto el cielo en llamas, los océanos secarse, las montañas caer, el mundo morir”. De atmósfera rigurosa, este álbum es el vehículo de visiones salvajes y agrestes, como los tiempos ameritan. Cuando las máquinas rockean, no sueñan con ovejas eléctricas. Tienen pesadillas.
Nuno Veloso
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