Yeah Yeah Yeahs
It's Blitz!

Hasta la vista, garage punk. ¿Continuismo? No gracias, esa es la lectura predominante en el reencuentro fonográfico de Karen O y sus colegas de banda. Un testimonio basado en un idilio romántico con los sintetizadores y la melosidad del pop vintage, que retira el enjambre de estridencias que acompañó sus dos elepés anteriores. Para los enceguecidos melómanos de la marejada garagera de comienzos de década (movimiento encabezado por los mismos Yeah Yeah Yeahs, The Strokes y White Stripes), estamos ante una traición venenosa, para los adherentes de temarios atrevidos, degustamos una obra de antología. Con ustedes, “It's Blitz!", una pieza que rechaza la indiferencia.
El ideario sonoro en “Show Your Bones” y, en cierta medida, el EP “Is Is”, enrostraba un avance en cuanto a los temarios punkers y humeantes del millonario “Fever to Tell”, un nido de himnos discotequeros, que hasta hoy son explotados sin piedad por los dejotas en espacios de divertimento nocturno. Ahora, el ímpetu libertino no se pierde, todo lo contrario, se renueva y avanza sin contemplar escollos y prejuicios en el espejo retrovisor.
“It’s Blitz!” repostula todo. Entrega sobre azul a esa noción física del rock n’ roll tan deudora de Primal Scream o coetánea de Royal Trux, para escudarse en una fidedigna danza autónoma de estilos equidistantes al garage y más proclives al pop independiente de finales de los 70´s y mediados de los 80´s. ‘Zero’ irradia una explosión electrónica que tiene en el registro de Karen O un hilo conductor irrebatible, luciendo ribetes mucho más melódicos y disertando una lejanía al estilo más agresivo que mantuvo hasta “Is Is”.
Con una guía bastante similar a la del primer sencillo del largo, ‘Heads Will Roll’ o la más recatada ‘Soft Shock’, comprueban ser testimonios lícitos para resumir, en buena parte, este voraz banquete que YYY pone sobre la mesa para alcanzar un sitial privilegiado en el mainstream. ‘Skeletons’ y ‘Shame and Fortune’, confirman una furibunda apología a los sintetizadores. La remembranza a The Human League se hace inevitable, también sus avezados vecinos, Blondie, caen parados dentro de la marejada de contextos para enjuiciar esta travesía bailable de los neoyorquinos.
Atrás quedaron los pasos de liderazgo guitarrero, prestamista del blues y el funk, eso queda claro al redondear el set a plenitud. Pero aún merodean destellos de aquellos tiempos de puro rock n´roll en ‘Dull Life’, una pausa entre tanto dejà vu electrónico. Si el boom del revival disco de Hercules & Love Affair, alabados hasta el cansancio por periodistas de todo el mundo, como la sensación del 2008, tenía a Donna Summer dentro de sus puntos referenciales, no debería extrañar que Yeah Yeah Yeahs escribiera un corte como ‘Dragon Queen’.
El inicio de ‘Runaway’, con un pronunciado piano y violines, a priori genera un temor a que YYY intenté emular la senda de Coldplay, pero el minimalismo sónico en segundos destrona ese supuesto. ‘Little Shadow’ finaliza la placa con una balada sombría de pincel épico, conducida por un órgano que otorga una bruma nórdica, comparable a los más recientes Sigur Rós.
Yeah Yeah Yeahs evade el romanticismo con una producción atrevida, sensual y que deja en claro el hambre del equipo de Karen O por evitar fronteras artísticas. “It's Blitz!” es una danza para celebrar un nuevo período de autonomía. La puerta queda abierta y al traslucir este ambicioso repertorio del trío firmante de ‘Date with the Night’, los presagios sólo pueden resultar optimistas, de cara a un futuro sumamente prometedor.
Francisco Reinoso Baltar
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