Un álbum colmado de melancolía y belleza, trae de vuelta a quien, paradójicamente, es considerado uno de los artífices “científicos” del rock y la electrónica. Percepción que, claro, tiene ineludible validez al escuchar sus pulcros y canónicos discos de música ambient o su trabajo como riguroso productor, pero que, al mismo tiempo, es un juicio que se rebate en canciones de su obra que, de algún u otro modo, se emparentan íntimamente con la conmovedora sensibilidad presente en las piezas de este nuevo “ForeverAndEverNoMore”: ‘Everything Merges with the Night’ de su ineludible “Another Green World” (1975), ‘Julie with...’ y ‘By this River’ -esta última junto a Hans-Joachim Roedelius y Dieter Moebius de los alemanes Cluster-, ambas aparecidos en “Before and After Science” (1977); con los mismos germanos ‘The Belldog’ del disco “After the Heat” (1978) o incluso en ‘Luneburg Heath’ de su colaboración “Tracks & Traces” con la súper banda Harmonia, solo por nombrar unas pocas.
El mismo Eno explica este juicio y lo que le costó entender a la música, antes que nada, como un sentimiento: “Me tomó mucho tiempo aceptar la idea de que los artistas somos en realidad ‘comerciantes’ de sentimientos. Los sentimientos son subjetivos y la ciencia los evita porque son difíciles de cuantificar y comparar. Pero los sentimientos son los comienzos de los pensamientos, y también sus acompañantes a largo plazo; son la reacción de todo el cuerpo, casi siempre antes de que el cerebro consciente se haya puesto en marcha y, a menudo, con una lente amplia que abarca más de lo que el cerebro es consciente”.
Y la verdad es que el nuevo trabajo del autodenominado no-músico es de una potencia emocional y elegancia melódica como pocos en su carrera. “ForeverAndEverNoMore” es un perfecto sincretismo entre su irrefrenable búsqueda sonora en el ambient y los afanes melódicos que han atravesado toda su trayectoria. De cierto modo, un Eno de 74 años convierte estas dos líneas paralelas de su obra en un círculo que se cierra, con un disco de un ambient pop recóndito y sensitivo, en el que sus patentados paisajes sonoros -landscapes-, conversan de manera armónica con su voz madura, la melodía y las líricas poéticas. “Diría que son más paisajes, pero esta vez con humanos en ellos”, señaló Eno, dejando en evidencia que estamos frente a un disco de electrónica de una profunda escala humana, que reflexiona sobre el endeble futuro de la humanidad. “En pocas palabras, necesitamos volver a enamorarnos, pero esta vez de la naturaleza, de la civilización y de nuestras esperanzas para el futuro”, dijo Eno al comentar el álbum.
“ForeverAndEverNoMore” es una verdadera experiencia onírica, que avanza suave pero decididamente en la audición. ‘Who Gives a Thought’, ‘We Let It In’, ‘Icarus or Blériot’, ‘Garden of Stars’ -la más ruidosa del LP-, ‘Inclusion’, ‘There Were Bells’ o ‘Making Gardens Out of Silence’, por nombrar algunas, exhiben a un maestro en pleno manejo de su arte, con un disco que equilibra minuciosamente experimentación sonora de extenso alcance exploratorio, con melodías parsimoniosas, nostálgicas y enigmáticas y líricas que se debaten entre la poesía y la inquietud por el destino de la humanidad.