Avenged Sevenfold
Life Is But a Dream...

2023. Warner
¿Cuánto puede cambiar en siete años? Cuando se entrelazan diferentes visiones, inquietudes o intereses hasta llegar a un punto en común los resultados pueden ser tan dispares como interesantes. Y sí que puede salir algo. Más allá de un interés exclusivo en querer cambiar el curso de las cosas, siete años puede moldear y aterrizar a quienes, a fin de cuentas, siguen siendo individuos.
De lado la filosofía, aquellas son las primeras impresiones de lo nuevo de Avenged Sevenfold, “Life Is But a Dream…”, un arriesgado y a ratos inexplicable retorno tras, justamente, siete años de silencio. Sin embargo, lo incomprensible que puede ser tras la primera escucha y tras la sonoridad vigente desde el 2016 de la banda californiana se diluye cuando el álbum comienza a transitar en un vaivén de estilos, emociones y detalles. Diferencias que los sacan de su estructura de rápidos y pesados riffs con adn metalero y los arroja a una mayor construcción de melodías con diversos cambios, guitarras acústicas, teclas y otros arreglos. La voz de M. Shadows incluso cambia sutilmente para adquirir una postura más cercana al contador de historias, casi como un crooner, si pudiéramos tomar un ejemplo. Aunque sí proyecta la voz, con destellos de lo que ya se le conocía (y también gutural). Es el caso de “Mattel”, que involucra todos aquellos argumentos desde una base de, justamente, rapidísimos riffs.
'Nobody' o 'We Love You' se acercan a las estructuras clásicas de un metal más moderno. En ese sentido, pareciera ser que A7X busca un espacio entre lo que actualmente hace Bring Me The Horizon pero con un toque más fino en los arreglos, que coquetean con la electrónica, riffs saturados y efectos glitch. En el segundo track aquello es más palpable, con un incesante beat de bombo que se rompe con un intermedio suave, una batería furiosa y un arreglo acústico al cierre del track que supera los 6 minutos. Y la duración de cada canción hacia la mitad sí se convierte en tema. Todos aquellos elementos no caben en la estructura clásica por lo que la banda recurre a los 7 minutos y medio en 'Cosmic', seguramente la canción más completa y el punto alto del disco. Una entretenida y cálida balada que no se queda ahí. Órgano de introducción y una incorporación por capas del resto de la banda que desemboca en solos, más teclas y arreglos electrónicos. Postura que predomina en todo el álbum.
A medida que “Life Is But a Dream…” avanza destacar y encontrar los detalles no es tan sencillo. El álbum es rico en arreglos, no satura pero al mismo tiempo es cosa de costumbre situar a la banda rodeada de ese tipo de elementos. Seguramente detalles en autotune o una voz robotizada a lo ELO sacará alguna roncha y probablemente no se justifique debido a su escaso aporte en una propuesta que ya se ve completa y arriesgada. En ese sentido, 'Easier' u '(O)rdinary' no se entienden a cabalidad. Los tracks tienen una ruta pero se pierden en una sobrecarga de diferenciadores que no se repartieron. Diferente es '(D)eath', épica, sombría y sobria, con cuerdas y vientos. ¿El cierre? Una instrumental en piano.
Avenged Sevenfold propone un remezón que a fin de cuentas ni siquiera es tan terrible, complejo o catastrófico. Una propuesta arriesgada pero bien pensada para sacudirse de una etiqueta donde la prueba o la búsqueda puede hacer perder sus argumentos. En ese caso, la banda no se quedó en el experimento, sino que con convicción reunió un sinfín de inquietudes que más que complejizar su sonido, simplemente los situó en otra esfera. Se agradecen los detalles y el vaivén de emociones.
Matías Muñoz
¿Cuánto puede cambiar en siete años? Cuando se entrelazan diferentes visiones, inquietudes o intereses hasta llegar a un punto en común los resultados pueden ser tan dispares como interesantes. Y sí que puede salir algo. Más allá de un interés exclusivo en querer cambiar el curso de las cosas, siete años puede moldear y aterrizar a quienes, a fin de cuentas, siguen siendo individuos.
De lado la filosofía, aquellas son las primeras impresiones de lo nuevo de Avenged Sevenfold, “Life Is But a Dream…”, un arriesgado y a ratos inexplicable retorno tras, justamente, siete años de silencio. Sin embargo, lo incomprensible que puede ser tras la primera escucha y tras la sonoridad vigente desde el 2016 de la banda californiana se diluye cuando el álbum comienza a transitar en un vaivén de estilos, emociones y detalles. Diferencias que los sacan de su estructura de rápidos y pesados riffs con adn metalero y los arroja a una mayor construcción de melodías con diversos cambios, guitarras acústicas, teclas y otros arreglos. La voz de M. Shadows incluso cambia sutilmente para adquirir una postura más cercana al contador de historias, casi como un crooner, si pudiéramos tomar un ejemplo. Aunque sí proyecta la voz, con destellos de lo que ya se le conocía (y también gutural). Es el caso de “Mattel”, que involucra todos aquellos argumentos desde una base de, justamente, rapidísimos riffs.
'Nobody' o 'We Love You' se acercan a las estructuras clásicas de un metal más moderno. En ese sentido, pareciera ser que A7X busca un espacio entre lo que actualmente hace Bring Me The Horizon pero con un toque más fino en los arreglos, que coquetean con la electrónica, riffs saturados y efectos glitch. En el segundo track aquello es más palpable, con un incesante beat de bombo que se rompe con un intermedio suave, una batería furiosa y un arreglo acústico al cierre del track que supera los 6 minutos. Y la duración de cada canción hacia la mitad sí se convierte en tema. Todos aquellos elementos no caben en la estructura clásica por lo que la banda recurre a los 7 minutos y medio en 'Cosmic', seguramente la canción más completa y el punto alto del disco. Una entretenida y cálida balada que no se queda ahí. Órgano de introducción y una incorporación por capas del resto de la banda que desemboca en solos, más teclas y arreglos electrónicos. Postura que predomina en todo el álbum.
A medida que “Life Is But a Dream…” avanza destacar y encontrar los detalles no es tan sencillo. El álbum es rico en arreglos, no satura pero al mismo tiempo es cosa de costumbre situar a la banda rodeada de ese tipo de elementos. Seguramente detalles en autotune o una voz robotizada a lo ELO sacará alguna roncha y probablemente no se justifique debido a su escaso aporte en una propuesta que ya se ve completa y arriesgada. En ese sentido, 'Easier' u '(O)rdinary' no se entienden a cabalidad. Los tracks tienen una ruta pero se pierden en una sobrecarga de diferenciadores que no se repartieron. Diferente es '(D)eath', épica, sombría y sobria, con cuerdas y vientos. ¿El cierre? Una instrumental en piano.
Avenged Sevenfold propone un remezón que a fin de cuentas ni siquiera es tan terrible, complejo o catastrófico. Una propuesta arriesgada pero bien pensada para sacudirse de una etiqueta donde la prueba o la búsqueda puede hacer perder sus argumentos. En ese caso, la banda no se quedó en el experimento, sino que con convicción reunió un sinfín de inquietudes que más que complejizar su sonido, simplemente los situó en otra esfera. Se agradecen los detalles y el vaivén de emociones.
Matías Muñoz
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