Greta Van Fleet
Starcatcher

2023. Lava / Republic Records
Greta Van Fleet se caracteriza por ser una de esas bandas que genera divisiones y opiniones muy marcadas entre los fanáticos más puristas del rock, ya sea por las comparaciones constantes con otras agrupaciones clásicas y su enfoque medio de banda tributo, lo que no es del agrado de todos. La verdad es que cuando irrumpieron en 2017, eran jóvenes que amaban la fuerza y el misticismo de bandas como Led Zeppelin y buscaban crear su propia versión de ese sonido. Aunque efectivamente, sonaban como otro grupo tributo de rock clásico que escribía su propio material. Sin embargo, a medida que avanza su corta pero intensa carrera, han logrado desligarse gradualmente y encontrar su propio rumbo, o al menos eso intentan. Lo innegable es que el cuarteto de Michigan sobresale por la calidad musical de sus obras y el corazón que le ponen, algo que se hace notar en cada una de sus producciones y "Starcatcher" (2023) no es la excepción.
En sus propias palabras, han expresado la intención de plasmar en el álbum la idea de contar historias para construir un universo, presentando personajes y motivos, y desarrollando ideas que han ido surgiendo a lo largo de su trayectoria en esta oda cósmica con influencias celtas, que se ve inmortalizada en la portada de color blanco invernal. Con Dave Cobb a la cabeza en la producción, Greta suena aún más desenfrenada e inquebrantable que nunca, lo que la hace parecer destinada a otro éxito asegurado. De obertura tenemos a ‘Fate Of The Faithful’, una canción bien Greta Van Fleet con todas sus letras y por lo mismo bien efectiva: un sólido riff blusero, la poderosa voz de Josh Kiszka que suena más pulida que nunca y unos teclados que emiten un aura majestuosa. Un brillante comienzo que se acompaña de la pieza semi-acústica "Waited All Your Life", en donde se acercan y rescatan los mejores elementos de "Led Zeppelin III". El tercer track, "The Falling Sky", muestra un espíritu más southern cortesía de la guitarra danzante de otro de los hermanos Kiszka, Jacob. La misma línea sigue ‘Sacred The Thread’, aunque esta canción se inclina más hacia la categoría de balada dentro de los parámetros de la banda, elevándose hacia las alturas montañosas de los antiguos pueblos de Galia gracias al potente registro del cantante y unos tambores al estilo de John "Bonzo" Bonham de Daniel Wagner. ‘Runway Blues’ se muestra directa y sin rodeos, destacando la faceta más rockera de los músicos de Michigan en tan solo un minuto de duración que se hace demasiado corto al terminar de forma tan abrupta, dejándonos con ganas de más.
Las brillantes ‘The Indigo Streak’ y ‘Frozen Light’ retoman la infalible fórmula GVF llevándola por el lado más solemne debido al uso de unos teclados místicos y el gong, que se aprecia en la primera canción y resulta ser un acierto medio a medio. Dos piezas contundentes y de cuidado. Para este punto, ‘The Archer’ pasa casi inadvertida, representando el aspecto menos destacable del disco, a pesar de tener un riff groove como highlight, da la sensación de reciclar elementos ya utilizados previamente. Me atrevería a decir que el single ‘Meeting The Master’ es una de las canciones del cuarteto que pasará a la posteridad. Es simplemente mágica, con esa vibra astral imponente y sobrecogedora desde que empieza hasta que estalla cerca de la mitad en una sinfonía armónica de guitarra, batería y voces muy compenetradas. La despedida bien posicionada nos la brinda 'Farewell For Now', la cual fácilmente podría convertirse en una constante en los setlist del conjunto para cerrar sus shows y deja abierta la puerta a una próxima invitación.
"Starcatcher" es un viaje psicodélico en ascenso, cohesionado y repleto de los altibajos que esto implica, y contiene letras y elementos progresivos que representan su evolución más destacable hasta la fecha. Lo cierto es que continúan retorciendo y rindiendo honores a sus grandes influencias, llevándolas hacia direcciones desafiantes y evocadoras de épocas pasadas del rock de finales de los años 60 y principios de los 70. Greta Van Fleet es un grupo que no deja indiferente, y personalmente me inclino hacia seguirles la pista para ver a dónde los lleva su próximo capítulo musical.
Bárbara Henríquez
Greta Van Fleet se caracteriza por ser una de esas bandas que genera divisiones y opiniones muy marcadas entre los fanáticos más puristas del rock, ya sea por las comparaciones constantes con otras agrupaciones clásicas y su enfoque medio de banda tributo, lo que no es del agrado de todos. La verdad es que cuando irrumpieron en 2017, eran jóvenes que amaban la fuerza y el misticismo de bandas como Led Zeppelin y buscaban crear su propia versión de ese sonido. Aunque efectivamente, sonaban como otro grupo tributo de rock clásico que escribía su propio material. Sin embargo, a medida que avanza su corta pero intensa carrera, han logrado desligarse gradualmente y encontrar su propio rumbo, o al menos eso intentan. Lo innegable es que el cuarteto de Michigan sobresale por la calidad musical de sus obras y el corazón que le ponen, algo que se hace notar en cada una de sus producciones y "Starcatcher" (2023) no es la excepción.
En sus propias palabras, han expresado la intención de plasmar en el álbum la idea de contar historias para construir un universo, presentando personajes y motivos, y desarrollando ideas que han ido surgiendo a lo largo de su trayectoria en esta oda cósmica con influencias celtas, que se ve inmortalizada en la portada de color blanco invernal. Con Dave Cobb a la cabeza en la producción, Greta suena aún más desenfrenada e inquebrantable que nunca, lo que la hace parecer destinada a otro éxito asegurado. De obertura tenemos a ‘Fate Of The Faithful’, una canción bien Greta Van Fleet con todas sus letras y por lo mismo bien efectiva: un sólido riff blusero, la poderosa voz de Josh Kiszka que suena más pulida que nunca y unos teclados que emiten un aura majestuosa. Un brillante comienzo que se acompaña de la pieza semi-acústica "Waited All Your Life", en donde se acercan y rescatan los mejores elementos de "Led Zeppelin III". El tercer track, "The Falling Sky", muestra un espíritu más southern cortesía de la guitarra danzante de otro de los hermanos Kiszka, Jacob. La misma línea sigue ‘Sacred The Thread’, aunque esta canción se inclina más hacia la categoría de balada dentro de los parámetros de la banda, elevándose hacia las alturas montañosas de los antiguos pueblos de Galia gracias al potente registro del cantante y unos tambores al estilo de John "Bonzo" Bonham de Daniel Wagner. ‘Runway Blues’ se muestra directa y sin rodeos, destacando la faceta más rockera de los músicos de Michigan en tan solo un minuto de duración que se hace demasiado corto al terminar de forma tan abrupta, dejándonos con ganas de más.
Las brillantes ‘The Indigo Streak’ y ‘Frozen Light’ retoman la infalible fórmula GVF llevándola por el lado más solemne debido al uso de unos teclados místicos y el gong, que se aprecia en la primera canción y resulta ser un acierto medio a medio. Dos piezas contundentes y de cuidado. Para este punto, ‘The Archer’ pasa casi inadvertida, representando el aspecto menos destacable del disco, a pesar de tener un riff groove como highlight, da la sensación de reciclar elementos ya utilizados previamente. Me atrevería a decir que el single ‘Meeting The Master’ es una de las canciones del cuarteto que pasará a la posteridad. Es simplemente mágica, con esa vibra astral imponente y sobrecogedora desde que empieza hasta que estalla cerca de la mitad en una sinfonía armónica de guitarra, batería y voces muy compenetradas. La despedida bien posicionada nos la brinda 'Farewell For Now', la cual fácilmente podría convertirse en una constante en los setlist del conjunto para cerrar sus shows y deja abierta la puerta a una próxima invitación.
"Starcatcher" es un viaje psicodélico en ascenso, cohesionado y repleto de los altibajos que esto implica, y contiene letras y elementos progresivos que representan su evolución más destacable hasta la fecha. Lo cierto es que continúan retorciendo y rindiendo honores a sus grandes influencias, llevándolas hacia direcciones desafiantes y evocadoras de épocas pasadas del rock de finales de los años 60 y principios de los 70. Greta Van Fleet es un grupo que no deja indiferente, y personalmente me inclino hacia seguirles la pista para ver a dónde los lleva su próximo capítulo musical.
Bárbara Henríquez
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