Empire State Bastard
Rivers of Heresy
Simon Neil (Biffy Clyro) y Mike Vennart (Oceansize) habían estado planeando una banda como Empire State Bastard hace años, primero como un juego durante las giras de Biffy Clyro y luego como una realidad que se materializó en los tiempos muertos de la pandemia. La necesidad de ambos de llevar al límite sus influencias y proponer algo diferente a lo que trabajaban a diario en sus bandas los obligó a plantear un proyecto que se acerca con violencia hacia el metal, doom y grindcore, con la energía propia de una pareja explosiva que se sentaba a hacer música por primera vez como un dúo. Junto a Naomi Macleod (Bitch Falcon) en bajo, la idea estaba lista pero faltaba una pieza, un ejecutor capaz de mezclar experiencia y talento en uno de los elementos más importantes para dotar de actitud y profundidad las 10 canciones que componen "Rivers of Heresy", su álbum debut. Y cuando terminaron de leer el ingenuo correo dirigido a uno de sus ídolos, no podían creerlo: la pieza que faltaba, Dave Lombardo, había aceptado el desafío, había apartado un espacio en su copada agenda en vivo y había accedido no sólo a ser el baterista en la gira sino que involucrarse en el proyecto y grabar el álbum completo.
"Rivers of Heresy" es un asalto de principio a fin, plagado de voces filosas, guitarras llenas de fuzz y distorsión y unas baterías que recuerdan al mejor Lombardo y su altísimo rango, pasando entre diferentes velocidades e intensidad. Con Vennart como cerebro creativo, queda en evidencia el cuidado trabajo en la composición y arreglos, con canciones que agregan capas y capas de inspirados riffs. Más allá de los arrebatos sincopados y progresivos que Neil y Vennart aportaban en sus bandas principales, el disco se desarrolla rápida y primitivamente. Agresivo y denso al extremo aparecen el primer sencillo, 'Harvest', y la explosiva 'Blusher'.
Una de las virtudes del disco es la capacidad de Neil de despojarse de cualquier indicio de melodía en sus gritos, dejando una voz desnuda y desgarrada, acompañada de unos coros guturales y un ejército de guitarras. Resulta normal que tras ese demoledor inicio, 'Moi' suene más sobria en primera instancia, recuperando esa tendencia a un metal extremo y agregando arreglos electrónicos, sintetizadores y una construcción menos tosca. Todo lo opuesto está en 'Tired, Aye?', con una mano en el thrash o el punk, la canción golpea de entrada con una veloz batería y la voz como protagonistas, donde pareciera ser que al recibir las pistas grabadas por Lombardo en Los Angeles, decidieron conservar lo más limpio posible el registro, añadiendo sólo la voz, proponiendo una excesiva dosis de intensidad en tan solo el cuarto track.
No es fácil enfocarse en hacer metal sin venir del metal. Con sólo la teoría en sus cabezas, Vennart y Neil lograron aproximarse sin pretensiones a algo que no llaman metal pero que sí tiene de todo entre sus principales referentes y argumentos. En ese sentido, "Rivers of Heresy" desborda energía y entusiasmo, cuenta con ejecutores de primer nivel y un abanico de sonidos y referencias sin desdibujar los límites del estilo que los acoge, en una arrolladora primera parte con guitarras que conversan con el stoner o el noise. No obstante, ese torrente de agresivo entusiasmo hace que ciertos arreglos se entiendan como lugares comunes cuando de metal o música pesada se trata. Guturales graves y profundos en ciertos coros, riffs de manual y uno que otro chillido que podría haber sido un verso limpio, no empañan pero sí restan dinámica a un álbum que de por sí es completo.
Los fills de entrada en las baterías de 'Stutter' y 'Palms of Hands' coronan los puntos altos del disco. ¿Qué esperar? Dobles bombos, riffs veloces y graves, armónicos y un Simon Neil cada vez más inquieto. Cada canción de "Rivers of Heresy" contiene más de un movimiento en su breve desarrollo, donde la mayoría no supera los 3 o 4 minutos. La única que se escapa de ello es la melódica y monumental 'The Looming', que de entrada fácilmente podría ser un vuelco de Biffy Clyro a un rock más denso y oscuro pero que rápidamente descubre más elementos que la convierten en un track original y que condensa toda la búsqueda de lo que es hoy Empire State Bastard, con una parte media donde el trabajo en las guitarras en clave doom y disonantes corroen completamente el desarrollo final del disco. "Rivers of Heresy" es un debut agresivo e incómodo, que no busca hacerse un espacio en los márgenes convencionales del metal sino que llevar al extremo ciertas influencias y no hablar ni someterse a prerrequisitos a la hora de componer con ese norte. Con este demoledor debut, sólo quedaría dilucidar si Empire State Bastard se mantiene como un proyecto satélite o es capaz de tragar energía y actitud para seguir puliendo su interesante propuesta que sin duda puede dar más.
Matías Muñoz
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