Judas Priest
Invincible Shield
Los amantes del Heavy Metal clásico no pueden estar en un momento más feliz, exultante y pletórico con el nuevo gran álbum que hace poco nos entregó Saxon, el reciente e interesante trabajo de Bruce Dickinson, el que Accept nos presentará en abril, y por supuesto, con este nuevo, poderoso, titánico y extraordinario “Escudo Invencible” de Judas Priest, nada menos que su disco de estudio número 19, y superando ya los 50 años de gloriosa carrera.
La propia banda había dejado la vara altísima con su aclamada placa anterior “Firepower” (2018), pero equipo ganador repite y nuevamente Andy Sneap y Tom Allom (en dos canciones), se hacen cargo de la producción, la que suena con una dinámica brutal hay que decirlo, y también regresan algunos viejos conocidos como el ilustrador Mark Wilkinson para el arte de tapa (hizo las de ‘Ram It Down’ y ‘Painkiller’ entre otras), y Bob Halligan Jr. en la composición de un tema, quien antes había co-escrito con la banda ‘(Take These) Chains’ y ‘Some Heads Are Gonna Roll’. La participación del legendario guitarrista Glenn Tipton aquejado de la enfermedad de Parkinson hace años, también fue confirmada por la banda, con Glenn co-escribiendo canciones, componiendo dos enteras por su cuenta y grabando algunas guitarras, y aunque no lo mencionen en los créditos, es más que seguro que Andy Sneap también grabó algunas guitarras, aparte de hacer su labor como productor, por algo es uno de los guitarristas en vivo de la banda desde hace seis años.
Dándole al play encontramos un inicio brutal con la grandiosa ‘Panic Attack’ el primer adelanto del disco, corte que cuando fue lanzado, nos dejó a todos con la boca abierta y los colmillos afilados, una canción que fusiona muy bien la vibración del Judas de los 80 con la fiereza de ‘Painkiller’ (1990); y hablando de la década de oro del Heavy Metal, ‘The Serpent And The King’ suena como si fuera extraída directamente de “Screaming For Vengeance” (1982), con un Rob Halford sacándole lustre a su placa de ‘Metal God’ con una interpretación vocal extraordinaria, mientras que Scott Travis no da tegua con su brutalísimo doble bombo y Richie Faulkner se clava unos solos de antología, como lo hace a lo largo y ancho de todo el disco, por lo que el trío de Halford/Faulkner/Travis son los que se echan el equipo al hombro y brillan de manera fulgurante en el disco. Y la cosa no se queda ahí, porque Judas está decidido a patearte en el suelo y cuando llega el tercer tema, el que le da nombre a la placa, ‘Invincible Shield’, los riffs explotan con la misma carga de adrenalina y electricidad de ‘Freewheel Burning’ de su grandioso “Defenders Of The Faith” (1984). ¿Cómo un vocalista de 72 años y con miles de shows en vivo en esas cuerdas vocales puede cantar todavía de esta manera tan extraordinaria? Solo un grande de la historia como Rob Halford tiene la respuesta y no queda más que sacarse el sombrero ante una eminencia, no por nada Luciano Pavarotti una vez dijo de él que era “un vocalista de ópera cantando Heavy Metal”. El trabajo de guitarras en los más de 6 minutos que dura esta canción es sencillamente extraordinario, sobre todo el remate final con esas guitarras paralelas furiosas donde Sneap debe estar sí o sí detrás.
‘Devil In Disguise’ baja un poquito las revoluciones para poder tomar aliento, en un medio tiempo con mucho gancho y un groove melódico con bastante onda, coronado por un solo realmente fantástico de Faulkner, un muchacho que se salvó de la muerte, solo para engrandecer aún más el legado de Judas Priest, y si tu suegro es el gran George Lynch, mas te vale ser un grandísimo guitarrista también. Luego llega otro temazo recargado de emoción ochentera de nombre ‘Gates Of Hell’ y unas líneas melódicas de guitarra de sumo buen gusto y con un Halford conduciendo un tema óptimo para escucharlo en la carretera, mientras que la dinámica que le da la gran batería de Travis es fantástica, un baterista que nació para tocar en Judas y con un gran paso por Racer X también dejó grabó discazos junto a Paul Gilbert. ‘Crown Of Horns’ ya la conocíamos previamente, otro medio tiempo con muchas delicadezas melódicas y un coro de Halford que se te mete rápidamente en la corteza cerebral. Pero señores estamos recién en la mitad de la placa y el bombardeo no cesa y en ‘As God Is My Witness’, llega un temazo en plan ‘All Guns Blazing’ o ‘Hard As Iron’, con el doble bombo de Travis repercutiendo cual ametralladora y unos solos realmente filosos y furiosos de parte de Faulkner, y otra interpretación estelar de Halford, en un pedazo de himno titánico. ‘Trial By Fire’ también la conocimos como uno de los adelantos y aquí podemos ver las intenciones progresivas de la banda, ir bordando un tema que crece y crece en una interpretación realmente rica en matices, para luego llegar a los dos temas compuestos por Tipton en solitario, ‘Escape From Reality’ y ‘Sons Of Thunder’ y ambos tienen algo en común, que son temas oscuros que suenan con una afinación un poco más grave y baja, con el bajo de Ian Hill mucho más protagónico y presente en la mezcla; el primero más lento y arrastrado, y el segundo más dinámico y guitarrero y con unos muy buenos leads. Tras cartón llega el primer cierre, con ‘Giants In The Sky’, un tema medio tiempo pero bastante duro, con toda la banda sonando genial, con riffs de corte bien “Sabbathico” y con una sección central con unos arreglos en guitarra acústica realmente sensacional, en una parte lenta y tranquila donde la voz de Halford suena como tocada por lo ángeles, grandioso, sublime, emocionante, para luego rematar el tema con un grito, literalmente desgarrador, en un cierre realmente épico y sensacional.
Pero hay más, porque la banda grabó tres bonus tracks y un tema como ‘Fight Of Your Life’ no tiene desperdicio alguno porque suena como si fuera directamente extraído de un disco como “Stained Class” (1978), realmente una muy buena canción y con un estribillo memorable; algo similar ocurre con ‘Vicious Circle’, una canción con empaque y garra y buenos leads doblados, un medio tiempo con mucho fuelle, y finalmente tenemos ‘The Lodger’ co- escrita con Bob Halligan Jr. y con aires ochenteros en lo que podría ser una power ballad de corte épico y con Halford metiendo unas voces muy agudas, aunque la canción perfectamente podría ser parte de una ópera rock porque tiene ese estilo de los musicales de Broadway de Andrew Lloyd Webber, y que sin ser para nada una mala canción, queda un poco fuera de contexto con el resto del disco.
Realmente da una alegría inmensa cuando una banda legendaria, que no tiene nada que demostrar, que ya nos legó para la historia montones de disco clásicos, que podrían salir de gira sin presentar música nueva, y a pesar de todo ello, aún tienen hambre, aún tienen furia y aún tienen deseos de demostrar el por qué son una de las bandas más grandes y gloriosas de toda la historia del Heavy Metal, y lo que es mejor aún, se nota que en su estanque aún queda mucha gasolina para otro disco de estudio. Así es, lo firmo aquí y ahora, porque Judas Priest son invencibles.
Cristián Pavez
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