Cavalera
Schizophrenia
De las brasas ardientes que aún quedan entre los hermanos Cavalera resurge el fin de lo que han denominado como una especial y escalofriante trilogía. Y es que la decisión de los exmiembros de Sepultura de regrabar los tres primeros álbumes de la banda asoma como un tributo vivo a su gran influencia que partió con “Bestial Devastation” (1985), “Morbid Visions” (1986) y “Schizophrenia” (1987).
En esta revisión, los detalles se mantienen y la esencia pura de ese death primitivo pero tremendamente audaz para la época es más clara y densa que nunca. Se podría decir que los destellos de luz de “Schizophrenia” están justamente en la producción moderna, donde es posible apreciar de mejor forma los veloces riffs o las baterías, además de la intensidad de los cambios de ritmo y velocidades que proponían, recordemos, a finales de los años 80 desde Belo Horizonte. Hoy, “Schizophrenia” se nutre de la experiencia y las mañas de los hermanos Cavalera que detalle a detalle dan una nueva vida y mirada a tracks clásicos, hoy desempolvados y desenterrados por los legítimos herederos de su legado. ¿La idea? Reconvertir, desde lo sonoro y también lo estético, una herencia y un material que regresa a sus manos, resignificado y revisado, mas no alterado.
Lejos de la idea de un tributo a la nostalgia, “Schizophrenia” vive adaptándose a los estándares modernos pero con el impulso y la idea concebida en 1987. Al regrabar sus 10 tracks, Cavalera se acopla a los motivos violentos de 'From the Past Comes the Storms' o 'Escape to the Void', verdaderos ejemplos de riffs virulentos y profundos.
En un contexto donde Sepultura reformados celebran 40 años de trayectoria despidiéndose por el mundo -y ante los rumores de una posible reunión final con su formación original- Cavalera se encargan de mirar al pasado con orgullo y energía. Sin botar rabia tributan sus primeros trabajos con una acabada y especial atención a los detalles: las baterías conservan un sutil y vintage reverb, pero son más secas y duras; hoy es posible echar mano a elementos y atmósferas que se perdían. La velocidad de los riffs en canciones como 'R.I.P (Rest in Pain)' es hipnótica, dinámica y tremendamente limpio. No existen grandes saturadores, no existe desprolijidad dentro del golpe avallasador de cada movimiento.
Como decía Max, parte de revisar este trabajo es una muestra y un regalo para el compromiso implacable de conquistar el mundo con un sonido maligno y agresivo pero que esconde un millar de elementos y texturas que los posicionaron como una de las bandas más atractivas e interesantes de la escena. Hoy, Sepultura y Cavalera, por carriles distintos, no se aferran a la nostalgia sino que a su manera avanzan y tributan su legado con actitud e identidad.
Matías Muñoz
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