Si bien Alcest es una banda que recibe halagos de manera constante, ya hay ciertas voces que advierten algo de fatiga. Puede ser por un legítimo espíritu crítico que no deja puertas abiertas a la complacencia o simplemente las ganas viscerales de distinguirse e ir en contra la corriente de algunos, quién sabe, pero lo cierto es que no hay trabajo de Stephane “Neige” Paut y Jean “Winterhalter” Deflandre que pase desapercibido. Y es que desde el marcador “Souvenirs d'un autre monde” (2007), el dúo ha estado a la cabeza del blackgaze junto a sus pares norteamericanos Deafheaven, y esa misma posición de alta visibilidad los enfrenta al escrutinio público. Eso sí, ambas agrupaciones han sabido sortear las presiones del medio materializando sus inquietudes sonoras en registros de alta calidad, respaldados por intensos encuentros en vivo que confeccionan una experiencia completa.
Pasados cinco años desde “Spiritual Instinct” (2019), Alcest entrega siete nuevas creaciones en “Les Chants De L’Aurore” (2024), segunda obra para Nuclear Blast que no solo confirma que son una de las escuadras más interesantes del período contemporáneo debido a su inagotable capacidad de entregar canciones bellísimas, sino que además tienen la gracia de generar un refugio espiritual cálido y seguro para olvidarse de un mundo moderno que a veces es demasiado rápido, agotador y vertiginoso. Los buenos discos logran eso, no son mera música de fondo, te conectan con emociones que merecen ser atendidas y cuidadas.
La partida con ‘Komorebi’ establece las tendencias sonoras que se apreciarán durante todo el largo, con guitarras relucientes y melodías etéreas que se yuxtaponen a la voz de un Neige que brilla como el sol mientras Winterhalter aporrea el kit de batería con sus blast beats. La conjunción es capaz de conmover hasta las lágrimas con su prestancia, ya que es mucho más poderosa que ‘Opale’ al principio de “Shelter” (2014), el punto de comparación más obvio que salta a la vista. ‘L'envol’ camina un poco más cerca de las sombras con una introducción lenta y pesada, pero resplandece al poco andar gracias a la figura exquisita que danza en las seis cuerdas y un Neige que sigue entregando lo mejor de su registro limpio hasta que el gruñido black metal aparece de sorpresa en medio de un bosque esclarecido por la distorsión.
Por su parte, ‘Améthyste’ tiende un hilo rojo hacia los pasados “Kodama” (2016) y “Spiritual Instinct” (2019) en un track que balancea la oscuridad de aquellas obras con la claridad que inunda su presente. Aquí encontramos pasajes de post rock nítidos que conducen a uno de los tramos más pesados de todo el álbum para cerrar con un teclado Genesiano que saca a relucir todo su lado progresivo y rematar con la potencia intrínseca del blackgaze en el que Winterhalter es total protagonista. De hecho, él tiene la función de conectar a Alcest con su raíz metalera y la soberbia producción de la batería lo hace notar.
La siguiente ‘Flamme Jumelle’ viene a cumplir una función parecida a lo que fue ‘Saphire’ en el álbum anterior, o sea, ser el single que apela a un público amplio. Cuida muy bien la inserción de las voces rasgadas, de hecho, las limita específicamente a ciertos detalles y las sitúa al fondo, son solo retazos porque lo primordial es el halo de dream pop espeso que acentúa otra de las características principales de “Les Chants De L’Aurore” (2024): ser un disco de canciones por separado que se van cohesionando y no una gran canción de varias partes como pasa otras veces. Ojo, esto no quiere decir que estemos ante un disco inconexo y sin dirección, al contrario, es una experiencia de siete viajes muy marcados en lo individual, pero con un hilo conductor tan fulgurante como su música.
‘Réminiscence’ viene a ser un descanso, un encuentro íntimo entre la voz de Neige, el piano y la viola da gamba de la artista japonesa Haruna Nakaie, quien además se empalma con el músico francés en coros celestiales. Nakaie también es la encargada del spoken word que abre la siguiente ‘L'enfant de la Lune’, canción que, por consenso general de varias publicaciones, debería haber cerrado el álbum. Su corpulenta estructura compositiva y su impulso melódico crean un paisaje sonoro rico e inmersivo que mantiene al auditor comprometido mientras te hace navegar por momentos de calma y ferocidad, demostrando que este último atributo no está ligado a la incorporación de las voces propias del black metal. Es aquí cuando Alcest demuestra una vez más que no es tan predecible como muchos piensan, más bien son capaces de nutrirse del estilo y moldearlo a su gusto.
Más allá de si es o no óptima para cerrar la placa, ‘L'adieu’ apaga las luces y no cierra el círculo con ‘Komorebi’, que vendría siendo su antónimo. La canción es pura melancolía minimalista y repite la fórmula de ‘Réminiscence’, lo que hace pensar en que este último tramo de tres canciones que, repetimos, a pesar de que se entienden perfectamente por separado, arman una historia en sí misma, sin alterar el curso ni el ritmo de “Les Chants De L’Aurore” (2024). De hecho, hace pensar en que el álbum es como el transcurso de un día, con una mañana radiante en ‘Komorebi’ y una noche tranquila en ‘L'adieu’.
Los que vieron en el anterior “Spiritual Instinct” (2019) un paso hacia adelante en la travesía artística del combo galo, podían advertir que la iban a tener difícil en el próximo lanzamiento. Este nombrado registro tuvo la audacia de poner un single mucho más accesible como el nombrado ‘Saphire’ en la memoria colectiva, incluso siendo un registro bastante oscuro, por lo que “Les Chants De L’Aurore” (2024) podía consolidar este logro o destruirlo en mil pedazos trayendo una versión mucho más tosca. Tras escuchar y analizar este séptimo largo, no cabe duda de que Neige y Winterhalter no sólo profundizaron el primero de los caminos mencionados, sino que nos entregan una colección de canciones tan luminosas como no veíamos desde “Shelter” (2014), pero esta vez con el toque preciso para no dar vuelta la cara completamente a su fórmula original, como sí lo hizo, por ejemplo, Deafheaven en su último “Infinite Granite” (2021).
Cuidado con las voces que auguran una dulzura excesiva de aquí en adelante, porque los mismos que vaticinaban esto en “Shelter” (2014), se encontraron de frente con dos discos más oscuros a la vuelta de la esquina. Si quisiéramos definirlo de manera más concreta, “Les Chants De L’Aurore” (2024) vendría a ser una contracara puntual de “Spiritual Instinct” (2019). Luz y oscuridad, ying y yang. ¿Agotamiento? Para nada. Esto es Alcest calmando sus instintos más lóbregos y regalándonos cantos hermosos que aparecen en el horizonte de manera tan delicada como la aurora del amanecer.
Pablo Cerda
Tags
Ultimos Contenidos
Colombia
Discos
Nick Cave & The Bad Seeds
Jueves, 12 de Septiembre de 2024
Colombia
Noticias
Mastodon y Lamb of God unen fuerzas en el single 'Floods of Triton'