Amyl and the Sniffers
Cartoon Darkness
Desde hace ya un buen rato que Australia se ha convertido en un semillero de bandas de rock. Un fenómeno que alguna vez arrancó con exponentes como AC/DC y Men At Work, y que luego pasó la antorcha a INXS, Jet, The Vines, Silverchair, Tame Impala y Pond, por nombrar algunos. Pero, a pesar de esta vasta historia, el impulso que alguna vez definió a la escena se estancó de cierta manera con el correr de los años. Sin embargo, la tierra “down under” ya ha encontrado su tercer aire gracias a una nueva generación de grupos, entre los que contamos a The Chats, Tropical Fuck Storm y King Gizzard & The Lizard Wizard, y por supuesto, Amyl and the Sniffers.
Un poco de contexto nunca está de más. Amyl and The Sniffers nacieron en Melbourne en 2016, casi como un accidente feliz entre compañeros de casa que compartían techo, instrumentos y un montón de discos de punk setentero. De ese caldo de cultivo surgió su ADN: guitarras rugosas, líneas de bajo que cortan como navajas, y al frente, Amy Taylor, que no canta; más bien dispara versos como si fueran golpes al aire con una rabia incisiva. Su debut homónimo fue el que la rompió en 2019 al hacer uso de esta misma fórmula maestra, dándonos un LP lleno de temas ruidosos, rápidos, sin filtro y que celebraban el caos de la forma más honesta posible. Esa fórmula maestra les ganó adeptos de peso pesado como Foo Fighters, Jarvis Cocker y Nikki Sixx, quienes supieron reconocer en ellos algo raro en estos tiempos: urgencia. Esa misma urgencia es la que arde con más fuerza que nunca en su último lanzamiento, "Cartoon Darkness" (2024).
Con Nick Launay en la producción, quien ya ha trabajado con otros íconos australianos, uno podría pensar que este sería el disco más refinado de la banda. Pero Amyl and The Sniffers no apuestan a eso. El disco no está diseñado para ser agradable ni accesible; es pura visceralidad, entregándonos un punk que no ha perdido ni un poco de su filo. Desde el primer golpe que da ‘Jerkin’, no hay escapatoria. Es un inicio que engancha con fuerza bruta. En esta canción, Amy Taylor brilla como nunca, luciéndose cuan Wendy O. Williams del siglo XXI al micrófono. De ahí saltamos a temas como ‘Chewing Gum’ y ‘Tiny Bikini’, dos punzadas cargadas de humor negro y sarcasmo que suenan al ritmo de puro riff pesado.
Por otro lado, ‘Pigs’, ‘It’s Mine’, ‘Me and The Girls’ y ‘U Should Not Be Doing That’ suben el tono blasfemo, mostrando a una Taylor sin piedad, quien sin filtro, se lanza con todo en una tiradera directa hacia las hipocresías sociales contra las mujeres, de las cuales destaco ‘Me and The Girls’ -¡por favor, qué temazo!-. Y la música no se queda atrás; las cuerdas suenan sucias y tambores abrasivos, armando un combo sencillamente aniquilador. ‘Big Dreams’ vendría siendo el descanso y tema más atípico, escuchándose casi como la banda sonora de un Western, ascendiendo con un coro melódico que toma por sorpresa.
"Cartoon Darkness" es un fiel retrato de todo lo que Amyl and The Sniffers ha sido hasta ahora: anarquía, euforia y una rabia que no busca justificarse, solo ser canalizada a través de la música. Además, de que abraza el pulso de estos tiempos, donde el mundo parece desmoronarse mientras buscamos formas desesperadas -y a menudo contradictorias- de sobrevivir: rabia como resistencia, hedonismo como escape. Y si bien no reinventan nada con este álbum, queda claro que evitan caer en la complacencia, moviéndose con una energía salvaje que los mantiene muy lejos de la rutina.
Bárbara Henríquez
Tags
Ultimos Contenidos
Por amor a Gibson: Slash y Duff McKagan participan en nuevo single
Miércoles, 04 de Diciembre de 2024