Invitation

2017. Kill Rock Stars
Filthy Friends es una superbanda que se formó a principios de año, exclusivamente para interpretar covers de David Bowie en el festival Todos Santos Music de México. Comandada por el gran Peter Buck, organizador del festival -mejor conocido como el eximio guitarrista de R.E.M.- y por Corin Tucker, una de las voces y guitarras de Sleater-Kinney, cuenta además con los talentos del ecléctico baterista Bill Rieflin (R.E.M, King Crimson, Ministry, KMFDM) y del guitarrista y bajista Scott McCaughey (The Minus 5). Invitation es el nombre de su álbum debut, lanzado recientemente por el sello Kill Rock Stars (Deerhoof, Decemberists, Elliott Smith, Cindy Wilson).
La relación artística entre los cabecillas del proyecto no es algo que sucedió de la noche a la mañana, pues Corin conocía a los chicos de R.E.M desde hace años gracias a su esposo, el conocido realizador audiovisual Lance Bangs. La propuesta concreta para componer material original juntos llegó, sin embargo, después de que el guitarrista quedase encantado con la participación de la Tucker en su disco solista homónimo de 2012.
Acostumbrado a trabajar durante más de tres décadas en una banda donde las ideas se conversan y exploran en camaradería -con el maldito ego en segundo plano-, Buck se acopló a la perfección con el método usual en Sleater-Kinney, donde Corin y Carrie Brownstein solían ensamblar las canciones a partir de pequeñas secciones, riffs, o ideas vocales. La música de Filthy Friends, compuesta por ambos, fluye con la libertad que otorga no verse enfrentado a tener que probarle algo al mundo, sonando fresca y sin la vergüenza de sonar como lo que sus integrantes son: parte del legado viviente del rock independiente norteamericano. Sí, ese mismo que R.E.M. ayudó a construir: Pavement, Pixies o Violent Femmes.
No es secreto que la influencia de Patti Smith en los de Athens siempre fue fuerte -no en vano es su propia voz la que da cierre al último disco de estudio de la banda, Collapse Into Now- y Filthy Friends, gracias a Tucker, suena la mayor parte del tiempo como si la poetisa del punk estuviese cantando descartes perdidos de Murmur, Reckoning o Lifes Rich Pageant. Es el caso de Faded Afternoon, Any Kind Of Crowd, o la misma Invitation. Brother, por su parte, recuerda incluso a Kimberly de la Smith. El borde político, propio del ADN de sus integrantes, se hace ver en cortes como Despierta, una canción dedicada a Donald Trump y su relación con los inmigrantes, y Forgotten Son, sobre el clima de frustración imperante en el USA de hoy en día.
Por supuesto, las leyes de la gestalt señalan que el todo siempre es más que la suma de las partes, y no siempre una buena alineación asegura el triunfo. Aunque también existen puntos bajos, como ese autocomplaciente guiño a Bolan llamado Come Back Shelley, este es un muy buen disco, que abre la imaginación a lo que el setlist de una gira en vivo podría traer consigo, combinando el catálogo de clásicos que tanto Peter como Corin arrastran. A la espera de que esto no quede solamente como una anécdota, este álbum es una bella reconstrucción de las fábulas.
Nuno Veloso
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