José González: Nunca mucho

Viernes 13 de mayo de 2016, Teatro La Cúpula
1.
En cada movimiento de José González prevalece la economía, todo lo que hace tiene una razón de ser, una justificación. Estático sobre el escenario, digita las cuerdas de nylon de su guitarra de una manera que sugiere cierto desprecio por la filosofía beatlera del mach schau (hacer show). Más que alardear con su instrumento, algo que podría hacer fácilmente dada su evidente habilidad, busca sumirse en un trance y hacer que el resto se sumerja con él.
2.
Cuatro músicos acompañan a González. Dos de ellos, percusionistas cuya performance a la mitad de What will , cuando la canción toma vuelo rítmico, provoca que la audiencia se anime con las palmas. Aunque su estilo es austero, tienen más relevancia que en la grabación de estudio contenida en "Vestiges & Claws". El resto de sus intervenciones saborizan, añaden profundidad y, si se quiere, cierto carácter latino. A ratos evocan a Santana, pero en ravotril.
3.
Antes de que se sume la banda, González sale al escenario completamente solo y toca -o más bien acaricia, para ser exactos- Crosses , una de sus canciones emblemáticas. La entusiasta reacción a ese formato sugiere que a nadie le molestaría que siguiera así, lo mismo que le pasa en vivo a City and Colour o Chinoy. Sin embargo, el sueco-argentino gana bastante acompañado. Una canción sin clímax aparente como Deadweight on Velveteen supera la monotonía del registro original y se vuelve transportadora cuando otra guitarra se acopla a ella. Ni hablar del estirón que se pegan Killing for Love , casi-casi bailable por lo visto (mucho cuerpo con ganas de sacudirse en La Cúpula), o Down the Line , rematada con insólito temperamento al cierre del show.
4.
Aunque, en el papel, la mayoría del público hubiese optado por ver a González con su guitarra acústica y nada más, siguiendo el esquema de "Veener", el solista no vino a desafiar sino a complacer. Pese a dejar uno que otro fetiche personal insatisfecho, y de no cumplir deseos poco informados ( Love Will Tear Us Apart de Joy Division no es recurrente en sus presentaciones, para desgracia de algunos quejumbrosos a la salida), cumplió con los covers, finalmente la gran fortaleza de su catálogo. Sus versiones para This Is How We Walk the Moon de Arthur Russell, Hand on Your Heart de Kylie Minogue , y sobre todo Teardrop de Massive Attack y Heartbeats de The Knife, avalan que meterse en camisa de once varas no es tan terrible si se sortean las complicaciones con simpleza.
Andrés Panes
Foto: Peter Haupt
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