Ratos de Porão - Rabiosos roedores

Viernes 8 de septiembre de 2017
El Subte Bogotá
Esta debía ser la cuarta vez que el cuarteto de Sao Paulo se plantaba en Bogotá con su inmisericorde espectáculo. En las tres oportunidades anteriores estuve presente pero solo en una de ellas resultaron bien librados: debut en Rock al Parque con un sonido y turno a primera hora del día que desdibujó su potente efecto; un infortunado regreso en el Teatro La Mama en que el repertorio fue recortado a la mitad por orden policial. La gloria estuvo en Manizales donde en 2013 sacudieron la ciudad cafetera ante 5 mil personas.
Las Ratas de Sótano como podría traducirse su nombre del portugués, finalmente tuvieron revancha en un local pequeño con el público en las narices. Puntales de la vieja escuela hardcore desde los ochenta, los roedores tragaron carne y huesos desde su salida. Todo el respeto hacía los actos nacionales que sirvieron para calentar la noche, pero una vez João Gordo y sus colegas tocaron los primeros acordes nada importó y el infierno se desató en el subterráneo.
Desprovistos de decorados o mayor truco escénico, la banda va golpe tras golpe. Bailas o mueres. El foso estuvo candente, con pogo demencial a lo largo del set unos entraban y otros salían, pero imposible era quedarse quieto. Jão, viejo guitarrista, estuvo a punto en su labor: riffs venenosos. Por su parte la base rítmica era asfixiante.
El evento no falló en su consigna, Thrash y pola, y ríos de la dorada bebida corrieron entre los asistentes. El calor del local y el bajo precio de cada cerveza fue una movida vivaz de la productora. A la medianoche el Subte estaba abarrotado de punkis, thrashers, hardcore y uno que otro perdido. Vaya fiesta.
Canciones de la talla de Crianças sem futuro, Beber até morrer, Sentir ódio e nada mais, el clásico Crucificados pelo sistema más Igreja universal sirvieron para que la adrenalina corriera. De verdad que se valoran estos shows donde el sonido envuelve, la audiencia está metida en la película y la banda, con la mala leche y desenfreno que les caracteriza, estuvo a full de entrega.
Por los temas, los amigos reunidos, el dolor hoy en la nuca y el guayabo presente, imposible no reseñar esta como una cita memorable.
Alejandro Bonilla Carvajal
Fotografías: Khristian Forero
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