Eterna Inocencia en Chile: Arte es disfrutar

Sábado 25 de noviembre. Teatro Cariola
La voz de Guille apenas se distingue. Las casi dos horas transcurridas de concierto comienzan a pasarle la cuenta. A eso se suma el deficiente sonido que se ha hecho presente durante toda la jornada. Aquellos obstáculos, afortunadamente, se tornan secundarios cuando las más de mil personas que repletan el Teatro Cariola comienzan a cantar al unísono A los que se han apagado, uno de los himnos de Eterna Inocencia. Tal vez hoy mi alma lo nota, el invierno, el receso en fin. ¿Dónde está la luz a la cual yo iba o es verdad que ya existía?, corean todos con fuerza.
El concierto está entrando en su recta final y aquel momento se transforma en el corolario de una noche que, pese a las adversidades, terminó con un saldo positivo. Clave en esto fue la pasión que los argentinos desplegaron en el escenario del recinto ubicado en San Diego, y la emotiva respuesta de una fanaticada que en todos los shows de los trasandinos deja la vida.
Pero sí, es difícil hacer caso omiso a todas las deficiencias técnicas que se hicieron presentes a lo largo del show y que, lamentablemente, opacaron una noche que poseía todos los elementos para convertirse en otra de esas citas mágicas.
A las 21.17 horas el quinteto argentino volvió a pisar, luego de dieciocho meses de ausencia, un escenario santiaguino encendiendo inmediatamente los ánimos de los asistentes con Viejas esperanzas, de Las palabras y los ríos (2004), seguida de Abrazo, Trizas de vos y Estuario. Todo marcha relativamente bien, hasta que empezaron a hacerse recurrentes los problemas técnicos, principalmente con la voz de Guille, que a ratos se hacía inaudible.
La cancelación del Rockout Fest terminó provocando que los argentinos se convirtieran en los protagonistas de un acto que en su configuración inicial los tenía relegados a un rol más secundario. Pese a venir esta vez al mando de una productora grande, algo que no es habitual para los argentinos, curiosamente esta fue una de las presentaciones con peor sonido de las que han brindado en el último tiempo.
Cuando los shows de Eterna Inocencia se construyen a pulso y con la autogestión como caballo de batalla se genera una atmósfera distinta, más cercana a la ética en el hazlo tú mismo que profesa la banda y que ha sido esencial en el devenir de la banda a lo largo de sus 22 años de carrera. Ayer faltó esa esencia que le da un toque mágico a las presentaciones de Eterna en nuestro país.
Afortunadamente, es tan fuerte el vínculo construido entre ellos y sus seguidores chilenos que aquellos problemas parecen ser secundarios cuando se contempla la fuerza con que es replicada cada una de las canciones. Clásicos como Cuando pasan las madrugadas, Mi familia, Tus zapatillas América o Le pertenezco a tus ojos desatan un descontrol en medio de esa masa de gente que en ningún momento da señales de cansancio.
Curiosamente, los temas más nuevos son recibidos con la misma euforia que las creaciones de larga data, es el caso de Entre llanos y antigales, como Tus Heraldos, La Radio Comunitaria, Mis Maestros , Verano en tu ventana y Cassiopeia. Y es que ahí está una de las claves para entender la devoción que existe por los argentinos: su historias en estudio conectan con su público de una, sin la necesidad de cuadros comparativos, casi como himnos de vida.
Aquello puede explicar que a más de quince años han transcurrido del auge del punk melódico en Chile y a diferencia de muchas bandas de ese estilo que vieron considerablemente afectada su popularidad, con Eterna Inocencia haya sucedido todo lo contrario. La posición política del grupo y la coherencia con la que suelen actuar siempre, también explica esa devoción que existe por ellos en estas tierras. Aprovechan cada espacio para transmitir mensajes con contenido y contrainformativos. Esta vez no fue la excepción.
Con Weichafe Catrileo culminaron su presentación, generando un intenso circle pit con la canción que homenajea a Matías Catrileo, joven mapuche fallecido a manos de la policía chilena en enero de 2008 y que ayer también fue dedicada a Santiago Maldonado.
Lo de Eterna Inocencia no es novedad. Desde que se presentaron por primera vez en un escenario chileno hace dieciocho atrás forjaron un vínculo con el público que chileno que el paso del tiempo sólo se ha encargado de fortalecer. Las más de mil personas que repletaron el Cariola son el mejor reflejo de ello. Lamentablemente, la de ayer no pudo ser una de noches mágicas que ellos sí saben generar. Basta de corporaciones que se dan la mano subestimando nuestro arte, dice una de las estrofas de Arte es disfrutar, canción que ayer adquirió sentido una vez más.
José Pedro Rossel
Fotos: Francisca Valenzuela Widerström
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