Strung Out: La importancia del apego

Martes 5 de diciembre. Espacio San Diego.
Qué partida. Pasadas las 21.15 hrs, Strung Out entra al escenario del Domo San Diego y dispara Everyday, uno de los pilares de The Element Of Sonic Defiance (2000), álbum crucial para comprender el cruce de metal y hardcore que separó a la banda del resto de la manada. No fueron pioneros, si entusiastas soltados del batallón californiano que llevó el punk al siguiente nivel a mediados de los 90 y la solvencia de su historia se defiende con todo en cada show. Así lo sintieron los 300 asistentes para este debut, en esencia, de la banda, dejando de lado esa bizarra y extraña visita a Ritoque en el marco del desastroso Bowlzilla
Quizás en otro circuito la ausencia de un miembro del peso de Jake Kiley (guitarrista), hubiese sido imperdonable, pero la entrega y energía de Jason y sus partners fue incuestionable. Así lo percibimos todos. ¿Quién no ha tenido un percance familiar? Hubo tantos momentos para atesorar: el pogo y sonrisa uniforme en todos los actores al sonar Too Close To See o ese emotivo homenaje a Tony Sly con la ya clásica y aprobada relectura para Soulmate.
¡Tony Sly!, ¡Tony Sly! Gritaba la gente, muy tocada con los recuerdos de esas monstruosas presentaciones de No Use For A Name en Santiago; efectivamente la falta de Kilety se sintió en las canciones más técnicas (Cult Of The Subterranean), pero es fácil dejar los cuestionamientos de lado al ver la cara de Rob Ramos y su vibra liderando el ataque en cuerdas. Solitaire nos recordó el input melódico de la banda en plena eclosión neo punk y esos míticos compilados de skate noventeros. Otra gran elección en el set.
Difícil no agradecer rescates de la talla de Bring out your Dead, track que refuerza la visión de la banda en imponer antes que nadie quiebres años después usados y abusados en el new metal; Jason Cruz sigue siendo una de las voces en mejor forma de su circuito, versátil y ajustado en todos los roles. Mind Of My Own y The Misanthropic Principle continuaron un sólido cruce de eras.
Pasada la hora de show y con un público absolutamente cautivado, en el bis Strung Out brinda su mirada para Linoleum, la conocida piedra filosofal de NOFX y Bark At The Moon de Ozzy Osbourne, versión instaurada en ese divertido compilado Punk Goes Metal, años atrás. Chris (bajista) y J.Cruz incluso intercambiaron roles, aparte de mostrar su emoción ante la entrega de los fans chilenos.
Sumando la correcta presentación de los locales Childdish y la comunión entre Strung Oout y la gente, pese a la ausencia de un miembro histórico, sumamos otro puente en esta larga historia de amor entre Santiago y el punk melódico. Culto y fidelidad en otra cita para recordar.
Fotos: Juan Maralla
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