Mute y No Trigger en Chile: Intensidad pura
Jueves 8 de febrero, 2018
Arena Recoleta
No importa que el Arena Recoleta se vea a medio llenar. No importa que apenas sean doscientas las personas que se encuentran en un recinto capaz de recibir una cifra cuatro veces superior. Es tanta la intensidad que Mute y el público derrochan en el recinto emplazado en Avenida Einstein, que la escaza concurrencia de asistentes se convierte en un elemento secundario que no logra empañar en nada la realización de un show que se transforma en el cierre perfecto del Festival Skate Rock 2018, interesante propuesta que reunió a cuatro bandas nacionales con dos extranjeras.
La jornada comenzó Cronos Debe Morir, novel agrupación que está tomándose bastante en serio las cosas, lo que quedó reafirmado esta semana con el lanzamiento de su primer EP, el cual tiene un sonido muy bien logrado, y que también esbozaron ayer con una correcta presentación cimentada en un punk que recoge mucho del sonido de Propagandhi. Luego fue el turno de Dizclaimers, otro grupo que le está dando nuevos bríos al punk melódico local con un trabajo que irradia muchas ganas, pero que aún le falta pulir algunos aspectos relativos al sonido.
Correcta presentación también fue la de Unión X Afán, banda oriunda de Copiapó y que se ha ganado un espacio en los circuitos unders gracias a un punk técnico muy influenciado en la propuesta de Belvedere. Tras ellos, se presentó Valium, quienes una vez más dejaron en claro que son una de las mejores bandas del melódico local, algo que no sorprende y que ya han reafirmado en los últimos años compartiendo escenario con grupos de la talla de NOFX, Descendents y Offspring.
Minutos antes de las 22.00 horas salió a escena el primer plato fuerte de la noche, No Trigger, quienes con un acelerado punk con bastantes reminiscencias de Strike Anywhere, realizaron un interesante debut en estas tierras, gracias a un repertorio centrado principalmente en Canyoneer (2006), disco con el que recibieron muchísimas críticas positivas hace once años. Canciones como Tundra Kids o The (Not So) Noble Purveyors of the Third or Fourth Coming fueron coreadas por una enfervorizada fanaticada que se notaba sorprendida de estar viendo en vivo a una banda que difícilmente imaginaron por estos lados. Pese a que a no había mucha gente en el recinto, fueron varios los entusiastas que se las arreglaron para subirse al escenario y realizar uno que otro stage dive, sobre todo con Dried Piss, de Tycoon (2012).
Sólida propuesta de los estadounidenses, quienes presentaron un sonido sobre la media en un recinto que no suele caracterizarse por su buena acústica, y que lleva a preguntarse que hubiese pasado con ellos si su carrera no fuera tan inconstante.
Pasadas las 23.00 volvió a pisar por tercera vez un escenario santiaguino Mute. Es llamativo lo de esta banda canadiense que, sin ser popular, ha logrado construir un estrecho vínculo con una fanaticada que les rinde pleitesía en todo momento. Desde que salieron a escena generaron una conexión irrompible con una fanaticada que respondió con circle pits y stage diving desde que que sonó Resistance, canción escogida para abrir un repertorio que se extendió por cerca de un hora, la que fue seguida por Wolfs Den y Strangers Back Again.
Si hay algo que caracteriza al grupo comandado por su incansable baterista-vocalista Étienne Dionne es la precisión con que ejecutan cada una de las notas que son tocadas a una velocidad endemoniada por parte de una banda un que se ha encargado de sostener la posta del punk de corte más técnico, que a comienzos de siglo tuvo bastante pegada por estos lados. No hubo espacio para respiros en una presentación que se extendió por una hora y que estuvo centrada en las canciones de The Raven (2008) y, sobre todo, de Thunderblast (2011), pero en la que también hubo espacio para canciones del último disco del grupo Remember Death (2006) como Fill the Void y Best of Fights.
El momento más emotivo de la jornada vino con una reversión de Soulmate de No Use for a Name, en un acción que ya se ha convertido en una especie de tradición por parte de distintas bandas del estilo para continuar homenajeando el legado dejado por el fallecido Tony Sly. Una interpretación acústica de To Be with You, canción original de Mr. Big, y una potente Bates Motel, que fue coreada por una decena de fanáticos que se subieron al escenario, se convirtieron en el corolario de una entretenida jornada de skate punk, estilo que si bien está lejos de sus años mozos en términos de convocatoria, aún conserva una fiel fanaticada que hace pensar que todavía hay chances para repuntar.
Pedro Rossel
Fotos: Ignacio Gálvez
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