Enemies of the Cross 2: Porque Recoleta Tiene Festival
Enemies of the Cross 2
Arena Recoleta - 17 de febrero 2018
Santiago - Chile
El cartel ya asomaba como la fiesta metalera del verano: Frank Blackfire, Whiplash y Merciless como cabezas de serie de un festival que tendría como sede el entrañable arena Recoleta. Eso sí, nadie esperaría que tuviera tal éxito, con un lleno total, un público ordenado dentro de todo y sonido tan potente que incluso se cortó tres veces la energía. Con al menos unas 50 personas, a las 14:30 de la tarde comienza puntual Enforcer, quienes bajo el quemante sol tocaron canciones como Death Aggresor, Ritual of Destruction y Violent Speed Assault, con la cual cerraron su set de media hora que tuvo un sonido muy potente y también una pequeña falla, donde una de las guitarras dejó de sonar y el músico afectado, en una jugada notable, bajó a la cancha a apoyar a sus compañeros cantando y siendo aplaudido por los asistentes. Los segundos en subir al escenario fueron los brasileños Power From Hell, quienes en poco más de cuarenta minutos y con un poco más de gente, debutaron en nuestro país con canciones como Caligula, Pressurized Meltdown, Tormentor y el tema que le da nombre a la banda. Con un sonido muy clásico y potente agradecen a los presentes por estar apoyándolos desde tan temprano.
Aduciendo que Aquí Habita el Espíritu del Diablo, Death Living se presenta desde las 16:12 con un sonido no tan pulcro como sus predecesores, a tal punto que una de las guitarras subía y bajaba su volumen a cada minuto. Sin embargo, los casi 200 espectadores a esa hora aplaudieron de igual manera su trayectoria de más de 25 años, por lo que el sonido no importó mucho. Casi a las 5 de la tarde, fue el turno de Horrifying, quienes siendo la primera banda con telón de fondo y tomando Jägermeister durante todo momento, prendieron a la gente con temas como Psychopatic Behavior, quienes aprovechando que había más sombra, armaron los primeros mosh de la jornada. La nota más diabólica hasta esa hora la puso Kratherion, quienes desde pasadas las 18 horas y con cruces invertidas colgadas, además del bajista enmascarado, dieron paso a un oscuro ritual lleno de melodías brutales que dejaron a cada persona con el Alma Envenenada. Además, avisan que pronto sacarán su nuevo disco luego de media hora de presentación que es bastante aplaudida pero con un público pasivo, quizás por el calor reinante.
Luego de esto vino un segmento atípico para este lugar, puesto que se hizo promoción al Evil Confrontation Festival, que se realizará en Mayo de este año en la hacienda Picarquín, con una pelea de espadas al estilo medieval en el centro de la cancha. Todos los asistentes quedaron fascinados con esta intervención, esperemos que el próximo evento se realice con mucho éxito. Terminando esto se vino Massive Power y su sonido directo desde la Bay Area. Un thrash muy clásico lleno de guiños a las bandas insignes del metal ochentero, con canciones llenas de Groove, solos gancheros y un público vuelto loco desde el minuto uno de la performance de una banda que se mantiene conocida sólo por el boca a boca. Ojalá sigan con este éxito, ya que, de las bandas chilenas que se presentaron, fueron la más aplaudida. Luego vino el turno de Violent Attack con un Arena casi lleno y canciones como La Masacre Final y Empire Return. Tomando cerveza hasta por los codos y admitiendo que están un poco borrachos, comenzaron un caos de proporciones, a tal punto que en la mitad de su show, se cortó la luz por unos minutos. A pesar de eso, la banda y público se complementaron de gran manera y sus minutos arriba del stage se pasaron volando, como la mayoría de los números de este sábado.
Merciless es una banda que se ha mantenido en el under durante más de 30 años, debutaba en Chile siendo uno de los números más esperados del día. The Awakening fue la encargada de abrir los fuegos con un sonido nítido y muy potente. Los suecos no dieron respiro con Cleansed By Fire y Land I Used To Walk. Roger Pettersson, vocalista de la banda, agradece la espera paciente al público por su debut en estas tierras, mientras lanzaba temas del tamaño de Realm of The Dark y Unearthly Salvation. Lamentablemente, dentro de su performance, la energía se cortó dos veces, provocando pifias y lanzamientos de artefactos, desde latas de cerveza hasta un fuego artificial que todos aplaudieron un poco asustados. La fiesta continuó con Pure Hate y Souls of the Dead, con la cual cerraron su show que, a pesar de los inconvenientes, fue una gran primera vez de los escandinavos quienes entregaron todo de sí para el público que abarrotaba el recinto de Recoleta.
El poder y el dolor vinieron de la mano de Tony Portaro y compañía. Whiplash subió al escenario esperando la revancha de su accidentado show en el mismo recinto hace ya varios años. Con el mejor sonido de la jornada, el trío estadounidense dio todo en el escenario, provocando unos mosh inmensos en la cancha, el eximio guitarrista preguntaba a cada momento si la gente lo estaba pasando bien, mientras Dank DeLong en el bajo fue el mejor acompañante de Portaro con mucho carisma mientras sonaban canciones de su trabajo más clásico, "Power and Pain", como el tema título, además de Red Bomb y War Monger. Tom Tierney, baterista del grupo, entregaba todas sus energías sin fallar ningún golpe en una presentación que se hizo cortísima, cerrando todo con Power Thrashing Death, entregando uñetas y baquetas a un público que, a excepción de algunos que se quisieron subir al escenario y arruinaron el micrófono de Tony, se comportó a la altura de un festival como este.
Ya a la medianoche vino el broche de oro con los últimos bailes desenfrenados del respetable al ritmo de clásicos de Sodom y Kreator de la mano de Frank Blackfire y sus amigos, quienes en poco más de cuarenta minutos de violencia y sodomía, entregaron temas del tamaño de People Of The Lie, Sodomy and Lust y Agent Orange con una potencia increíble aunque el sonido no fue el óptimo. Tired and Red fue una de las últimas canciones en sonar para que las más de diez horas de metal consecutivo tuvieran un final más que feliz y con un balance positivo. Blackfire, quien se volvió a integrar hace muy poco a Sodom, agradeció la entrega del público chileno e incluso detuvo una pelea de dos mujeres dentro del recinto, pidiendo que sólo hubiera diversión, no violencia en su show. Aplaudido a rabiar por un arena Recoleta repleto, se dio el cierre a una jornada de tintes históricos, con bandas nacionales exportables e invitados de lujo. Cada grupo tuvo puntos altos, se vio una hermandad metalera durante todo el evento entre los asistentes y, por sobretodo, se notó que un lugar tan vapuleado en su momento como este recinto de la capital, recibió un retoque de la organización que ayudó bastante a la realización de un gran festival que dejó con la vara alta a su tercera edición, confirmada desde ahora. Recoleta tiene festival y el espíritu del Diablo habitó entre nosotros una vez más.
Samuel Acevedo Rioja
Fotos: Juan Pablo Maralla
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