Ritchie Blackmore's Rainbow: La leyenda y el chileno

Viernes 13 de abril, 2018
Hartwall Arena, Helsinki, Finlandia
La ciudad blanca del Norte fue una de las cinco locaciones escogidas por Ritchie Blackmore para albergar la mini gira Memories in Rock 2018 que arrancó el pasado 08 de abril en tierras rusas, con el Olympisky Hall en Moscú y el Ice Palace en San Petersburgo repletos y aclamando a esta nueva encarnación de Rainbow, comandada por el legendario guitarrista y que incluye al vocalista chileno Ronnie Romero (Lords of Black), el tecladista Jens Johansson (Stratovarious), el bajista Bob Nouveau, el batería David Keith, y en las voces de apoyo Candice Night, esposa del guitarrista, y Lynda Lynn.
El show comenzó con la clásica introducción Over the Rainbow , para después dar paso casi sin pausa a la rápida Spotlight Kid del álbum "Difficult to Cure", emulando a su "Live in Japan" de 1984. Ritchie Blackmore demostró de inmediato que a sus 73 años recién cumplidos, mantiene el vértigo en sus riffs. Para mantener la intensidad siguió el hit I Surrender , en donde sonó clarísimo el inconfundible efecto inicial de la guitarra. A esas alturas, para las más de doce mil personas que estaban en el Hartwall Arena, quedaba claro que estaban frente a un show de primera clase. Sin embargo, la mayoría del público finlandés permanecía en un extraño letargo. Traería consecuencias, ya lo veremos.
El show continuó con el imponente y melancólico riff de Mistreated del álbum "Burn" de Deep Purple. Y con la interpretación de este tema, se viene a la memoria la opinión de un medio español que aseguraba que Blackmore pudo haber sido superado en efectismo o virtuosismo por figuras posteriores, pero en cuanto al sentimiento que extrae de la guitarra, sigue siendo el número uno. Con su interpretación de Mistreated transportó a la audiencia a las mejores jornadas de los 60 y 70. Luego vendría Down to Earth , Since Youve Been Gone en donde el público pareció despertar de la mano del conocido coro de este tema, para luego dar paso a la legendaria Man on the Silver Mountain con un pase al clásico de Deep Purple Woman from Tokyo , para luego volver al himno de la época con Dio. El ciclo hard rockero continuaría con las macizas Perfect Strangers y Sixteenth Century Greensleeves .
La pausa vendría en formato acústico con la emotiva balada Soldier of Fortune , un regalo para los sentidos estimulados aún más. Más tarde sería el turbo de la ondera All Night Long . A esa altura la banda mostraba todas sus fortalezas, con un Johansson aplicado y virtuoso en los teclados, David Keith potente y preciso en las baterías y un aplicado Bob Nouveau, mientras Night y Lynn daban la atmósfera correcta a los temas y trataban de animar al público. Mención aparte merece el trabajo de Ronnie Romero. Si ya es un mérito ser escogido por una leyenda del rock como Blackmore, un personaje que además no ha tenido problemas en despedir a músicos de la talla de Ian Gillian o Roger Glover, se debe valorar que Romero debe cubrir el registro del mencionado Gillian, Ronnie James Dio, Coverdale, Joe Lynn Turner y Graham Bonet. No sólo lo hace bien, sino de manera soberbia. Quedó graficado, por ejemplo, en la interpretación del clásico Child in Time , calificada por la prensa local como épica. El vocalista alcanzó sin problemas los tonos altos de esta desgarradora canción, y el dialogo entre los teclados de Jens Johansson y la guitarra de Blackmore funcionaron a la perfección. Fue uno de los puntos altos de la noche.
Posteriormente, David Keith descargó toda la artillería de su batería con la icónica introducción del drama épico del clásico álbum "Rising", Stargazer . Todo el virtuosismo de Blackmore nuevamente apareció en el famoso puente de la canción, en el cual su solo y la escala musical ascendente van contando la historia sin palabras del malogrado mago que quería alcanzar las estrellas con la esclavitud de muchos y que termina estrellado en la arena, sobre la cual se eleva un arcoiris.
Acto seguido, la banda despachó uno de sus mayores éxitos, Long Live Rock n Roll , lo que anunciaba el cierre. Sin embargo siguió otra joya, esta vez de la época de Deep Purple, Burn , interpretado impecable por la banda. El grupo se retiró del escenario y se suponía que vendría el encore que incluiría Smoke on the Water o Black Night , pero no sucedió. Al parecer la pasividad y el silencio de gran parte del público nórdico determinó que había sido suficiente. Y si se debe hacer mención a algún punto bajo de la cita, fue precisamente la asistencia. Si bien las entradas se agotaron con meses de anticipación y el Hartwall Arena se repletó, la gente tenía la actitud de estar viendo un DVD en casa, en vez de estar observando a una leyenda entregando sus mejores éxitos en un recorrido que repasa su rol en clave rock.
Luis Martínez
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