The Kooks: A fuego lento

Martes 8 de mayo, 2018
Teatro Teletón
Fue en junio del 2009 cuando The Kooks debutó en Chile. En ese entonces, el público que llegó al Teatro Caupolicán se destacó por el recibimiento del público, totalmente enfervorizado por la presencia del conjunto británico, cuyos dos discos publicados para aquel momento habían recolectado buenos comentarios y singles exitosos. Casi nueve años después, la postal es de un contraste sorprendente. A pesar de que los de Brighton no han dejado de entregar buenas canciones, el entusiasmo de la fanaticada es pálido. Eddies Gun y Sofa Song -las dos primeras del set- parecían tener el empuje suficiente para una fiesta, pero la gran mayoría de los asistentes no conectó (excepto, claro está, los situados en primera fila). Algunos despertaron con Be Who You Are y Ooh La La, pero ni la interpretación temprana de Do You Wanna -punto alto seguro a lo largo de su carrera- modificó mucho panorama. El vocalista Luke Pritchard buscó una y otra vez la conexión, que se dio a cuentagotas. Lejísimos eso sí de la decepción, el concierto tenía potencial de alcanzar temperaturas más altas. El grupo estuvo lejos de sentirse como The Beatles.
El quinto concierto de The Kooks en el país se dio en una jornada musical de varios contrastes. En el mismo día tuvimos en vivo el jazz multifacético de Thundercat (Teatro Nescafé de las Artes), mientras que en el Movistar Arena vivíamos la última misa negra de Ozzy Osbourne. Los ingleses estaban recorriendo su historia, una discografía de cuatro títulos y varios hits. La fórmula acusa domicilio en el indie, pero con una preparación fuertemente anclada en el rock pop británico, en que el coro es importante. Ahí tenemos a Junk of the Heart (Happy), contagiosa a rabiar; Naïve y su aliento funk, junto con Is It Me?, deudora en parte del rock garage que revitalizó la escena a principios de siglo. Empero, las mejores canciones de The Kooks llegan cuando la guitarra acústica abraza el protagonismo, descubriendo cómo la escuela de The Beatles sigue dando resultados: Shine On, Sway, Seaside y Rosie, esta última interpretada de forma sorpresiva -no estaba incluida en el set- y parcial, una petición de los fanáticos que esperaron a los músicos en el aeropuerto.
No Pressure fue la sorpresa en un concierto centrado en saludar a los grandes éxitos de The Kooks. Se trata de un adelanto del próximo álbum, que podría ver la luz durante el segundo semestre. El track mantiene imperturbable la propuesta. Una continuidad que es un arma de doble filo: pese a su aceitada maquinaria para facturar buenas canciones, a músicos tan jóvenes se les debe exigir más. El tibio recibimiento en su regreso a Santiago podría ser un llamado de atención.
Jean Parraguez
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